Es tiempo de abogar por nuestra salud mental y realizar acciones que ayuden a mejorar las condiciones psico-emocionales para ser más felices y evitar enfermedades que perjudiquen los roles sociales, consideró Carolina Angélica Soto Coronado, coordinadora del Programa Institucional de Vida Saludable.
Al participar en el II Ciclo de Conferencias de Vida Saludable, con el tema Salud psico-emocional. Una prioridad, la académica del Departamento de Enfermería de la Universidad de Sonora expresó que cuando los jóvenes ingresan a una institución de educación superior están atravesando momentos cruciales en su vida, uno de ellos es el fin de la adolescencia y el inicio de la adultez joven.
“La vida universitaria es un acontecimiento importante que desencadenará muchos cambios tanto en sus emociones y pensamientos que van a ir marcando su vida, además de enfrentar decisiones para su futuro y otros sucesos como separación física por fallecimiento de seres queridos y el adquirir una enfermedad”, indicó.
Explicó que a nivel mundial casi mil millones de personas viven con algún trastorno mental; además de que la depresión es una de las principales causas de enfermedades y discapacidades en niños y adolescentes y cada 40 segundos alguien muere a causa del suicidio.
Lo anterior se deriva por causantes vitales o sucesos en el transcurso de la vida de la persona, pero también surge la posibilidad que dichos eventos no fueron manejados de la mejor manera y no recibieron un tratamiento adecuado, por ello, se habla de una necesidad de dar valor agregado a la salud psico-emocional de todos los seres humanos, afirmó.
En México a pesar de que hay una alta prevalencia, solo el 17.7% de las personas con problemas de salud mental reciben tratamiento y se estima que el tiempo promedio de retraso para el tratamiento adecuado para la depresión de ocho años; lo que se traduce en poca inversión a la salud mental en el país y causa un atraso y mal manejo de las enfermedades mentales.
En su interacción con estudiantes y personal docente y administrativo por la plataforma Teams, la profesora universitaria mencionó que otra problemática que abonó al aumento de enfermedades mentales fue la pandemia, pues no fue solamente una crisis sanitaria, sino también de efectos psicológicos, tanto para el personal de salud y personas vulnerables.
Las estadísticas dicen que la pandemia trajo un aumento del 25% de prevalencia de ansiedad y depresión a nivel mundial; también la Organización de las Naciones Unidas advierte el impacto que la pandemia causó en la salud mental de niños y jóvenes considerado es incalculable y puede durar muchos años para revertir el impacto, reveló.
Por otra parte, la Unicef notificó que es la peor crisis de la infancia en la historia del mundo porque ha revertido todos los avances a favor de las niñas y niños al registrar que más de 100 millones de menores de edad se sumaran a la pobreza. Además, muchos jóvenes se sienten temerosos, enojados y preocupados por su futuro.
Soto Coronado puntualizó que la continencia sanitaria por la covid 19 es semejante a una tormenta y está causando situaciones psico-sociales aún más graves y agregó que los desequilibrios emocionales tienen un impacto negativo en la salud, también se conoce que los desajustes mentales favorecen a la evolución de alcoholismo y drogadicción, así como a una somatización de enfermedades.