Jesús Alberto Rubio / Armando Zamora/
Diversos ángulos fotográficos de alumnos y del edificio que ocupó durante un período de 19 años la Escuela de Altos Estudios de la Universidad de Sonora, forman parte esta vez de la Exposición Documento del Mes del Archivo Histórico de la máxima casa de estudios sonorense.
Patricia Ríos García, jefa del Departamento de Gestión del Patrimonio Cultural Universitario y responsable de ese recinto, recordó que esa unidad académica inició sus cursos en el mes de marzo de 1964 con las carreras de Matemáticas, Física y Letras. Previamente, señaló, el inmueble fue sede de la Escuela Secundaria de esta misma casa de estudios.
Durante la etapa en que funcionó la Escuela de Altos Estudios, dijo, cumplió con los objetivos para los que fue creada: “sus egresados y pasantes impartieron clases en la propia Universidad, en los institutos tecnológicos regionales y en otras instituciones públicas y privadas del estado y entidades de la república”, indicó.
Enseguida, hizo referencia a que fue el 3 de mayo de 1983 cuando el Consejo Universitario aprobó la departamentalización de las escuelas de Matemáticas, Física y Humanidades y, por ende, la desaparición de la Escuela de Altos Estudios, a partir del 15 de agosto de ese mismo año, fecha en la que concluyó el último curso.
Actualmente, dijo, en ese mismo edificio, el que calificó de histórico, lo ocupa el Departamento de Letras y Lingüística.
Dio a conocer que la exposición permanecerá abierta a la comunidad universitaria y público en general hasta el 3 de enero de 2019 en la Galería del Archivo Histórico, teniendo acreditación Culturest para los estudiantes universitarios. El recinto se encuentra ubicado en el ala sur del Edificio del Museo y Biblioteca de esta institución, sito en la avenida Niños Héroes, entre Pino Suárez y Rosales.
Primer edificio terminado en la naciente Universidad
Ubicado a un costado del Edificio de Rectoría, la edificación que inicialmente alojó a la Secundaria, después a la Escuela de Altos Estudios y hoy al Departamento de Letras y Lingüística, fue la primera que se concluyó en la naciente institución. De hecho, al abrir sus puertas la Universidad, se ofrecían clases a estudiantes de Normal y de preparatoria en un Edificio Principal aún inconcluso.
El 4 de marzo de 1964, cuando ya la secundaria se había hospedado en planteles propios extramuros, inició la historia de Altos Estudios, que abrió una nueva visión sobre cómo las humanidades y las artes podían actuar en conjunto para resolver grandes problemas regionales y del país.
La Escuela de Altos Estudios de la Universidad de Sonora tuvo su antecedente más cercano en el Instituto Científico Literario, fundado entre las décadas del 70 y 80 del siglo XIX, y con al paso del tiempo, en los años sesentas, se constituyó en uno de los productos académicos más relevantes en la formación de recurso humano universitario de muy alto nivel académico e intelectual.
Para respaldar la fundación de la Escuela de Altos Estudios, se acordó integrar un claustro consultivo de doctores Honoris Causa con las siguientes personas: Jaime Torres Bodet, secretario de Educación Pública; Ignacio Chávez, rector de la UNAM; Alfonso Ortega Martínez, secretario general de Anuies; Ignacio González Guzmán, notable médico y biólogo; Ignacio Burgoa, distinguido jurisconsulto; Víctor Bravo Ahuja, subsecretario de Enseñanza Técnica y Superior; Silvio Zabala, director de El Colegio de México, y el Arturo Rosenblueth, fisiólogo mexicano: primeras distinciones honoríficas que otorgó la alma mater, entre el 12 de octubre de 1962 y el 25 de enero de 1963.
Fue, asimismo, un puñado de intelectuales quienes lograron poner en marcha los programas académicos de Letras, Física y Matemáticas: Emma Susana Speratti, Germán Viveros Maldonado, Enrique Valle Flores, Manuela Garín Pinillos y Antonio Jáuregui Díaz, quienes fomentaban y compartían ideas sobre literatura, matemáticas, música, física y otros campos disciplinarios, y que a través de diversos proyectos y acciones llevaron a la Escuela a liderazgos académicos y políticos, que con el tiempo ofrecieron grandes frutos, como los posgrados en Física, Literatura Hispanoamericana, Lingüística, Humanidades, Matemática Educativa y Nanotecnología, entre otros.
La Escuela de Altos Estudios hizo que la Universidad de Sonora adquiriera un perfil universalista, pues sin las ciencias y las humanidades ninguna universidad puede preciarse de serlo. Aquellas tres disciplinas, que nacieron juntas, tomaron sus propios rumbos, se ramificaron y engendraron especializaciones de alto nivel, y hoy ese eslabón con las actuales generaciones debe fortalecerse con un pensamiento reflexivo y crítico en el ejercicio de la tolerancia y en la apuesta por el diálogo: herencia directa de Altos Estudios.