Al hablar de enseñanza-aprendizaje debemos partir de que la primera necesidad del alumno es saber aprender, saber aplicar sus conocimientos para modificar los entornos sociales y materiales, saber convivir en solidaridad y respeto ciudadano, hay que formarlos para transformar su entorno, cuidar su vida para transformarse a ellos mismos y con ello a su sociedad, buscando el bienestar para todos, señaló Adriana Olvera López.
Con la conferencia Educación media superior: presente y futuro, la directora de área de la Subsecretaria de Educación Media Superior de la Secretaria de Educación Pública participó en el VII Congreso Estatal de Ciencias Exactas y Naturales, donde presentó algunas variables de deserción en la trayectoria de la educación básica a la educación superior (2001-2018). “La estadística educativa muestra que en el nivel de educación media superior se presentan los mayores porcentajes de abandono escolar”, destacó la ponente.
“La educación media superior tiene que ofrecer alternativas valiosas, habrá jóvenes que si quieran entrar a la universidad, habrá quienes decidan ser técnicos, y si alguien decide ingresar al mercado de trabajo, que lo haga en condiciones dignas; lo que compete a la educación media superior es garantizar que cada opción formativa sea lo suficientemente de calidad para que quienes transiten por ella tengan el derecho de diseñar un trayecto de vida digna, que les permita nuevos horizontes y no que les limite”, añadió.
Olvera López, quien atiende temas académicos y de aprendizaje socioemocional y convivencia escolar en la Subsecretaría de Educación Media Superior, mencionó que los desafíos que tiene la formación científica de los jóvenes en el bachillerato, son compartidos también en otros niveles, como en la educación superior, y con la modificación del artículo tercero constitucional se ocupa de una comunicación y trabajo colaborativo entre todos los niveles educativos.
Refirió que los jóvenes necesitan encontrar sentido al acudir diariamente a la escuela, pero un sentido más allá de lo académico, pues las escuelas son espacios de socialización donde también se llevan a cabo la reproducción comunitaria y donde ocurren diversas cosas que tienen que ver con una función más amplia de la educación media superior.
“Hay que ampliar el sentido que tiene la educación media superior, no sólo se forma a los alumnos para salir al trabajo o para entrar a la universidad, está para que los formemos en la identidad, en la responsabilidad ciudadana, en la transformación y participación social; hay una presión por solo el logro académico y eso no es suficiente, de ahí el planteamiento de la nueva reforma educativa: la Nueva Escuela Mexicana”.
La Nueva Escuela Mexicana, base del modelo educativo, busca crear un sistema educativo nacional sobre cinco pilares fundamentales: equidad y calidad, revaloración del magisterio, arte y educación física, niños, niñas y jóvenes al centro, y la inclusión del civismo.
Este nuevo modelo educativo que plantea el artículo tercero constitucional, consagrará el principio de obligatoriedad de la educación superior, y se añadirán los principios de integralidad, equidad, excelencia y universalidad en la educación que imparte el Estado, atención prioritaria a los sectores más vulnerables, un trato incluyente y diferenciado en relación a la identidad regional y énfasis en la educación indígena.
Al consagrar la obligatoriedad de la educación superior, se requiere que instituciones como la Universidad de Sonora trabajen de manera colaborativa con los otros niveles educativos, tal como lo han estado haciendo al abrir las puertas a diversas actividades formativas como ferias, congresos, concursos, exposiciones, actividades de difusión y divulgación científica que involucran a niños y jóvenes, pero también a sus maestros, finalizó.