Lin Mendivil Alvarado //
A través del teatro no sólo se representan situaciones reales o se logra formar nuevos públicos, también es posible despertar el interés de otros por adentrarse a la práctica y estudio de este arte e, incluso, acercar a quienes nunca han visto una obra de teatro a esta expresión cultural.
Estas han sido las principales ventajas de las temporadas de artísticas de Las artes en la Física y Las artes en los números, ciclos que organiza el Departamento de Bellas Artes con el propósito de compartir con la comunidad estudiantil universitaria la producción cultural que en esta área se genera tanto en los talleres libres como a nivel licenciatura.
La tarde de este martes tocó el turno a Ana Karenina Lizárraga Cruz, Juan Manuel Loaiza Villegas e Iván Valenzuela Gálvez, alumnos de los talleres libres de teatro, presentar El Oso, como parte del ciclo Las artes en los números, ante alumnos de la Licenciatura en Contabilidad de la Universidad de Sonora.
Iván comentó que El Oso, obra de Antón Chéjov, la han llevado a diferentes escenarios de la Universidad con un público principalmente estudiantil y satisfactorio cuando al final de la obra algunos jóvenes se acercan a expresar que es la primera vez que les toca ver una obra de teatro, y otro aspecto que llama la atención es la memorización de los diálogos.
Por su parte Ana Karenina añadió que hay estudiantes que les comparten su interés por formar parte de los talleres libres de teatro, y es que se trata de una actividad a la que se puede integrar cualquier alumno sin necesidad de que se dedique a la actuación, pero ayuda mucho en el desarrollo profesional.
Los actores también expresaron su beneplácito ante el surgimiento de este tipo de espacios y ciclos artísticos, pues “si las personas no van al teatro, hay que llevar el teatro a la personas”, dijo Ana Karenina.
La dirección de El Oso estuvo a cargo del maestro Óscar Carrizosa, se trata de uno de los cuentos cortos del autor ruso y considerado emblemático de su obra, a través del cual cuenta la historia de Elena Ivanova, una viuda que juró guardar luto por el resto de sus días. Encerrada en su casa, sólo con la compañía de Luká, su sirviente, éste trata de hacerla entrar en razón sin éxito alguno.
Pero el encierro de Elena es interrumpido por Grigori Stepanovich, un terrateniente que llega a cobrar las deudas de su difunto marido, y quien está enamorado de la viuda.