La solidaridad, el respeto y la tolerancia, así como la mejora de las relaciones entre los individuos y el desarrollo con un sólido impulso a la educación, serán siempre fundamentos decisivos que ayudarán a alcanzar la tan anhelada paz social, afirmó el rector Enrique Fernando Velázquez Contreras al intervenir en el Foro La Educación integral como fundamento para la construcción de una cultura de paz en Sonora.
Al plantear que el proceso educativo es clave para alcanzar la paz, expresó su confianza en que los resultados de ese evento aporten elementos significativos para que realmente mejore la convivencia social entre los individuos.
En su mensaje, hizo saber que hoy varios factores, como la desigualdad social, el fanatismo religioso, el resurgimiento del nacionalismo y el fortalecimiento del crimen organizado ha provocado el resurgimiento de la violencia. “Y es que la intolerancia parece ganar terreno en muchos ámbitos de nuestra vida, siendo la madre de muchos de los conflictos más fuertes”, expresó en el evento realizado en el aula magna de la Universidad del Estado de Sonora.
Velázquez Contreras señaló que “somos intolerantes con quienes no comparten nuestras ideas políticas, religiosas o nuestras convicciones religiosas; o bien con quien es una raza o país deferente o un equipo deportivo”.
Asimismo, expuso que el ámbito científico tampoco se escapa a esa realidad, donde la ciencia se ha ganado a pulso la aceptación social como la portadora de la verdad ya que el método científico ha dado respuestas a muchas de las preguntas de la humanidad, pero que sin embargo todavía quedan infinidad de preguntas por resolver.
Incluso, consideró estar seguro que existen serias diferencias en varios temas que polarizan a la sociedad, como si es correcto aprobar la pena de muerte, el aborto, los matrimonios entre parejas del mismo sexo, la eutanasia, o prohibir experimentos con animales vivos, legalizar drogas, entre otras.
Si entre hombres y mujeres dedicados a la ciencia, sostuvo, todavía no podemos ponernos de acuerdo con estos y muchos otros problemas, la falta de entendimiento entre los seres humanos en general se vuelve todavía más complejo en la gente común.
Aunado a lo anterior, dijo, se suman a la complejidad de problemas varios lastres que arrastra la sociedad contemporánea, como en analfabetismo científico, la abundancia de dogmas de todo tipo, la información pseudocientífica y noticias falsas que permean nuestras comunidades, entre muchos otros. Ante este escenario, planteó, se vuelve fundamental el estudio, difusión e investigación en el área de la mediación y la cultura de paz.
El rector de la alma mater hizo saber que nuestra casa de estudios ofrece en la especialidad de Derecho y Psicología de la Familia la materia de Mediación Familiar, y después se creó la Unidad de Mediación Familiar y Comunitaria dependiente de la Coordinación del posgrado de Derecho ello, con el fin de atender a los sectores más vulnerable s de nuestra región.
Más adelante, agregó, junto con el Instituto de Mediación de México, se reconoció las ventajas de impulsar y desarrollar esa metodología de resolución de conflictos como una vía alterna para edificar la paz social en todos los ámbitos de la convivencia humana y los rincones del país.
“La alianza con los poderes judiciales de México, que se concretó fuertemente a finales del siglo 20, y la realización de 18 congresos nacionales y 14 mundiales de mediación, fueron elementos claves para diseminar en varios continentes la ventaja de la mediación”, puntualizó, reconociendo en todo ese esfuerzo a los académicos Jorge Pesqueira Leal y Miguel Ángel Soto Lamadrid.
Por ello, admitió que las acciones desarrolladas por la alma mater sonorense en ese tema y el mismo foro, dijo que representan una buena contribución a la Declaración de los Principios de Tolerancia de la Unesco, misma que, indicó, reconoce la tolerancia como el principio que sirve de guía para el establecimiento de la armonía y la paz mundiales.
En ese marco, recordó que la Unesco define la tolerancia de la siguiente manera: la armonía en las diferencias, la virtud que hace posible la paz y contribuye la sustitución de la cultura de la guerra por la de la paz; es la responsabilidad que sustenta los derechos humanos, el pluralismo, la democracia y el estado de derecho.
Estas acciones, señaló que impactan directamente a dos de los 17 objetivos de la Agenda 20-30, como el 4 que es educación de calidad y el 16, dirigido a la paz, justicia e instituciones sólidas.
“Es nuestro deseo impulsar esta cátedra y ofrecerla como crédito curricular optativa para todos los programas educativos de la institución y no solamente para la licenciatura en Derecho o de Seguridad Pública que esperamos tenerla pronto, sino para otras disciplinas”, concluyó.