A pesar de que Sonora cuenta con las condiciones ‘ideales’ para la producción de biocombustibles, no existe interés en industriales y empresarios para desarrollar esta actividad, consideró el investigador Jorge Ontiveros Larios.
El especialista en el área de energía habló a estudiantes y docentes del Departamento de Investigaciones y Posgrado en Alimentos (DIPA) sobre las biorrefinerías y las oportunidades para México y Sonora.
En su exposición, dijo que en México, desde 2008, hay una ley que autoriza y favorece a la construcción y funcionamiento de este tipo de refinerías formales, siendo ocho las que funcionan de manera formal en diversos estados, aunque la mayoría están en Tamaulipas.
“La Ley de Promoción y Desarrollo de Bioenergéticos –de 2008- es una ley que fomenta la producción de biocombustibles y desarrollo de estas tecnologías, y aunque fue promulgada hace diez años, sólo existen y funcionan ocho biorrefinerías formales para la producción de etanol”, comentó al señalar que operan legalmente con los permisos de la Secretaría de Energía.
Recordó que las biorrefinerías son industrias que procesan combustibles, pero no a partir del petróleo, sino de aceites vegetales, de componentes biológicos, plantas, residuos agrícolas y algas entre otros productos naturales.
Refirió que, en Latinoamérica, Brasil es el país que más biocombustibles produce, y del total de las gasolinas que consume, el 45% es etanol que no proviene del petróleo, sino de la producción de azúcar y sus residuos.
Añadió que México requiere impulsar la producción de este tipo de combustibles porque no tiene el petróleo ni la capacidad de reproducción suficiente, pero si tiene gran potencial agrícola para la producción de biocombustibles.
Es el caso específico de Sonora, explicó, que tiene gran potencial agrícola, innovador, emprendedor, pero hace falta una coordinación muy fuerte entre agricultores e industriales que procesen estos productos y los conviertan en combustibles, así como empresarios que participen en la administración, financiamiento y gestión de estos proyectos.
“No es sencillo, son importantes y con mucho potencial, pero no existe un manualito, un caminito hecho”, expresó al señalar que aun así hay organizaciones y empresarios que están desarrollando estas ingenierías integrales para poder impulsar este tipo de empresas.
En este sentido, añadió que la firma InTrust Sinaloa Bio— trabaja muy de cerca con la Universidad de Sinaloa en este proceso, y esperan desarrollar ingenierías integrales con la Universidad de Sonora, institución con la que también la empresa tiene un convenio de colaboración.