Aleyda Gutiérrez Guerrero//
Breve, intenso y muy significativo momento es el que se vivió al escucharse por vez primera las notas del tema Pequeño preludio con los acordes emanados de una novarra, tal como lo concibió décadas atrás el reconocido compositor mexicano Augusto Novaro.
Fue el músico regiomontano Ángel Blanco, quien desde las cabinas de Radio Universidad lo dio a conocer al mundo y estrenó además el particular instrumento fabricado por un laudero en Sonora, instantes después de tenerlo en sus manos.
Ya un poco más familiarizado con él y con la partitura del preludio, decidió emprender esta aventura musical. Tras un proceso que implicó el conocer al autor, investigación, de dar con la persona correcta para la creación de la novarra, el momento de presentarlo llegó.
Durante un programa especial, que se transmitió el 26 de enero, por Radio Universidad, Héctor Acosta, académico del Departamento de Bellas Artes de la alma mater, entrevistó al intérprete, así como a Leticia Varela Ruiz, investigadora y experta en musicología, quienes hablaron de la importancia de la obra de Novaro y la reciente fabricación de esta novarra.
El guitarrista indicó que vino a Hermosillo para recibir el instrumento diseñado por Augusto Novaro en los años 20-30’s, y primero hecho en el siglo 21, por Ramón Andrés González, quien además fue profesor en la Universidad de Sonora.
Resaltó que como profesional le interesa dar a conocer música diferente, como las obras de Julián Carrillo y de Novaro, pero no sólo para un nicho expertos o intelectuales, sino para que todas las personas pueden apreciarla.
Ángel Blanco, gran investigador también de la teoría de afinación de Novaro, indicó que el tema que se tocó nunca ha sido grabado y que es de lo poco que puede rescatarse en internet del autor nacido en Tacubaya, D.F., el 3 de enero de 1891; dijo también que este modelo de novarra diseñado por el compositor fue presentado en un libro de 1951.
“El resultado fue bueno, es bello el instrumento, tiene mucho detalle. A saberse es la única pieza de guitarra completa que tenemos de Augusto Novaro. El maestro diseñó violines, pianos, y muy seguramente hay bastante música que no se conoce de él, y lo que queremos es que su familia y todos los que saben dónde está ese acervo, se acerquen, para que se tenga acceso a ello; algo muy parecido a lo que pasó con la música de Julián Carrillo hace algunos años”, indicó.
Platicó que se puso a investigar por su cuenta cómo podía conocer más de la obra de Novaro y dio con la doctora Varela, experta en el tema, quien además fue alumna de Emiliana de Zubeldía, artista que trabajó mucho con el autor.
“Y entonces dije voy a hacer una novarra, como años atrás mandé a hacer una guitarra de sonido 13 (de Julián Carrillo) y me puse a estudiar, es igual el proceso que vamos a hacer con la música de Novaro y Zubeldía. También pensé en un laudero que tuviera buenas referencias y que estuviera cerca de la experta en el tema, y se dio el contacto con el maestro Ramón Andrés”, compartió.
Ángel Blanco confesó que conocer y explorar la obra de Augusto Novaro en vez de generarle un trauma, por ser distinta, fue algo interesante y un nuevo reto como músico, pero que gracias a que también toca guitarra eléctrica, en la que encontró los trastes avellanados que también son distintos al toque tradicional, pudo tener mayor apertura a guitarras de distintos tonos.
El sonido infinito que se expande en el cuerpo
Por su parte, Leticia Teresita Varela Ruiz, reveló durante la emisión en qué consiste el Sistema Natural de la Música, creado por el compositor mexicano, y el sonido infinito, al cual da acceso con su sistema.
La autora del libro Augusto Novaro Novaro. En busca del sonido infinito, junto con Juan José Escorza Carranza, resaltó que este paradigma musical supera al basado en la escala temperada tradicional, para componer nueva música, hacerla sonar en instrumentos de calidad superior y estimular áreas más amplias del cerebro.
“La afinación está basada en la escala de 15 sonidos dentro de la octava, normalmente nuestra escala temperada tiene 12 semitonos dentro de la octava; es decir, que los intervalos son un poco más angostos que los de 12 sonidos. No tenemos los semitonos tradicionales que estamos acostumbrados a escuchar; como los trastes están más justos entre sí las pisadas tienen que variar, y la afinación de las cuerdas tiene un poco de diferencia con la tradicional, el resultado es un sonido que no estamos acostumbrados a escuchar”, reveló.
Complementó que para realizar la novarra la comunicación empezó el verano pasado y para ello platicó ampliamente con el maestro Ramón, definiendo criterios para abordar el trabajo y él se comprometió a intentarlo, y después de algunos ajustes, se concretó el instrumento presentado durante el programa de radio.
Acerca de qué hubiera pensado la maestra de Zubeldía de este momento histórico dijo: “habría estado encantada, pues ella quería que se fabricaran este tipo de instrumentos en Hermosillo y tenemos el privilegio de tener a un laudero que fue discípulo de Emiliana, quien también toca la guitarra. Se dieron las circunstancias y esperamos continuar con este trabajo”.
La presidenta de la Fundación Emiliana de Zubeldía Inda, A. C., compartió que además de las novarras, Augusto Novaro inicialmente hizo laudes, luego guitarras y después pianos. Ya en los años 50 se dedicó a fabricar instrumentos de la familia del violín, ahí concluyó todo su trabajo, pues murió en 1960, agregó.
También contó cómo fue que se conocieron en nueva York y trabajaron juntos Novaro y Emiliana de Zubeldía, quien más adelante lo siguió a México y componía obras a solicitud y guía de Novaro, con los principios del Sistema Natural de la Música, las cuales se estrenaban cada semana con un público muy selecto y demostraba los instrumentos.
“Ellos se encontraron en Nueva York, en 1930, él llega procedente de la Ciudad de México con una beca para estudiar toda esta propuesta que él tiene en los laboratorios de las universidades que tenían más recurso técnico para analizar los sonidos.
“Y Emiliana va ese mismo año procedente de una gira que hace por Sudamérica, se entera de la existencia de Novaro y le interesa su trabajo, porque ella siempre buscó cosas nuevas, más amplias, siempre estuvo en la vanguardia, y empieza a introducirse en la teoría de Novaro y él a exponérsela para que la pueda utilizar en la composición. Y fue en febrero de 1931, al siguiente año, que se da el primer concierto en Nueva York con obras compuestas por Emiliana de Zubeldía bajo la teoría de Novaro.
“Él regresa en 1932 a México y ella sigue entusiasmada y queriendo aprender más, así que también se traslada después a este país, y de 1937 a 1947 trabaja diariamente de 8 a 1 componiendo y siguiendo instrucciones o solicitudes del maestro”, reveló.
Durante la charla que se convirtió en una conferencia magistral y en un breve anecdotario de la vida de Emiliana de Zubeldía, Leticia Varela platicó también que unas semanas antes de que Novaro falleciera la maestra de Zubeldía lo visitó y acordaron que el trabajo que ella compusiera bajo el Sistema Natural de la Música lo haría con el nombre de los dos y fue así que se mantuvo el binomio Novaro-Zubeldía, que ahora mediante la fundación que preside se desea difundir y que se reconozca el valor de la aportación de ambos, así como las composiciones de Emiliana basadas en la armonía tradicional.
“Cuando escuchas los sonidos emanados de los instrumentos creados por Novaro se siente vibrar desde el estómago hasta el resto del cuerpo, como que se expande de una forma elíptica, de una espiral. Uno siente en el cuerpo que se le va ampliando el sonido dentro, te llega al espíritu, es una transformación de la persona cuando escucha esos sonidos”, expresó Varela.
El programa especial se repetirá este sábado 29 de enero, a las 19:00 horas, por Radio Universidad, en el 107.5 FM.