Elías Quijada/
A casi siete años del derrame de contaminantes en los ríos Bacanuchi y Sonora, catalogado como el mayor desastre ecológico en Sonora, son principalmente las mujeres, quienes viendo afectados sus medios de vida defienden el territorio y exigen cumplimiento a los derechos básicos, vulnerados por Grupo México en connivencia con el gobierno mexicano, aseguró Gabriela Noriega Valencia, docente del Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad de Sonora.
En su trabajo de investigación Contaminación del Río Sonora: repercusiones en la vida cotidiana de los pobladores, desde una perspectiva de género, Noriega Valencia dijo que el estudio tuvo como objetivo identificar las repercusiones en la vida cotidiana generadas por la contaminación en pobladores de los municipios aledaños e indagar cómo se manifiesta la desigualdad de género en escenarios de riesgo ambiental y cuál es la participación de las mujeres en conflictos socioambientales.
Reveló que ante el panorama de la región del Río Sonora en cuanto al resarcimiento y reparación total del daño ocurrido, la visión a futuro de pobladores entrevistados, mujeres y hombres, no resultó optimista, en tanto se percibió el daño ecológico a lo largo del cauce, la pérdida irreparable en el presente y los impactos a futuro de la salud, a los medios de vida o subsistencia y a la naturaleza misma; el embate a las actividades agropecuarias que sustentan la actividad económica de la región y el deterioro de la marca de los productos de los pueblos del río que se comercializaban exitosamente.
Indicó que la lucha continúa en el ámbito legal, siendo las mujeres empujadas por su conciencia de hacer lo correcto para ellas, sus familias y su comunidad. Por otra parte, ha sido evidente a lo largo de estos seis años la nula e ineficaz intervención del Estado, en sus tres niveles de gobierno, para reglamentar y regular la explotación minera; otorgar ventajas e incentivos a pequeños productores agropecuarios y comerciantes, y lograr el bienestar de la población.
“Las dinámicas económicas extractivas, como la que vivimos en Sonora, transforman y reconfiguran la vida de pueblos enteros, produciendo cambios en las relaciones económicas locales y en las relaciones de género. Estas dinámicas tienen como correlato las confrontaciones de resistencia de los pueblos, al ser desplazados, violentados y suplantados en la explotación de la naturaleza, quienes demandan justicia ambiental, climática y territorial en la lucha por el reconocimiento de sus derechos y por revertir las desigualdades socioambientales y de género”, afirmó.
Las mujeres defienden el territorio y exigen cumplimiento a los derechos básicos vulnerados por Grupo México