Justicia social, eje transversal en la educación superior: Guadalupe Flores Verduzco

Jesús Alberto Rubio//

La actual pandemia por covid-19, además de provocar una paralización social y económica dibujando un escenario lleno de incertidumbre, cuestionando nuestras forma de vida y necesidades, nos ha llevado a pensar cómo vamos a superarla y a replantear el paradigma de la educación superior, afirmó la académica Guadalupe Flores Verduzco al participar en la Cátedra Internacional Pensar en América Latina frente a los objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS).

La profesora investigadora del programa académico de Psicología del Departamento de Ciencias Sociales del Campus Caborca, destacó que, dentro de este proceso, la justicia social representa un buen referente desde el cual mirar los desafíos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible dentro de una sociedad global actual que sigue inequívocamente desigual.

“Esta grave crisis sanitaria que ha afectado de diferentes maneras a vastas regiones del mundo, sin duda, obliga a replantear las prácticas educativas, transformándolas a lo digital que tanto estamos desarrollando, vinculándolas a una profunda reflexión crítica y constructiva.”, expresó al exponer su conferencia Justicia social como eje transversal en la educación superior para contribuir a los ODS.

Consideró la importante de dimensionar el valor de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, en la escuela, entre los docentes quienes deben conocer la realidad social; la formación continua, las nuevas metodologías docentes y lograr una educación que evite la exclusión social.

“Hay una esperanza en este tiempo en que tenemos que pensarnos como sobrevivientes del covid, inmersos en currículos diferentes, con temas nuevos, como justicia social, paz, inclusión, entre otros, siempre con enseñanza renovada pensando en que la educación y el mundo debe ser más justo”, expresó.

Justicia social y equidad educativa
Flores Verduzco, doctora en Psicología, y maestra en Educación Especial, señaló que es imprescindible trabajar para alcanzar una sociedad la justicia social, pero hablar de ese concepto resulta difícil definirlo por ser un término muy amplio.

“Es una virtud por la cual las personas van a dirigir sus acciones hacia el bien común; asimismo, sobresalen en primer lugar de todas las cualidades humanas porque éstas apuntan hacia esa rectitud de la voluntad que tenemos en nuestras interacciones con los demás”, dijo.

Cuando hablamos de justicia social, reiteró, implica la promoción del acceso a la educación y la equidad para asegurar la plena participación en la vida social, particularmente en aquellos que han sido sistemáticamente excluidos por cualquier característica o pertenencia a grupos, etnia o religión.

“La justicia social se va a asentar sobre la convicción de que todos los seres humanos deben tener un trato equitativo, un apoyo para alcanzar sus derechos y también a una distribución justa de los recursos sociales”, precisó.

Sin embargo, reconoció que cada contexto supone distintas perspectivas y posiciones políticas, las que pudieran ser contrarias en función de los grupos dominantes o los que han sido históricamente oprimidos.

Tipos de justicia social
La académica universitaria habló en su exposición de cuatro tipos de justicia social: la distributiva o económica, la cultural, la asociativa y la del desarrollo.

“La primera ayuda a garantizar la igualdad de oportunidades y también un nivel de vida mínimo; la segunda, incluye el reconocimiento de una persona, tanto en un terreno individual, como parte de un grupo étnico; la tercera se refiere a fomentar la participación de todas y todos; y la cuarta, implica aún más la educación, la cual significa un compromiso para desarrollar las capacidades plenas de las personas”, dijo.

Flores Verduzco también añadió a esa parte conceptual, la idea tridimensional que dijo contribuye a proporcionar un marco para actuar en una educación para la justicia social. Habla, añadió, de la redistribución de bienes y recursos, del reconocimiento de personas y culturas, y la representación o participación social.

“Es entonces que, a partir de esta propuesta multidimensional, se reivindica el carácter activo de la justicia social, sin que ésta no sea algo estático, sino un proceso que se definirá en función del contexto cultural, la sociedad y el momento histórico que se viva”, dijo.

Afirmó que prueba de ello en la actual transición sanitaria, puede verse que, efectivamente, la justicia social tiene un carácter activo, sin quedarse en sólo definiciones teóricas.

Planteó que, relacionando justicia social y desarrollo sostenible, la ONU reconoce tres dimensiones de acciones en ese campo: económica, social y la ambiental.

En este evento, señaló, se han visto precisamente todas esas cuestiones, como las conferencias relacionadas a la enseñanza e investigación en la eficiencia energética, temas de sustentabilidad ambiental, el modelo de comunicación educativa en la actual contingencia sanitaria; la educación inclusiva (personas con discapacidad y conducta suicida), así como la integración de la interculturalidad y la perspectiva de género.

Guadalupe Flores consideró que esas dimensiones propuestas por la ONU dan lucimiento para desarrollar programas que mejoren la calidad de vida de la población mundial.

Desarrollo sostenible
La expositora hizo referencia la Agenda 200 de la ONU, la cual destacó es universal para el desarrollo sostenible mediante 17 objetivos y 169 metas que ofrecen un modelo de ciudadanía global con los valores y actitudes claves que se necesitan desarrollar para lograr una población mundial responsable.

“Nos guían a debatir de manera informada y crítica y también apoyar a los organismos que necesitan realizar actividades en favor de una justicia global”.

Indicó que los ODS y la justicia social son dos términos que no se pueden separar, estando intrínsicamente unidos entre sí y que por supuesto, aportándose mutuamente.

Relación con la educación superior
En su intervención se preguntó cómo se relaciona la justicia social y la educación superior, y afirmó que hablar de ello es hacer referencia a la desigualdad social y la relación que hay con la universidad.

“Este tema no es nuevo y no se deriva a partir de la pandemia, sino que básicamente esta problemática se remonta desde el origen de la propia institución donde la masificación del acceso a la educación superior genera esa desigualdad en ocasiones y la justicia social queda como materia pendiente del gobierno.

“Podemos ver que en esas situaciones de exclusión muchas veces se habla en términos de pobreza, etnia, de ruralidad y desigualdad educativa. Hay mucho por hacer, pero estamos en ese camino”, dijo.

Mencionó que en todos los países del mundo se han diseñado políticas e implementado acciones con positivos resultados. “Muchas veces podemos decir que no hay un avance, pero lo cierto es sí lo hay, claro, a veces más lento de lo que esperamos”. Por ello, afirmó, resulta fundamental se analice toda evidencia disponible para dar cuenta dónde se ha avanzado y cómo ajustar procesos desde las políticas públicas.

Sin duda alguna, subrayó, hay que discutir cómo darle más y diferente ayuda a los que necesitan en el sistema educativo. Es aquí advirtió, donde entra una parte fundamental de la justicia social, como es la pertinencia en la enseñanza.

“Esto nos habla entonces de buscar y analizar esa pertinencia de nuestras actividades educativas, de pedagogizar la equidad, de encontrar mecanismos desde el currículo, la formación docente, materiales educativos que generen innovaciones permanentes y que impacten en todos los estudiantes “y como lo mencioné en un principio, la justicia social está enfocada especialmente en esas personas de poblaciones vulnerables”.

Añadió que indudablemente hablar de justicia social en ese proceso, lleva a la equidad educativa, la cual significa darle a cada escolapio lo que necesita para que pueda explotar su potencial de desarrollo humano al máximo.

Guadalupe Flores Verduzco invitó a educar a los estudiantes para que estén conscientes de la pluralidad social, que respeten la diversidad humana, la equidad y justicia, la comunicación con la familia con redes de apoyo y la prevención de problemas relacionados, por ejemplo, la inteligencia emocional y la autoestima, entre otros, lo cual al final impactan en que las y los estudiantes puedan tener esa equidad educativa.

“Es importante promover la igualdad de capacidades encaminadas a ser o hacer, lo que por supuesto supone se les dé acceso a los bienes y servicios, además de incidir en los mecanismos y procedimientos educativos que transformen esas habilidades y potencialidades de los estudiantes”.

Asimismo, planteó que no se debe dejar de lado la dimensión política porque ésta ayuda desde la educación a que las sociedades sean más democráticas y que por supuesto se dé el reconocimiento y la participación de todos los involucrados en la educación.

Ciudadanía global
Flores Verduzco dijo que la educación tiene un papel clave en la consecución de los objetivos del desarrollo sostenible porque afecta a la concepción que se tenga de la educación para la ciudadanía global, la cual es un medio para poder organizar y trabajar hacia una sociedad que sea más justa, solidaria y equitativa.

“Nos va a ayudar a determinar qué saberes deben adquirirse y como deberían de tratarse en los planteles educativos; por ello, la educación para la ciudadanía global es parte fundamental en la justicia social en la educación superior a través de los objetivos de desarrollo sostenible”, reiteró.

Es importante mencionar, comentó, cómo los actuales contextos sociales, culturales y políticos, dificultan ese tipo de educación y procesos de aprendizajes que se tornan reflexivos dentro de la enseñanza formal.

Por supuesto, apuntó, los aprendizajes reflexivos llevan a tener tiempos más pausado en la educación ya que actualmente se está en una modernidad “líquida” donde existe lo que calificó como una volatibilidad y una incertidumbre constante que van a dificultar el pensamiento crítico de los estudiantes.

“El pensamiento crítico va decayendo por factores como el síndrome de impaciencia que genera que los estudiantes perciban problemas como que “el maestro es muy lento, o aburrido”, lo que le lleva a optar por tomar “atajos en el aprendizaje y obtenerlo a veces más rápido y superficial, obteniendo así un conocimiento muy relacionado o vinculado al consumismo sin valor para el futuro, dijo.