Lin Mendivil Alvarado/
La crisis de un modelo económico centrado en la precarización del trabajo, aunado a las medidas de restricción de contingencia sanitaria y a un contexto de violencia extrema son factores que han provocado el aumento de la jornada laboral para las mujeres, ya sea de trabajo remunerado o no, así como disminución en la participación de la mujer en la economía mexicana, alertó la investigadora María Eugenia Martínez de Ita.
En su conferencia Trabajo y mujer, precarización y contingencia, la académica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) especialista en temas de género participó en el Ciclo de Conversatorios Interdisciplinarios organizados por el Posgrado en Ciencias Sociales en el marco de las actividades académicas por el Día Internacional de la Mujer.
Comentó que México se encuentra en un momento donde coinciden diversos tipos de crisis: económica, debido a los problemas de la economía internacional que han mostrado signos de desgaste del actual modelo neoliberal imperante en América Latina y en nuestro país; además de una crisis de tipo ambiental y sanitaria que se recrudeció por el abandono del sistema de salud, así como una crisis de cuidados que requiere extremar la protección, recapituló.
Especialmente el trabajo de cuidado y medidas de protección familiar ha recaído en el ámbito, y son las mujeres a quienes se les ha dejado este trabajo: “cuando inició la pandemia se hablaba de una cuarentena y de cuarenta días, pero después se extendió y se perdió la idea de cuándo regresar, aun con la llegada de vacunas no hay la certidumbre de qué viene y cuándo regresaremos a lo que sería la normalidad o una nueva normalidad”, indicó.
La crisis de un modelo económico centrado en la precarización del trabajo y las medidas de confinamiento que han incluido suspender actividades no esenciales, no sólo ha traído bastantes problemas económicos, ha ocasionado el incrementado de la pobreza laboral, así como un aumento de dos horas de la jornada laboral remunerada, aunque ésta se realice en el hogar, reveló Martínez de Ita.
Consideró que esta situación de crisis trae por consecuencia un cambio en los parámetros de tiempo y espacio, en las formas y tiempos de organización, las relaciones sociales, las formas de organización y de lucha, y son aspectos que se deben estudiar detalladamente para ver qué está pasando, pues este contexto de crisis no se vive de la misma manera por todos los habitantes, apuntó.
Mencionó que según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), de 2008 a la fecha hay un aumento de la participación de las mujeres en la esfera económica: en 1970 apenas el 17% de las mujeres participaban en la economía mexicana, pero para 2008 era del 42.8%, y hasta del 44.9% en marzo de 2020.
Pero la pandemia ha destruido los espacios que poco a poco había ganado la mujer en el ámbito económico, y dicho indicador cayó al 39.2% en julio de 2020, lo cual se debe a que las actividades económicas más afectadas, las consideras no esenciales, son los sectores donde principalmente se habían incorporado las mujeres: sector turístico, restaurantero, manufacturero, y comercio.
Es importante decir que no sólo se trata de una crisis sanitaria, sino también de una crisis económica, pues hay una articulación de problemas que están agudizando aún más la situación que se vive, y las principales afectadas son las mujeres, pues son ellas quienes han padecido los estragos de este contexto no sólo por la pérdida del empleo, sino porque han regresado a sus hogares y se ha incrementado el trabajo no remunerado, señaló.
“Las mujeres trabajan más que los hombres; en 2018, las horas de trabajo no remunerado y remunerado era 75.5% para las mujeres y para los hombres de 54.8, y las mujeres trabajamos más y eso hay que decirlo y reconocerlo porque las mujeres nos encontramos en una situación en donde no solamente salimos a un trabajo a laborar, regresamos a nuestras casas a hacer trabajo doméstico, hacer trabajo de cuidado y todo esto forma parte de la vida de las mujeres en México”, apuntó.
“Y ahora, en este contexto de pandemia, el trabajo se ha incrementado aún más debido a las extremas medidas de cuidado, eso ha alargado e intensificado el trabajo de las mujeres”, y al mismo tiempo han aumentado los casos de violencia familiar. Se requiere sensibilidad hacia este tema, y desde la academia visibilizar esta situación a partir del trabajo científico y construir alternativas de solución.