Denice López Martínez//
Debido a la alta resistencia de la tuberculosis a los fármacos es necesario continuar explorando otros métodos para contrarrestarla, afirmó el investigador de la Universidad Autónoma de México, Enrique Wenceslao Coronado Aceves al impartir la conferencia Compuestos Fitoquímicos contra Mycobacterium tuberculosis: una perspectiva desde un laboratorio de alta contención biológica.
En el marco del Seminario del Departamento de Ciencias Químico Biológicas y Agropecuarias del campus Caborca de la Universidad de Sonora, el investigador egresado de la Universidad de Sonora abundó acerca de cómo se pueden detectar o encontrar fármacos para tratar la tuberculosis a partir de plantas, y la perspectiva de qué es lo que sucede en un laboratorio de alta contención biológica (laboratorio de bioseguridad).
Su presentación se basa en una investigación que detalla cómo los compuestos pueden ser aislados a partir de plantas medicinales de la región y que pueden tener un gran potencial como tratamiento contra la tuberculosis.
La tuberculosis (TB) es una enfermedad transmisible y el principal agente biológico causal es una bacteria intracelular (bacilo intracelular) que observado desde un microscopio tiene forma de bastón ligeramente curvado y desde el punto de vista de investigación en un laboratorio es de lento crecimiento.
“Quiere decir que muchas veces para hacer en el laboratorio una investigación sobre una bacteria común, bien podrían bastar 16 horas para tener una fase óptima de crecimiento, para M. tuberculosis puede pasar hasta 9 días”, señaló el investigador.
Los productos naturales tienen un gran potencial en el descubrimiento de nuevos fármacos y su desarrollo, por lo que es de gran importancia utilizarlos en la búsqueda de compuestos antimicobacterianos y así contribuir en el tratamiento de la TB.
Destacó la importancia de seguir estudiando esta enfermedad precisamente frente a la pandemia por COVID-19, ya que genera más interés para prevenirla.“Es una enfermedad que tiene miles de años entre nosotros y podríamos hablar de que está bastante bien establecida entre nosotros y muchas veces nuestro sistema inmunológico no es suficiente para poder eliminar esta bacteria”, externó.
La TB se caracteriza por una tos fuerte y constante, cansancio, pérdida de peso, dolor de pecho y falta de apetito; en el laboratorio clínico la bacteria puede ser identificada por una técnica llamada baciloscopia, explicó.
M. tuberculosis ha resultado resistente a fármacos que son utilizados en tratamientos con una duración de 6 meses hasta 2 años, incluso puede ser del tipo multi-drogo resistente o de resistencia extendida, explicó Coronado Aceves, por lo que es necesario buscar nuevas alternativas para lograr tratamientos más cortos y eficientes.
“En el grupo de trabajo nos hemos dedicado al estudio de las plantas medicinales mexicanas, con la finalidad de encontrar nuevos fármacos contra TB”, señaló.
El desierto de Sonora por su biodiversidad es único en el mundo con un ecosistema que produce plantas endémicas y que por consecuencia podrían estar generando moléculas que aún no han sido descubiertas, aseveró.
Como parte de su investigación, en la región del desierto de Sonora se estudiaron varias plantas medicinaless, y encontraron una planta conocida como “estafiate” (Ambrosia confertiflora) que demostró un efecto bactericida sobre M. tuberculosis.
Además, se analizó una gran variedad de hierbas medicinales que son utilizadas por los integrantes de etnia Mayo del sur de Sonora, donde ubicaron una planta conocida como ojo de chanate, cuya raíz ha sido utilizada para tratar la tos, recordó.
De igual forma, para este trabajo se evaluó la actividad de Rhynchosia precatoria y precatorina a, b y c, moléculas que mostraron alta capacidad para inhibir a M. tuberculosis, añadió.
“Estamos descubriendo fármacos que tienen diferentes mecanismos de prevención y que eso abre una nueva perspectiva, al menos para esta línea donde debemos de investigar qué más hay y cómo funcionan”, agregó.
Una perspectiva desde un laboratorio de alta contención biológica Durante su presentación virtual ante docentes y maestros, Coronado Aceves, abundó sobre las medidas de seguridad en los laboratorios de alta contención biológica donde se manejan los patógenos para este tipo de investigaciones.
“La gestión de riesgo implica que nos pongamos a pensar con qué agente biológico estamos trabajando y cuáles son los potenciales peligros de trabajar con él, y en este caso M. tuberculosis sabemos su mecanismo de transmisión, tratamientos y la patogenicidad”, externó el conferencista.
Para protección de quienes trabajan en las investigaciones y ensayos, comentó, se debe analizar los procedimientos de laboratorios a utilizar y protocolos de los mismos, manipulación de los desechos, barreras de contención y la bioseguridad y equipos de protección personal, entre otros aspectos.
Enrique Wenceslao Coronado Aceves es Químico Biólogo Clínico por la Universidad de Sonora, cuenta con una Maestría en Ciencias de la Salud en la misma casa de estudios, un Doctorado en Ciencias con Especialidad en Biotecnología por el Instituto Tecnológico de Sonora; su línea de investigación se basa en estudios de compuestos presentes en plantas medicinales mexicanas con actividad antibacteriana, principalmente sobre M. tuberculosis.
Pertenece Mesa Directiva de la Sociedad Latinoamericana de Tuberculosis y otras Micobacteriosis (SLAM-TB) y actualmente es Investigador postdoctoral en el Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIBo) UNAM en el Laboratorio de Inmunología y el Laboratorio de Alta Contención Biológica (BSL3).