Aleyda Gutiérrez Guerrero/
Hace falta mucho por hacer en el país en cuestión del sistema de pensiones para el retiro: lo primero es que esté cubierta toda la población; además, que se unifique lo cotizado en diferentes sistemas y subir el porcentaje de aportaciones, señaló Enrique Labrada, catedrático del Departamento de Economía.
Añadió que hay mucha informalidad en distintos trabajos, porque algunos de ellos no tienen sistema de ahorro para el retiro, y en otros, las empresas registran al trabajador con un salario menor, lo que repercute más adelante en lo bajo de la pensión.
Destacó que la unificación entre sistemas debería darse porque hay personas que durante su etapa laboral cotizan en diferentes lugares, como el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), o en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE); sin embargo, al momento de pensionarse sus semanas trabajadas no se unen.
Un reto más, declaró, es subir el porcentaje de aportaciones del 6.5% actual, que se hace sobre el sueldo base y es tripartita; es decir, participa el patrón, el gobierno y el trabajador. “Es un porcentaje bajo si le sumamos que las empresas te dan de alta con un sueldo más bajo y complementan con otras cosas, con esto se perjudica mucho a los empleados a futuro”.
Enrique Labrada compartió en el programa de radio Economía y Sociedad que un sistema de pensiones es un programa donde el gobierno o el Estado transfiere recursos para los adultos mayores, y que en algunos países, aparte de la aportación del gobierno, también contribuyen empresas y los mismos ciudadanos. Esta pensión garantiza un retiro digno.
En la emisión que se transmite por Radio Universidad señaló que esta idea es milenaria, y que el primer caso se vio en Alemania, a finales del siglo XIX, donde se creó básicamente por dos factores: uno, la ola socialista que existía, y dos, porque las empresas necesitaban gente joven y fue un incentivo para sacar de la fuerza laboral a los adultos mayores.
Informó que en México es hasta principios del siglo XX que se empieza a dar en algunos estados, pero ya en 1943, con el presidente Manuel Ávila Camacho, se aprueba la Ley del Seguro Social, con pensiones por invalidez y vejez, así como la jubilación, porque la palabra pensión no es aplicable nada más para los retiros: abarca más.
Apuntó que los sistemas de ahorro para el retiro en el país oficialmente se dividen en no contributorios y contributorios; el primero se obtiene por el simple hecho de ser ciudadanos y pueden tener derecho a una pensión, uno de los pilares es el programa 65 y más, de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), donde se puede solicitar el apoyo si se tiene una pensión menor a 1,100 pesos al mes.
“Lamentablemente no se da apoyo a todos. Por ejemplo, no están contempladas las mujeres que se dedican al hogar. Debiera haber una pensión universal para abarcar a todas las personas, porque hay mucha informalidad en México, los mismos empresarios o profesionistas independientes están a la deriva”, resaltó.
En el caso de los contributorios, éstos se dividen en programas de beneficio definido, con base en los años laborados y las contribuciones, y los de contribución definida, que son las afores, programas de cuentas individuales que surgen en 1997, donde sabes cuánto aportas, pero no lo que vas a recibir de pensión.
Las contribuciones de los trabajadores que se van a las cuentas individuales administradas por sus afores, a través de la banca mexicana, se invierten en cinco fondos de inversión llamados siefores, dependiendo de la edad de los contribuyentes, indicó.
Hay falta de cultura financiera en nuestro país, y los ingresos bajos impiden el ahorro, a veces parece que falta muchos años para que este momento llegue y no es así, por eso se recomienda que un 15% del ingreso se guarde para el retiro, sugirió Enrique Labrada.