El proyecto Infraestructura Verde que desarrollan la Universidad de Arizona y la Universidad de Sonora trasciende en el espacio y tiempo, puesto que forma e impulsa las capacidades de los futuros profesionistas que hoy están aprendiendo las prácticas sociales y humanas sustentables que ayudarán a lograr tener ciudades más sanas en el manejo de agua, afirmaron académicos que participan de esa estrategia binacional.
Patricia Sandoval Murillo, docente de la Licenciatura en Diseño Gráfico del Departamento de Arquitectura y Diseño de esta casa de estudios, destacó que lo principal del proyecto es la parte en donde se involucra la formación de los estudiantes en un tema social que incluye a la comunidad en el coexistir de zonas desérticas para aprender a cuidarla e identificarnos con ella.
Planteó que esa parte del proyecto resalta porque los estudiantes, hoy desde su perspectiva de su formación académica, asumen un rol clave por participar de una ruta de aprendizaje muy enriquecedora en aras de que haya una reconexión con el suelo urbano que se habita en zonas con climas áridos extremos.
Además, dijo que alienta el tenerse un gran respaldo y colaboración académica y de investigación entre ambas universidades. “Esto hace que la dinámica sea mucho más enriquecedora para los estudiantes inmersos en un intercambio de conocimiento y experiencias mutuas, al vivir en una misma tierra, aunque en dos países distintos”, sostuvo.
Cultura común
Por su parte, Alejandro Duarte Aguilar, profesor investigador del mismo Departamento, puntualizó que la trascendencia de la estrategia radica principalmente en el fomento de la colaboración transfronteriza ya que no solamente vivimos en una región ecológica o climática común, sino también en una cultura común.
“Lo interesante que observamos es cómo los estudiantes, a pesar de vivir a uno y otro lado de la frontera, puedo decir, hablan el mismo lenguaje, con inquietudes y preocupaciones también similares”, expresó.
Planteó que una de las características principales de la arquitectura en este siglo es la sustentabilidad y que, luego entonces, ellos están conscientes de que es necesario tomar acciones que remedien y prevengan los efectos nocivos del cambio climático.
Duarte Aguilar indicó que parte de ello es el aprovechamiento de la llamada reestructura verde, que en términos sintéticos significa replicar la manera en que los organismos vivos y geológico topográficos interaccionan con el sistema para el ahorro del agua y, sistemáticamente hablando, apoyarse unos con otros.
“Los arquitectos vamos a intentar a aprender de la naturaleza para llevar este aprendizaje a nuestros asentamientos habitables, los que deseamos sean sustentables y menos peligrosos”, dijo.
Respecto a los estudiantes incorporados en el proyecto, expresó que para empezar son la razón de ser de las universidades y que con satisfacción se observa en ellos gran entusiasmo, responsabilidad y dedicación concibiendo muy bien el contexto que les ha tocado vivir.
“Asumen una actitud de compromiso real y convencimiento porque saben que se tienen muchas experiencias en los últimos 40 años que han mostrado que cuando hacemos las cosas de una manera más amable y colaborativa con el medio ambiente, nuestra calidad de vida incrementa”, sostuvo.
Adaptación al cambio climático
Adriana Zúñiga Terán, corresponsable del proyecto en la Universidad de Arizona, también señaló la importancia de esa estrategia es que desarrollan habilidades y capacidades entre los futuros profesionistas que hoy están aprendiendo las prácticas de lo que es la infraestructura verde para hacer ciudades más sustentables.
“Lo decisivo, es un mejor manejo del agua y adaptarnos al cambio climático mediante la naturaleza”, subrayó la profesora investigadora de la Escuela de Geografía, Desarrollo y Medio Ambiente, así como del Centro Udal para Estudios en Política Pública con sede en Tucson, Arizona.
Adriana Zúñiga dijo que otros alcances del proyecto son las redes que se forman de manera binacional entre estudiantes, académicos, colaboradores, investigadores y asociaciones no gubernamentales, logrando con ello el alcance de los objetivos planteados.
Dio a conocer que participan estudiantes que trabajan en sus diferentes disciplinas como de planeación, geografía, ambiente, diseño de paisaje, urbanismo, sustentabilidad, diseño y arquitectura dentro de sus niveles de licenciatura, maestría y doctorado, capacitándose mutuamente a través de talleres y equipos de trabajo.
Enseguida, consideró del todo positivo el apoyo e interés que se tiene para colaborar y formar a los estudiantes involucrados en el proyecto que ha propiciado un importante intercambio binacional ya que enriquece su educación y entrenamiento y les abre puertas en el futuro.
Salud de la cuenca hidráulica
A su vez, Joaquín Murrieta Saldívar, director de Ecología Cultural de la organización Grupo de Manejo de Cuencas en Tucson, Arizona (Watershed Management Group), destacó que respaldan el proyecto al estar como organización especializados en la salud de la cuenca hidrográfica de Hermosillo y del Río Sonora.
“Nos especializamos desde un punto de vista urbano y humano”, expresó, advirtiendo cómo a las ciudades se les puede cambiar, ajustar, adaptar”.
Afirmó que los estudiantes partícipes de la estrategia binacional están aprendiendo la importancia de trabajar con la lluvia para una mejor salud humana y del ambiente. “Nuestras calles y ciudad no deben ser tan calientes, por lo que con las técnicas de cosecha de agua de lluvia –la llamada Infraestructura Verde– podemos cambiar todas esas dinámicas sociales urbanas de Hermosillo”, afirmó.
Murrieta Saldívar expresó sentirse satisfecho de trabajar con gente nueva, con mucha energía al ver precisamente a los estudiantes adaptando e implementado mejores formas de lograr una ciudad sustentable y como aprovechar el recurso del agua de lluvia que permita tener un suelo urbano más sano.
“Estos proyectos capturan la atención porque precisamente hablan de cuál es el papel del humano y la ciudad para tener un mejor ecosistema; de dónde viene el agua y hacia dónde se va”, dijo, para concluir con el señalamiento de que Tucson, líder internacional en infraestructura verde, pudiera replicar su modelo de sustentabilidad en Hermosillo.