Elías Quijada/
Según cifras del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), de cada 100 mujeres sonorenses, 67 están en edad productiva; de las cuales solamente el 4.2% trabajan en la minería, pesca y agricultura; el 21.6% laboran en la industria de la transformación y el 73.4% se ubica en sector terciario, servicios y gobierno, reveló Blanca Luz Saldaña López, coordinadora ejecutiva del Instituto Sonorense de las Mujeres.
Durante la conferencia Las mujeres y la perspectiva de género, actividad organizada por el Departamento de Administración de la Universidad de Sonora, en conmemoración del Día Internacional de la Mujer, la funcionaria estatal dijo que en las últimas décadas el rol de las femeninas ha aumentado en ámbitos en donde la figura del hombre era predominante, y este cambio es derivado de la lucha que se ha mantenido en todos los foros de discusión y en la transformación de las políticas públicas.
Indicó que Sonora tiene una población de 2’944,844 habitantes, de los cuales 1’472,647 son mujeres, representando el 50% de la población en la entidad; de esta cifra, el 48.9% de las femeninas tienen participación económica, 17 puntos más que el año 2000, que era del 31%, y solamente el 8.7% son no económicamente activas, por ser personas jubiladas o pensionadas.
De las 876,826 viviendas habitadas en Sonora, señaló que el 34.3% tienen jefatura femenina, cifra que aumento EN comparación del 2010, pues ha ido en aumento las madres solteras en los últimos años, siendo el 23.8% actualmente, y agregó que en la prevalencia total de violencia contra las mujeres, Sonora está por debajo de la media nacional, con el 61.1%.
En el censo se notifica que las mujeres de 15 años y más han sufrido al menos un incidente de violencia emocional del 42.2%; disgregándose en 27.2% de violencia económica; 27.8% de violencia física, y 35.6% del tipo sexual, todas por debajo de la media nacional; mientras que el fenómeno de la violencia por ámbitos en los últimos doce meses fue del 23.3% por la pareja; 8.7% por familiares; 18.6% comunitaria; 20.2% laboral y 14.3%” escolar, incluyendo universidades, abundó.
Saldaña López expresó que la igualdad de género implica que hombres y mujeres deben de recibir los mismos derechos, beneficios, igualdades de oportunidades, mismas sentencias y ser tratados con el mismo respeto en todos los aspectos de la vida cotidiana; trabajo, salud y educación.
Definió que género es la construcción histórica, social y cultural que se asigna a cada persona a partir de su sexo biológico, y determina las relaciones entre mujeres y hombres en lo social, económico cultural y político, y el concepto de sexo es la diferencia biológica entre la mujer y el hombre, determinadas genéticamente, tratándose de características naturales e inmodificables.
En su interacción con estudiantes y docentes universitarios, la coordinadora ejecutiva del Instituto Sonorense de las Mujeres hizo un recuento del surgimiento de los derechos de las mujeres a nivel mundial y en México, y para ello mencionó el acuerdo de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, y la Convención de Belém Do Pará, que establece que la violencia contra la figura femenina es una ofensa a la dignidad humana y una manifestación de las relaciones de poder históricamente desiguales entre las mujeres y los hombres.
“Hace más de un siglo inició el camino para reconocer los derechos de la mujer, con luchas y debates; un trayecto en el que han enfrentado obstáculos como políticas inadecuadas y programas inconclusos y donde aún la Organización de las Naciones Unidas reconoce los desafíos pendientes para alcanzar la igualdad”, apuntó.
Recordó que las fuentes más antiguas sobre los derechos humanos se encuentran en las culturas griega y romana, así como en las ideas humanistas de oriente, estos derechos eran concedidos a los ciudadanos; es decir, hombres libres que poseían bienes, excluyendo a los esclavos, extranjeros y a las mujeres; el 85% de las personas enjuiciadas y sentenciadas a la hoguera fueron mujeres, y la Edad Media marcó para siempre la vida de las mujeres, la presencia de la Santa Inquisición y su legalización fue particularmente cruel para con ellas.
Con los movimientos revolucionarios, que iniciaron en Francia y se extendieron a Europa, así como los movimientos independentistas en América, entre ellos la Declaración de Derechos de Virginia, en 1776 en los Estados Unidos, los derechos humanos alcanzaron su carácter universal, al ser incorporados en el marco jurídico constitucional de casi todas las naciones.
Los derechos de las mujeres y ciudadanas, en 1791 en Francia, fue uno de los primeros documentos históricos que proponen la emancipación femenina en el sentido de la igualdad de derechos y la equiparación jurídica y legal de las mujeres en relación con los varones; el texto fue redactado por Olimpe de Gouges como un cuestionamiento de la declaración de los derechos de los hombres y de los ciudadanos, donde las mujeres nuevamente fueron excluidas.
Más tarde, en 1828, las mujeres en los Estados Unidos venían desarrollando un amplio movimiento antiesclavista y demandando derechos para ellas, esta labor permitió la abolición de la esclavitud; sin embargo, a las mujeres del vecino país no le fue reconocida su ciudadanía plena hasta en 1920; mientras que en América Latina, en 1926, Chile aprobó el voto femenino, y en México se aprobó en 1953.
Citó que en 1975 se efectuó en la Ciudad de México la primera Conferencia del Año Internacional de la Mujer, donde se discutieron temas para lograr la igualdad de las mismas en los ámbitos políticos, laboral y civil; en 1980 se creó el Programa Nacional de Integración de la Mujer; en 1985 se fundó la Comisión Nacional de la Mujer; en 1996 se instituyó el Programa Nacional de la Mujer, alianza para la igualdad, como programa sectorial que dependía de la Secretaria de Gobernación, y el 8 de marzo de 2001 se formó el Instituto Nacional de las Mujeres.