Reconocen labor de Magda Rivera Carrillo como mediadora de lectura

Lin Mendivil Alvarado/

Dedicarse a promover la lectura se antoja una tarea difícil y poco atractiva en un contexto social donde, según el Inegi, el 45% de la población mexicana lee un libro al año y el 55% restante no lee; sin embargo, este panorama no ha minado la vocación de Magda Rivera Carrillo por inculcar en niños indígenas y migrantes el gusto por la lectura.

Como parte del IX Encuentro de Lectores que tradicionalmente realiza la Biblioteca Fernando Pesqueira de la Universidad de Sonora, se reconoció la trayectoria y labor de Rivera Carrillo por sus 21 años como promotora de lectura en comunidades urbanas marginadas de Hermosillo; y los últimos nueve años ha trabajado en el poblado Miguel Alemán, región conocida también como la Calle 12 o La Costa de Hermosillo.

“El Poblado Miguel Alemán es una comunidad real que tiene carencias y contextos de violencia, es ahí donde se están desarrollando nuevas generaciones de niños y niñas. La conciencia social y formación profesional que me dio la Universidad de Sonora, una universidad pública, me hace ver que los profesionistas tenemos una responsabilidad social, ese es mi probonoy donar ese tiempo para los niños me hace feliz”, dijo la egresada de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación.

Magda Rivera se considera una mediadora de lectura, ya que parte de su actividad consiste en acordar qué tipo lectura se realizará y después de varias semanas de que los infantes se han familiarizado con la lectura de cuentos, los impulsa a escribir, además de realizar ejercicios de reflexión.

“La importancia de la lectura es porque no se puede hablar de un desarrollo personal, social sin el lenguaje y éste lleva al pensamiento, a la reflexión, a la imaginación. Si en la infancia solo se reciben órdenes, si todo el lenguaje es imperativo e, incluso, si no hay una expresión verbal de las emociones, ¿qué tipo de desarrollo también emocional y psicológico puede tener un niño?”, cuestionó.

Ella ha trabajado en Hermosillo con niños de las colonias Altares e Internacional, cuando éstas eran todavía invasiones, y también en la Insurgentes, 4 de marzo, San Luis, Palo Verde, Ejido El Buey, San Pedro, campo agrícola San Enrique y, actualmente, en el Poblado Miguel Alemán. No hay que imponer la lectura, resaltó, el niño debe elegir el libro que desea leer, ya sea que se sienta atraído por la portada del libro o la temática de éste.

Comentó que los cuentos de misterio y terror son los preferidos de los menores, seguido del género cómico; mientras que los títulos que más gustan son: La rumorosa y otros cuentos (editada por Conafe) y El conejo y el coyote (cuento zapoteco); mientras que, para ella, sus lecturas preferidas son las de la colección Largueza del cuento chino.

Además de promover la lectura, Magda también es gestora cultural y realiza eventos dedicados a la conmemoración de la lengua materna, Festival de la lectura viva, Día de San Juan, talleres de video participativo y talleres de saberes comunitarios; actividades que son posibles debido al apoyo de diversas áreas de la Universidad de Sonora, El Colegio de Sonora, Instituto Municipal de Cultura y Arte, así como las agrupaciones Voces mesoamericanas, Mixteco Yosonubico de Sonora y Agencia del Conocimiento Umram.

Emocionada por el reconocimiento que a su labor hizo la Universidad de Sonora el pasado fin de semana, Magda no encuentra palabras para expresar la emoción que manifiesta en ojos llorosos y voz entrecortada. Reconoce que no es una tarea fácil, y que en algún momento ha sentido depresión y desánimo, pero en su esposo, hijos, padres y amigos encuentra la motivación para seguir.

Pero lo más importante: “ahí están esas caritas y esos niños que corren descalzos para seguirme cuando llego… y me alimenta la alegría que veo en otras personas, y cuando son niños el corazón se regocija y me digo ‘no me puedo dar por vencida’”.

El trabajo de Magda no sólo ha impactado a los infantes que antes dedicaban parte de su domingo a jugar maquinitas o “bajar” uno que otro producto de carros repartidores de refrescos, frituras o pan; ahora la comunidad se ha organizado para realizar gestiones ante la autoridad municipal y mejorar sus condiciones de vida.

En esta última actividad, aclaró, ella no interviene ni dirige, sólo es una observadora y permite que la misma comunidad desarrolle su capacidad de resiliencia. Esa comunidad, dijo también necesita un comedor comunitario y una biblioteca, y cuando eso suceda, considera que será momento de buscar otra comunidad a donde ir a leer cuentos a sus niños.

“No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro. Y yo ataco desde aquí violentamente a los que solamente hablan de reivindicaciones económicas sin nombrar jamás las reivindicaciones culturales, que es lo que los pueblos piden a gritos”. Fragmento del discurso de Federico García Lorca en la ceremonia inaugural de la biblioteca en su pueblo natal, Fuente Vaqueros, Granada, en septiembre de 1931.