Debido a que el suicidio es una estadística en ascenso se requiere atención directa a los grupos más vulnerables con programas de prevención socioeducativa en los planteles escolares, aseguró Blanca Aurelia Valenzuela, docente de la Universidad de Sonora quien participó en la Cátedra Internacional: Pensar en América Latina frente a los ODS – Agenda 2030.
En su participación en el Cuarto Encuentro Virtual “La Universidad Latinoamericana frente al pos pandemia como una oportunidad de transformación” realizado el viernes y sábado 1 y 2 de octubre, la académica de la División de Ciencias Sociales dijo que es preciso atender los problemas socioemocionales de los estudiantes para evitar que el suicidio siga en ascenso en las estadísticas.
Blanca Valenzuela expuso en su conferencia ‘Educación inclusiva, factores psicosociales asociados a la conducta suicida’ los resultados de un estudio aplicado en planteles escolares de Guaymas y Empalme, señalando que como variables de la ideación suicida destacan la depresión, el grado de autoestima y el funcionamiento familiar, primordialmente.
La docente de la licenciatura en Psicología de esta casa de estudios dijo que es preciso trabajar con los padres y los jóvenes, especialmente de entre los 12 a los 18 años, brindándoles información sobre cómo afrontar los distintos factores de riesgo, acoso y la conducta suicida que se genera en ellos como consecuencia de su entorno,
“Como sociedad, debemos contribuir en el suministro de acciones de capacitación para la práctica de conductas alternativas a comportamientos de riesgo, como son el aprendizaje de habilidades sociales, programas de activación física, enseñanza de técnicas socio-afectivas, educación inclusiva, técnicas de comunicación y grupos de autoayuda”, añadió.
Blanca Valenzuela precisó que hay que poner especial énfasis en una educación integral que contribuya a formar niños, niñas, adolescentes y jóvenes conscientes de la pluralidad social con respeto a la diversidad humana.
Asimismo, señaló que debe haber responsabilidad de las instituciones para legitimar las dinámicas de inclusión con una perspectiva interdisciplinar que se sustente en principios de equidad y justicia, y que las aulas sean un lugar de mediación entre una estructura social e individual asegurando la equidad y la calidad en la educación en todos los alumnos sin importar sus características, necesidades, intereses, capacidades habilidades y estilos de aprendizaje, entre otros.
La investigadora añadió que la prevención es tarea de todos y de todas y por ello, hay que escuchar y dejar que los jóvenes se expresen, hay que convivir, realizar actividades ocio y de recreación y de carácter físico.
También hay que trabajar con la autoestima de los muchachos y muchachas, con sus proyectos de vida, sus habilidades sociales, su empoderamiento, su inteligencia emocional, inclusión social y restructuración cognitiva, buscando la modificación de su conducta, afrontamiento del estrés, la comunicación familiar, su interacción con redes de apoyo social, valores, apoyo a su psicoeducación y la construcción de una cultura de paz.
“Realmente, necesitamos modelos educativos orientados al aspecto socioemocional para fortalecer las capacidades y las acciones, así como también el bienestar psicoemocional, pues esto es definitivo para influir en los aspectos que, de alguna manera, derivan en la ideación del suicidio que ahora, es una estadística en ascenso”, precisó.