A pesar de que existe una tendencia de pensar que las personas mayores somos obsoletas, de ninguna manera somos desechables, aseguró la investigadora Graciela Casas Torres, al hablar del legado de las personas mayores en las familias mexicanas.
Su participación se dio en la reciente edición del Segundo Encuentro Internacional de Ciencias, Artes y Humanidades en el que forman parte la Universidad de Sonora, la Universidad de Arizona, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y la Universidad Estatal de Arizona (ASU).
En su conferencia, la maestra en Salud Pública con más de 45 años de experiencia resaltó la importancia que tiene la convivencia de las nuevas generaciones con los adultos mayores o de la llamada tercera edad.
“Todos envejecemos, fíjense que importante es, porque todas las personas en el mundo, nos hacemos viejos”, expresó al señalar que si no envejecemos, entonces, sólo nos quedamos en el intento y significa que morimos antes de llegar a una edad de adulto mayor.
Señaló que siempre envejecemos con la historia que tenemos, con la historia propia que viene de donde nacimos, de donde crecimos, y la experiencia de vida que vamos teniendo con la familia, el trabajo, donde vivimos. “Nos hacemos viejos sumando años”.
Reiteró la importancia de reconocer el papel de los viejos en la familia aún cuando ahora hay muchos tipos de familias. “La familia es la red primaria con la que todos contamos en las buenas y las malas y, sea como será, es donde nos toca nacer, es lo que nos toca tener”.
Graciela Casas Torres, quien tiene una participación activa en el Inapam y la Comisión de Derechos Humanos nacional y de la Ciudad de México, dijo que por ello es importante la presencia y convivencia de las personas mayores.
“En lo individual y colectivo, la familia nos permite esa transición cuando estamos en este mundo. Nos permite hacer esa participación social, ese compartir con los otros, y lo más importante, es donde se dan los valores, que es lo que nos permite estar en contacto con la sociedad.
Como parte de la conferencia, Casas Torres compartió una serie de anécdotas que obtuvo en un ejercicio tipo encuesta, para saber qué es lo que la gente pensaba de sus adultos mayores, resaltando aquellos en donde establecen la admiración y el agrado de conocer las enseñanzas de las personas mayores, ya sean los padres, abuelos, tíos de la llama tercera edad.
En cada una de las experiencias escritas por diversidad de personas, se enaltece la admiración, la confianza, la oportunidad de conocer, de platicar, de aprender, de cada una de las personas mayores recordadas.
“Quiero dejar claro que las personas mayores no somos desechables, vale la pena decirlo porque hay una gran influencia social que nos pone en una situación obsoleta, y todo esto, desafortunadamente, tiene que ver con el hecho de que ya no producimos económicamente.
“En estas historias, siempre hay una experiencia, grata, maravillosa, que nos pone a pensar; este ejercicio me llena de gozo porque vemos que los que tenemos esa edad, tenemos la ventaja de enriquecer a los que tienen menos y gracias a las experiencias vividas podemos enriquecer nuestro ser y nuestro hacer”, apuntó.
Precisó que no implica que las personas mayores sean héroes, ni sabios, pero es lo que mas se acerca por la posibilidad de vernos con una historia atrás que nos conformó, lo que nos costó llegar a este momento, lo que tuvimos que pasar, lo que un poco de nuestra vida entendimos mal y dijimos que, cómo, si era tan simple lo hice bien o lo hice mal.
“Queremos compartir con los demás, porque tenemos más años que no están en el vacío, especialmente, con nuestros seres queridos con nuestra propia experiencia y así, allanar el camino de los que enriquecemos la vida de los demás. Nosotros enriquecemos la vida de los demás, somos conciencia de la finitud de la vida, somos el cerrar de un ciclo de vida”, argumentó.
Casas Torres estableció que los adultos mayores, en la conciencia de su plenitud de la vida saben ya lo que va a pasar y les ayuda a cerrar el ciclo de vida, pues saben con más certeza que algún día van a morir y aprenden a tener menos miedo a ese momento.
Consideró que lo más importante está en nuestro legado, en lo que no es palpable; no está en lo que se compra, no es la herencia, esa casita que podemos dejar a nuestros hijos. Lo importante es la convivencia que debe y enriquece a los que siguen aquí, nosotros les allanamos el camino.
“Envejecer es como escalar una gran montaña; mientras se sube, las fuerzas disminuyen pero la mirada es más libre, la vista es más amplia y más serena. La montaña son los años, lo que subimos es lo que nos costó o lo que hicimos”, puntualizó.