La experiencia educativa es una argamasa, una mezcla diversa que articula lo que se ha vivido en el tiempo de contingencia sanitaria provocada la covid-19; mientras que por otro lado, la influencia que tiene lo socioemocional en el proceso de enseñanza es esencial, por lo cual se requiere una estrategia acción socioafectiva por parte de los gobiernos ante el inminente regreso a clases presencial o de manera híbrida, consideró Luis Medina Gual, investigador de la Universidad Iberoamericana.
En un estudio que se realiza a nivel nacional en varios estados de la república, que lleva por nombre Educar en contingencia. Un análisis desde lo pedagógico, psicológico y tecnológico, que es coordinado por Medina Gual, revela que todas las variables articuladoras en un proceso de enseñanza aprendizaje se relacionan con los factores psicoafectivos, concepto central que tiene mayor peso sobre la planeación y el uso de las nuevas tecnologías.
Durante su participación en el VIII Congreso Estatal de Ciencias Exactas y Naturales, que tuvo como sede a la Universidad de Sonora, el coordinador del Doctorado Interinstitucional en Educación de la Universidad Iberoamericana, explicó que el estudio surgió como necesidad de investigar las líneas sociales, conductuales y tecnológicas que estaban interviniendo en los procesos de aprendizaje significativo de los estudiantes de todos los niveles educativos.
El proyecto de investigación tiene como objetivo analizar las experiencias educativas de los estudiantes y docentes de diversos niveles educativos durante el periodo de contingencia sanitaria provocada por la covid-19 desde tres dimensiones: pedagógica, socioeconómica y tecnológica; con base en este punto, se hizo equipo con 13 académicos y varias secretarías de Educación, incluyendo Sonora, que se enfocan en el diseño de instrumentos, análisis de datos, reporte y difusión.
Explicó que referente al eje de psicoafectivo, el propósito fue evaluar el impacto en las relaciones al bienestar socioemocional que ha tenido la contingencia en los docentes y estudiantes, así como determinar las emociones, sentimientos al estado de aislamiento y distanciamiento social y el grado de estrés y ansiedad experimentados a lo largo del periodo citado.
En lo pedagógico fue valorar las prácticas docentes durante la pandemia a partir de la planeación, concreción, reflexión y evaluación, además de observar las experiencias de aprendizaje de los estudiantes a partir de su percepción sobre el desempeño de los docentes, y agregó que el tema de lo tecnológico se ubicó en las capacidades para el desarrollo de conocimientos de los estudiantes en cuanto al manejo de las tecnologías de la información y comunicación, para su uso en los procesos de enseñanza a distancia.
La metodología aplicada fue a través del diseño mixto convergente, predominante cuantitativo, un muestreo por conveniencia y no aleatorio en los niveles de educación básica, media superior y superior, un cuestionario espejo para docentes-estudiantes con preguntas cerradas y una abierta sobre eventos significativos, así como aplicación en línea de 20 minutos con devolución automática de un reporte individual.
“Para muestra, se hicieron procesos en Sonora, Puebla, Estado de México, Ciudad de México, Chiapas y Jalisco; en Sonora fue una población de 54,000 personas, un 10.8% fue de estudiantes de primaria; 59.9%, de alumnos de secundaria y media superior, y 29.2%, de estudiantes del nivel superior; mientras que en cuestión de docencia, el porcentaje fue de 72.1 en básica pública y 27.8% en universitaria”, señaló.
El estudio arrojó que solamente el 7% de los estudiantes tenía la infraestructura para sostener una clase virtual fluida, contemplando a integrantes de la familia conectados al mismo tiempo, y las plataformas que más se utilizaban para comunicarse WhatsApp, videoconferencia, correo electrónico, teléfono celular y LMS, entre otras.
En Sonora, los más afectados fueron los estudiantes de secundaria y de media superior, fue caso similar a nivel nacional, pues el rango de la población presentaba con más áreas de oportunidad referente a las conductas de riesgo que tenían las personas, entre ellas las modificaciones de sueño, consumo de sustancias nocivas y dejar de hacer deporte.
Al hacer un balance general, Medina Gual indicó que, en cuestión de los docentes, se sienten mejor en la impartición de clases y en el uso de las tecnologías, pero sienten poco atraso en la estabilidad emocional, mientras que los estudiantes resaltan que la gran dimensión de oportunidad es la psicoafectiva, la necesidad de ir a las escuelas y estar en contacto con lo que era estilo natural.
Recomendó revisar procesos de evaluación del aprendizaje no atados a la calificación, sino a los procesos de reflexión y diálogo, porque en la tónica psicoafectiva se tiene grandes áreas de oportunidad con el riesgo conductual, y se tendrá que estar atento, porque lo que se refleja en los estudiantes es el espejo en las familias, y de igual manera en la docencia.