Paula Trespalacios Argain
Hablar del suicidio no es promoverlo; es necesario hablar de ello para poder prevenirlo, así lo expresó Adrián Chávez Cuevas, psicólogo consultor del Programa Institucional de Bienestar Psicológico, a propósito del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, que se conmemora hoy.
“Es algo que se tiene que hacer, precisamente para quitarle los mitos, qué es y qué no es, quitar el tabú de ‘si me pasa esto, qué vergüenza hablarlo’, ‘me lo guardo’ y crece; y a veces ocurren cosas y luego reclamamos el por qué se sabía. Existen estas barreras culturales de no poder hablar o saber con quién ir. No minimizar, en la prevención no se puede minimizar; es un mito que quien lo va a hacer no lo va a decir, no es cierto”, advirtió.
Un tema prioritario
Destacó que, los casos de suicidio se han incrementado a nivel mundial, los reportes de la Organización Mundial de la Salud muestran un alza, varía por región, pero se dan por el estrés escolar y frustración por no lograr ciertos estándares; en Japón y China, cada vez más niños y adolescentes tienen esa conducta.
“En todo el mundo, es un tema prioritario por la gravedad de la situación, porque genera daños importantes, no solo la pérdida de la vida de la persona, sino el efecto colateral. El suicidio es un tema prioritario, no siempre tiene, aunque si con mucha frecuencia, que ser causa de depresión, no hay una razón biológica como una vitamina o la falta de una sustancia, pero, en el caso de la depresión, sí incluye que existan neurotransmisores que están disminuidos, aunque no es la causa.
“A fin de cuentas, las experiencias de la vida y la forma en que se enfrenta la vida pueden derivar en que no tener una forma de enfrentarlo y se empieza a generar la idea de que ya no tenga más qué hacer en este mundo y a pensar en que estaría mejor con la ausencia. Es la acumulación de experiencias y la dificultad para hacerle frente a las frustraciones de la vida y a la sensación de fracaso”, detalló
Programa Institucional de Bienestar Psicológico
“Son áreas muy variadas, pero se estima que en cuanto más tengan presión, como fracaso laboral, fracaso escolar, problemas económicos, divorcios; entre más acumulemos experiencias difíciles de afrontar, se va llenando esa sensación para que aparezca la idea, también las enfermedades crónico degenerativas”, advirtió Chávez Cuevas.
Informó que, al Programa Institucional de Bienestar Psicológico, de esta casa de estudios, llegan casos en dos formas: la urgencia, con maestros, coordinadores o los mismos alumnos, que a través del correo manifiestan que han tenido ideas suicidas y necesitan ayuda urgente; y cuando en consulta no lo dicen, pero se releva, por lo que es importante seguir los protocolos en toda atención.
“Todos los psicólogos por protocolo deben preguntar. Hay niveles, una cosa es tener la sensación de que sería mejor no estar vivo, otra es la idea de quitarse la vida, otra es la etapa donde planean y saben dónde están los elementos o la forma o los medios por los cuales pueden realizarlo; el siguiente nivel es el intento que se divide en dos formas: los intentos con medios de baja letalidad y los intentados con alta letalidad”, puntualizó.
Explicó que los de baja letalidad son, por ejemplo, tomar pastillas; y de alta letalidad son los medios que pueden acabar o no con la vida.
El académico indicó que, para alejar los pensamientos suicidas, es recomendable mantener distancia de situaciones riesgosas que generan malestar; además, es primordial cuidar hábitos, como el sueño, alimentación y ejercicio, que son factores protectores.