Las mujeres son más vulnerables a padecer efectos de la depresión por las exigencias sociales y la carga emocional que juegan en las relaciones afectuosas y familiares, consideró Rocío Arreguín Moreno, académica del Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Sonora.
En entrevista, indicó que la población femenina, en su mayoría, carga con deberes emocionales de otras personas que integran el núcleo familiar y por ello, tiene mayores índices de depresión por las cargas sociales y las exigencias de los roles que se han acumulado al paso de los años.
Expresó que el amor es una emoción y está considerado como una mezcla de felicidad que nos da satisfacción, identidad, sentido de pertenencia y nos completa como seres humanos, pues el amor se experimenta en múltiples relaciones como de madre, hija, nieta, pareja, amiga, compañera; sin embrago hay una exigencia social sobre el amor romántico, el cual es establece como una pareja sentimental estable.
“Implica una connotación importante de tener estabilidad y amor en algún sentido, en lo socialmente establecido, construido, visualizado como un compromiso en un contexto social que exige relaciones tanto simples y complejas”, añadió.
Como ejemplo, citó a las redes sociales donde se marca la necesidad de poseer seguidores, comentarios de amigos y conocidos, así como reacciones a las publicaciones, las cuales pueden generar una sensación de pertinencia, mientras que por otro lado pueden producir ansiedad y tristeza, que se puede volver crónica y volverse en un estado depresivo.
“En ese sentido el vacío se vuelve profundo porque las exigencias sociales van cambiando y si no vas teniendo éxito te vas aislando por no cumplir las grandes exigencias”, mencionó.
Para combatir la depresión, recomendó estar alerta y conscientes de los primeros signos para hacer una contraparte, por lo regular se puede presentar en trastornos en hábitos del sueño, apetito, nivel de energía bajo, falta de concentración, comportamiento diario o autoestima y en el extremo de los casos puede asociarse con pensamientos suicidas.
También hay una ola de una filosofía de no consumismo que tiene que ver con la cultura feminista y siempre está el apoyo no solamente las redes de amistades, sino también el apoyo profesional en terapia individual o grupal.
Arreguín Moreno sostuvo que todo ser humano, en cualquier edad, necesita el abrazo, cercanía y contacto con otros, pero hay una marcada tendencia en la adolescencia que hay que cuidar y se ha visto en los niveles de suicido en etapas tempranas de edad y con mayor frecuencia en el sexo femenino.
“Hay que entender que la depresión exige una construcción social que demanda a ciertos segmentos de población en mayor medida y lo que corresponde a la Universidad es de construir esos saberes y poder tener herramientas de educación de pensamiento crítico y de servicios profesionales que puedan prevenir y atender casos”, subrayó.