Karla Valenzuela//
De una manera muy especial, y acorde a los tiempos de pandemia que se han vivido, en 2021, la generación de ingenieros agrónomos egresada de la Universidad de Sonora en 1971, celebró su 50 aniversario. Una botella de vino que lleva una etiqueta conmemorativa es parte de su festejo, pero lo principal, lo que verdaderamente hace posible su gran fiesta, son los recuerdos y las gratas experiencias que vivieron juntos.
“Tradicionalmente, nos hemos reunido todas las generaciones al cumplirse un año; se juntan con los que están todavía. Entonces, nosotros quisimos hacer un poquito diferente, hicimos una etiqueta conmemorativa de esos 50 años (…) para hacer patente el agradecimiento hacia la Universidad, a nuestra alma mater en nuestros 50 años de carrera profesional, un agradecimiento por el cobijo que nos dio durante tantos años de estudio y, posteriormente, en nuestra carrera profesional”, comentó Manuel Ezequiel Ayala.
Con un cariño entrañable inundado de extrema nostalgia, Manuel Ezequiel Ayala Astorga, Amador Aguayo Aguilar, Damián Martínez Heredia, Sergio Otero Carrillo y Ernesto Fragoso Leyva recordaron algunas de las anécdotas de aquellos años en los que la escuela de Agricultura y Ganadería.
“Como estudiantes de la Universidad de Sonora, pasamos por diferentes etapas, unas muy bonitas, que son la mayoría; nos tocó, inclusive en el 68, cuando recién entramos a la escuela, la famosa huelga conocida por todo México. Fue la primera experiencia que tuvimos (…). Después, casa experiencia que tuvimos fue muy bonita, porque cada maestro que tuvimos tenía una especialidad y esa especialidad nos fue llevando a nosotros a buscar dónde queríamos estar, qué era lo que más nos gustaba como estudiantes”, relató Manuel Ezequiel Ayala Astorga.
Después, ya como profesionistas, estos jóvenes de entonces se fueron, como dicen ellos, “por donde la vida los fue llevando”, en diversas especialidades, en distintas formas de desempeñarse y asumirse como profesionistas. Sin embargo, sus bases, las aprendidas en el aula, en el campo, en sus clases, nunca las han olvidado.
La Unison siempre en su vida
Aunque algunos trabajaron en el sector público, otros en la iniciativa privada o en la educación, siempre estuvieron y están conscientes de lo que la Universidad de Sonora les ha dado.
“No solamente nos quedamos con terminar la carrera, sino que seguimos recurriendo a la Universidad para ver otras etapas nuevas que se estaban implementando y aprovecharlas también en nuestro desarrollo profesional”, dijo con orgullo Ayala Astorga.
Desde la siembra, regar y otorgar toda la asistencia que necesita el cultivo, formó parte de la gran experiencia de aquellos años.
“En aquellos tiempos, la relación con los maestros era muy cercana, muy práctica; inclusive, nosotros, como éramos un grupo relativamente pequeño, tuvimos oportunidad de convivir mucho con los maestros, llevar las prácticas; quiero comentar que, en nuestra generación, tuvimos la oportunidad de practicar y nos prestaron veinte hectáreas en el campo de la Universidad para que sembráramos y sembramos trigo; esa fue muy buena experiencia porque participamos todos”, recordó Amador Aguayo Aguilar.
Esa fue una práctica que, indudablemente, los marcó positivamente – y para siempre- en sus vidas.
Y es que llevaban, aseguraron, una relación directa con los maestros, les aprendían de primera mano y llevando la teoría a la realidad.
Por su parte, Damián Martínez Heredia, quien después sería docente de su querida Universidad de Sonora, aseguró que el tiempo lo fue llevando a ser profesor, otorgándole gratos recuerdos también de la academia.
En ese momento existían tres especialidades, Irrigación, Fitotecnia y Zootecnia; cada uno de los egresados fue eligiendo su camino y forjando sus metas y su propio destino profesional
Una generación vivaz
A decir del ingeniero Sergio Otero Carrilo, quien destacara también como profesor, esta generación de 1971 era muy vivaz, muy comprometida.
“Yo tenía 24 ó 25 años y traté de vincularlos al sector productivo; inclusive cuando estaba el ingeniero Ramón Huerta colocamos a muchos muchachos en la costa de Hermosillo, porque no nomás es el aula. Tengo una gran satisfacción de todavía tener la amistad de ellos”, aseguró Otero Carrillo.
Para él, y para este grupo de ingenieros agrónomos en general, es crucial vincular a las nuevas generaciones con el sector productivo.
“Estos muchachos eran verdaderos estudiantes de agronomía, entraron para estudiar, y les tocaron buenos maestros, principalmente, don Pedro Ávila, que era una súper institución”, narró el ingeniero Otero.
Esta generación tuvo la oportunidad de conocer el cultivo de Chiapas, Veracruz y de otras partes de la república mexicana que aquí, como zona desértica, no se conocía. Además, al mismo tiempo que desarrollaban su tesis, trabajaban en campo realmente, conociendo a lo que se enfrentarían ya en la vida profesional.
“Eso nos daba a nosotros los pasos para no nada más salir de la escuela y ver a dónde íbamos; cuando salíamos ya sabíamos a dónde íbamos a ir porque teníamos la base de ese servicio social y de esos programas que se hacían con diversas empresas; prácticamente salíamos con trabajo”, rememoró Manuel Ezequiel Ayala Astorga.
Tenían verdadera vocación
Se trataba, pues, de una generación con vocación de agrónomo, que tenía amor al campo, incluso, trabajaban hasta en vacaciones.
“A mí me tocó estar en un campo durante las vacaciones, tres meses, recibiendo y pesando algodón y bajar maquinaria en la noche; entonces, se hacían las labores desde abajo, y eso te probaba para que demostraras que te gustaba y que aguantabas, que no al primer calorcito no corrieras; eso te forjaba mucho; entonces sí tenías que traer ciertas cualidades y gustos por la agricultura o la ganadería”, enfatizó Amador Aguayo Aguilar.
Amador Aguayo Aguilar, Manuel Ezequiel Ayala Astorga, Vicente Danese Cabrera, Manuel Espiricueta Betancourt, Vicente Galaz López, Refugio Álvaro Gómez Reynoso, Bernardo Guerrero León, Roberto Jesús Gutiérrez Encinas, Einer Infante Gil, Jorge Andrés Johnston Ramírez, Ángel Lagarda Murrieta, Eugenio Larios Arvizu, Damián Martínez Heredia, Humberto Lugo Sepúlveda, Eduardo Quiroga Xibille, Federico Siu López, Joaquín Vázquez Cárdenas, José Humberto Villarreal Zatarain, Gastón Villa Figueroa, Rodolfo Báez Ríos, José Luis Dávila Del Campo, Víctor Manuel Galaz Carbajal, Jorge García Salazar, Arturo Madrid López, Francisco Ramos Castillón y Oscar Rivera Barrios, fueron los graduados en 1971.
Hoy, con cariño, nostalgia y alegría, la generación número 12 de agrónomos se siente agradecido con la Universidad de Sonora, con todos sus maestros, con sus compañeros, y desean que las nuevas generaciones tengan la misma oportunidad que ellos de disfrutar el ejercicio de la agronomía, del campo.