Lin Mendivil Alvarado/
La globalización es un proceso que difícilmente se revertirá y éste se ha inscrito en la dominante corriente neoliberal; sin embargo, la idea de que los mercados se autorregulen sólo ha traído desigualdades, señaló el investigador Carlos Alba Vega, del Colegio de México.
En entrevista previa a su conferencia denominada La globalización desde abajo, que impartió como parte de las actividades académicas del XLIV Simposio de Historia y Antropología, consideró que ese proceso está presentando cierto freno y han optado por regresar a ciertos nacionalismos expresados en el Brexit y la política proteccionista de Estados Unidos y que todo ello busca quitarle fuerza a la libertad de la globalización, explicó.
“En el caso de México tuvo una exagerada tendencia neoliberal que fue muy perjudicial porque la globalización no es un proceso convergente donde la sociedad en su conjunto se va beneficiando, sino que engendra contradicciones y desigualdades muy fuertes. México con toda esa modernización y orientación hacia los Estados Unidos y los tratados de libre comercio, de todas maneras, no resolvió sus problemas básicos, no redujo la desigualdad ni la pobreza”, señaló.
“Cuando mucho mitigó la pobreza, pero se mantuvo la desigualdad; entonces esa idea de que los mercados se autorregulen y será benéfico que se les deje en libertad para que sean ellos los que también regulen otros aspectos de la sociedad, me parece que es totalmente equivocada. Se necesita la presencia del Estado para regular y para redistribuir donde el mercado general desigualdad”, recalcó el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel III.
Alba Vega indicó que la globalización tiene dos caras: la visión hegemónica donde los grandes capitales empresariales, industriales y comerciales han presionado para que se lleven a cabo una serie de cambios políticos y tecnológicos para poder esparcirse por el mundo; cambios que están asociados a la caída del muro de Berlín, el colapso de la Unión Soviética o el fin de la utopía socialista, citó.
Sin embargo, otra de sus caras es la que se da mediante millones de personas que a diario cruzan países y continentes al comercializar, gracias a la tecnología, diversos productos ya sean legales e ilegales, legítimos e ilegítimos; se trata de un capital disperso que no está sujeto a las regulaciones internacionales de tratados internacionales, esa es la globalización desde abajo, consideró.