Jesús Alberto Rubio//
La celebración de la Independencia de México es más una conmemoración de la identidad nacional que una remembranza histórica, afirmaron José Rodolfo López Castillo y Sebastián Rodríguez Flores, estudiantes de la Maestría en Enseñanza de la Historia de la Universidad de Sonora.
López Castillo, también profesor de Historia y Ciencias Sociales en el Colegio de Bachilleres del Estado de Sonora (Cobach), dijo que la fecha es importante en el calendario nacional por enaltecer la identidad misma del mexicano.
“Los mexicanos exaltamos las tradiciones a flor de piel, los colores, el alimento, la celebración, que unen a las familias mexicanas, pero qué lejos está de ser del interés general en cuanto a la búsqueda de certeza histórica”, sostuvo el alumno de la maestría adscrita al Departamento de Historia y Antropología.
Planteó que dicho proceso histórico tan públicamente glorioso e intrínsicamente lleno de contradicciones, no genera un debate en las mesas mexicanas con las familias sobre la importancia de los diferentes grupos que intervinieron, o el impacto de la emancipación en nuestra realidad. “El Día de la Independencia es una fiesta y ya”.
José Rodolfo López afirmó que la realidad es que la narrativa ha sido direccionada con intenciones de generar una Historia Nacional, que una a los diferentes pueblos que conforman esta rica nación en un origen único, en un inicio general y homogéneo, donde la libertad se logró ante los opresores extranjeros, pero en el intento se ha dejado de lado una gran parte de certezas históricas.
“Desde el origen de los personajes, las acciones propias de los ejércitos y la forma de terminar aquel proceso, tiene muchas aristas que no se enseñan en las escuelas de nuestro país, si bien por desconocimiento de los profesores de historia, desinterés de la asignatura al pretender que el pasado es meramente anecdótico o en otros casos por seguir la narrativa oficial, heroica y libertaria del conflicto”, señaló.
López Castillo comentó que una guerra nunca es limpia, sino que contiene tragedias, errores, victimas injustificables o elementos que avergüenzan a los hombres que participaron en ella, subrayando que también fue eso la lucha por independencia nacional.
Como profesor de bachillerato e historiador de profesión, puntualizó que ha pretendido mostrar una versión histórica basada en documentos de la época, versiones de sus participantes y tratando de llenar huecos en la narrativa, sin lo cual, indicó, es inexplicable e incongruente la emancipación nacional ante tantos factores que determinaron la consumación de independencia.
“Las versiones oficiales, los festejos y las atribuciones heroicas parecieran ser más importante por su impacto simbólico en la conformación de una identidad nacional, que la certeza del pasado”, dijo.
Hizo referencia a que la lectura, tanto del Plan de San Luis como de los tratados de Córdoba, son fuentes básicas para el análisis de ese proceso histórico, pero que parece que muchas veces solo son dignos de mención momentánea sin una contextualización real.
Su comentario finalizó con una invitación a los profesores a estudiar y comprender exhaustivamente el inicio del México independiente como un imperio, la participación de la Iglesia católica en la consumación, los realistas que se adhirieron al ejército Trigarante y el impacto legal de la restauración de la Constitución de Cádiz para los grupos de poder de Nueva España.
Narrativas históricas
Por su parte, Sebastián Rodríguez, también docente en el Cobach, expresó que los estados-nación suelen generar narrativas históricas homogéneas y monoculturales, las que ayudan a construir proyectos de nación menguando las diferencias territoriales y culturales que componen a los Estados.
Estableció que la enseñanza de la historia funciona en muchas ocasiones como un espacio reproductor de dichas narrativas y proyectos de identidad, de ahí que los contenidos y materiales de aprendizaje sobre la enseñanza de la Guerra de Independencia que tuvo lugar en México aparezcan relatados sin dar lugar a los procesos regionales o locales relacionados con el movimiento de insurgencia.
“Por un lado, durante el mes de septiembre, en los planteles educativos se refuerzan las celebraciones patrias y se da lugar a exposiciones de la mexicanidad, buscando esa conexión con el resto del país a través de símbolos y rituales oficiales que quizá poco tienen que ver con la cotidianidad de las regiones; por otro, desde los contenidos de enseñanza de la Historia se plantea que el movimiento de insurgencia no tuvo grandes efectos en el Estado de Sonora, desligándolo del proceso de independencia”, mencionó.
Por ello, ante el diagnóstico de esa cuestión dijo que le lleva a preguntarse ¿son éstas celebraciones y estas narrativas nacionales lo que nos une como mexicanos? y ¿cuáles elementos nos conectan con el resto de los países colonizados que tuvieron un proceso de independencia?