Con el objetivo de que la educación sea un derecho humano, un bien público y una responsabilidad colectiva, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 24 de enero de 2018 el Día Internacional de la Educación, haciendo especial énfasis de concienciar a la gente sobre la trascendencia de ese proceso social y cultural para conseguir los objetivos de desarrollo sostenible del planeta.
En la resolución determinó que la celebración implica el papel que desempeña para la paz y el desarrollo de los pueblos, planteando que, sin una educación de calidad, inclusiva y equitativa para todos y de oportunidades de aprendizaje a lo largo de toda la vida, los países no lograrán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de pobreza que deja rezagados a millones de niños, jóvenes y adultos.
Asimismo, infiere que transformar el futuro requiere reequilibrar de manera urgente la forma en la que nos relacionamos entre nosotros, con la naturaleza y con la tecnología que impregna nuestras vidas, que nos trae oportunidades innovadoras y, al mismo tiempo, plantea graves problemas de equidad, inclusión y participación democrática.
El Día Internacional de la Educación de este año es una plataforma para mostrar las transformaciones más importantes que hay que llevar a cabo para hacer realidad el derecho fundamental de todos a la educación y construir un futuro más sostenible, inclusivo y pacífico.
La conmemoración generará un debate sobre cómo fortalecer la educación como bien público y común, cómo dirigir la transformación digital, apoyar a los docentes, salvaguardar el planeta y liberar el potencial de cada persona para contribuir al bienestar colectivo y a nuestro hogar compartido”,
Susana Angélica Pastrana
“La educación tiene tantas acepciones como estudioso del tema, tantas modalidades como necesidades sociales y aplicaciones de la tecnología, pero siempre será el pilar del desarrollo y crecimiento de una sociedad”, afirmó Susana Angélica Pastrana Corral, jefa del Departamento de Ciencias Sociales de la Unidad Regional Norte.
Por ello, dijo que las instituciones de educación superior tienen dos misiones principales en sus estudiantes: formarlos en la profesión y para la vida. “El conocimiento lleva intrínseco los valores universales: respeto, solidaridad, tolerancia, paciencia, empatía, entre otros”, sostuvo.
Pastrana Corral advirtió cómo la inclusión y la perspectiva de género son elementos obligados para la cultura de la paz. En ese contexto, destacó que precisamente la Universidad de Sonora trabaja con todos los sectores de la comunidad universitaria, difundiendo los valores universitarios desde los trabajadores(as) manuales y administrativos(as), hasta los profesores(as)-investigadores(as) y alumnas (os).
“La educación nunca pierde vigencia; aprendemos hasta el último día de nuestras vidas; vayamos por una educación inclusiva, de respeto y libertad”, expresó con emoción.
Héctor Rodríguez Espinoza
La educación superior siempre ha sido acogida, tanto por la religión como por los Estados laicos, puntualizó Héctor Rodríguez Espinoza, profesor del Departamento de Derecho.
“Tenemos por ejemplo el consejo que, a los estudiantes, les da su patrono S. Tomás de Aquino (1225-1274): “No entres al mar de golpe, sino vete a él por los ríos, pues a lo difícil se ha de llegar por lo fácil”.
Planteó que los Estados, de cualquier ideología, junto a los derechos humanos a la vida, a la salud física y mental y a la libertad, sitúan a la educación de sus pueblos como herramienta insustituible para su desarrollo individual y social.
Por eso, dijo Rodríguez Espinoza, los primeros son llamados de primera generación y los económicos, sociales y culturales, de tercera generación.
El académico universitario señaló que cada uno de esos conjuntos tienen sus respectivas Declaraciones y Tratados internacionales que, en el caso de nuestro país, ostentan rango constitucional en términos del artículo 133 de la carta magna de México.
“Por supuesto que las universidades e instituciones de educación superior en general, particularmente las públicas y autónomas, como la nuestra, tienen una misión y responsabilidad al formar la conciencia de un pensamiento crítico y carácter técnico y ético a nuestros alumnos y discípulos”, dijo.
Libia Yanelli Yanez Peñuñuri
De acuerdo con la Unesco, hoy 24 de enero se celebrará de nuevo el Día Internacional de la Educación bajo el lema: “cambiar el rumbo, transformar la educación”, afirmó Libia Yanelli Yanez Peñuñuri, coordinadora del Programa de Educación, campus Caborca.
Subrayó que el papel de la educación en nuestra sociedad es muy importante, sobre todo tomando en cuenta los cambios que hemos tenido en los últimos dos años con la pandemia de covid-19.
El reto como profesores para poder transformar y cambiar el rumbo de la educación en la actualidad, destacó, exige modificar estrategias didácticas considerando distintas plataformas y crear ambientes educativos híbridos.
Yanez Peñuñuri dijo que para fomentar el desarrollo social en nuestras comunidades es importante recordar los principios del desarrollo humano como igualdad, equidad, inclusión, sustentabilidad y ciudadanía, los cuales son considerados en el plan de estudios de la Licenciatura en Educación de la Universidad de Sonora.
Por último, consideró que como importante destacar que como profesores de la Universidad de Sonora “no debemos de olvidar la función de nuestra Alma Mater, que es proporcionar educación de calidad a todos los profesionistas para contribuir al desarrollo sostenible de la sociedad”.
Rocío Haydee Arreguín Moreno
Por su parte, Rocío Haydee Arreguín Moreno, académica de la Licenciatura en Psicología, señaló que, en el caso de la educación superior, ésta constituye uno de los instrumentos principales que ayudan al crecimiento y desarrollo de una nación y que por lo tanto el gasto público que se le destina se puede considerar una inversión de futuro.
Ahora bien, advirtió, resulta verdaderamente trascendente relacionar el proceso educativo y el conocimiento que se adquiere en las aulas con las realidades actuales, en un esfuerzo para contribuir en la formación de cada estudiante, así como transformar su mundo circundante en un espacio que redunde en una mejor convivencia social.
“Necesitamos como docentes contribuir a formar seres humanos que aprovechen su potencial como agentes de cambio, –considerando las intersecciones de vulnerabilidad–, perfilándolos a que, desde que están en su campo de estudio, visualicen como pueden ayudar con su talento a que transformen su entorno”, sostuvo.
Asimismo, Arreguín Moreno estableció que la educación en general, y en especial la superior, siempre será clave para el desarrollo de las competencias de cada nueva generación, basada en el conocimiento, la coeducación y la investigación frente a un mundo que puede tornarse complejo e incierto.
José Rodrigo Abril López
José Rodrigo Abril López, docente del Departamento de Derecho, recordó que fue el 3 de diciembre de 2018 cuando las Naciones Unidas mediante la resolución A/RES/73/25 proclamó el Día Internacional de la Educación decidiendo que fuera el día 24 de enero e invitando a todos los estados miembros a celebrar examinando la posibilidad de intensificar la cooperación internacional para apoyar los esfuerzos de todos para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4 (ODS-4).
El ODS-4, precisó, consiste en garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
“Esto, porque la educación permite la movilidad socioeconómica ascendente y es clave para salir de la pobreza; transforma vidas y ocupa el centro mismo de la misión de la Unesco, consistente en consolidar la paz, erradicar la pobreza e impulsar el desarrollo sostenible”, añadió.
No obstante, reconoció que durante la última década (2010-2020) se consiguieron grandes avances a la hora de ampliar el acceso a la educación y las tasas de matriculación en todos los niveles, especialmente para las niñas, pero que sin embargo alrededor de 260 millones de menores aún se encuentran fuera de la escuela, además, más de la mitad de todos los niños y adolescentes del mundo no están alcanzando los estándares mínimos de competencia en lectura y matemáticas.
Según previsiones demográficas del Banco Mundial, se estima en total 2200 millones de niños, niñas y adolescentes, agregó. “El Sistema de Naciones Unidas a través de la Unesco considera que la educación es un derecho humano para todos, a lo largo de toda la vida, y que el acceso a la instrucción debe ir acompañado de la calidad”, puntualizó.
La labor de la Unesco, precisó, abarca el desarrollo educativo, del preescolar a la educación superior e incluso más allá. Entre los temas, dijo que figuran la ciudadanía mundial y el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la igualdad de género, la salud, el sida, y el fomento de la enseñanza técnica y la formación profesional.
“La educación es un derecho fundamental y habilitador. Para lograrlo, los países deben garantizar el acceso en condiciones de igualdad a una educación y un aprendizaje inclusivos, equitativos y de calidad, sin dejar a nadie atrás. La educación ha de aspirar a la plena realización de la personalidad humana y promover el entendimiento mutuo, la tolerancia, la concordia y la paz”, expresó.
Abril López recordó que la Unesco es la única organización de las Naciones Unidas que dispone de un mandato para abarcar todos los aspectos de la educación y que para lograrlo cuenta con dos instrumentos, tal vez, los más actuales: la Guía para Desglosar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 4, Educación 2030 y la hoja de ruta para la consecución de este objetivo es el Marco de Acción de Educación 2030.
Enseguida, al señalar que la educación ocupa un lugar central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, describió los principios fundamentales en torno a al tema, tales como que es un derecho fundamental y habilitador, así también el hecho de que la igualdad de género está íntimamente ligada al derecho a la educación para todos.
“La visión de la Unesco hacia 2030 es la de transformar las vidas mediante la educación, reconociendo el importante papel que desempeña como motor principal del desarrollo y se inspira en una concepción humanista basada en los derechos humanos y la dignidad, la justicia social, la inclusión, la protección, la diversidad cultural, lingüística y étnica, y la responsabilidad y la rendición de cuentas compartidas”, concluyó.