Su amor y pasión por la música clásica y la ejecución al piano lo han llevado a estudiar en instituciones de Estados Unidos y Suiza, experiencia que compartió con alumnos de licenciatura y de los talleres libres de la Universidad de Sonora.
“Desde pequeño siempre tuve amor por la música clásica, y llegó una maestra de la ex Unión Soviética a dar clases en Saltillo -Coahuila- y me aceptó como alumno, y estuve -practicando- con ella desde los 6 a 16 años”, recordó Ricardo Acosta Murguía, de 26 años, y quien actualmente realiza sus estudios de maestría en pedagogía musical en la Universidad de Artes de Berna.
A la Universidad de Sonora vine a dar una clase magistral a estudiantes, tanto de licenciatura como de los talleres libres de piano; fueron varios alumnos, y la verdad quedé encantado… me llevo buena impresión de los alumnos por el buen nivel que tienen, y además me encantó mucho cómo trabajábamos: yo sugería algo y ellos rápidamente entendían qué quería y se adecuaban a ello, y eso es algo que muchas veces es difícil de hacerlo”, añadió.
Asimismo, Ricardo brindó este miércoles un concierto didáctico en el Teatro Emiliana de Zubeldía, evento en el cual ejecutó piezas de Franz Liszt: Dos leyendas, San Francisco de Asís predicando a los pájaros y San Francisco de Paola caminando sobre las olas.
Además de las piezas Catálogo de pájaros libro y El Oriol, de Olivier Messiaen; Muerte de amor de Isolda, de Richard Wagner; Adagio con espressione en La bemol mayor de las sonatas Op.1, de Alexander Boely, y Sonata No. 32 en do menor Op. 111, Maestoso-Allegro con brio ed appassionato, y Arietta-Adagio molto semplice e cantábile, de Ludwin van Beethoven.
Comentó que eligió este repertorio porque tiene que ver con la espiritualidad, un tema que desde las artes le llama la atención, que además de ser complicadas técnicamente, el ejecutante debe lograr que su público llegue, a través de la música, a altos niveles de pensamiento y sentimientos.