Jesús Alberto Rubio//
La aparición del virus SARS-COV2 produjo la enfermedad covid-19 y esto trajo la vivencia de una pandemia y una modificación en el modo de vida a nivel global, lo que repercutió inmediatamente en los determinantes sociales de la salud, e impactó en el cumplimiento de los objetivos planteados en la Agenda 2030 referentes al Desarrollo Sostenible, estableció Vivian Vílchez Barboza, directora del Centro de Investigación en Cuidado de Enfermería y Salud (Cices), de la Universidad de Costa Rica.
Al exponer el tema Investigación en instituciones de educación superior: desafíos y oportunidades postpandemia, advirtió que no se puede dejar de lado ese contexto epidemiológico donde predominaba un cambio en las pirámides poblacionales, las cuales se han ido ensanchando e invirtiendo.
“Existía antes de la pandemia un predominio de la morbi-mortalidad ocupado principalmente por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, donde las enfermedades crónicas no transmisibles se vuelven un foco fundamental a trabajar desde el área de salud y se incluyen a éstas, las enfermedades referentes a salud mental, como lo es la depresión.
“Con la pandemia, esta realidad no se detiene, continua y se acentúa”, expresó la doctora en Ciencias de la Enfermería al intervenir en la Cátedra Internacional: Pensar en América Latina frente a los objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) -Agenda 2030.
A nivel investigativo, Vílchez Barboza afirmó que la pandemia trajo consigo consecuencias y que un ejemplo de ello lo constituye la pregunta ¿cuáles son las áreas temáticas en las que se ha invertido dinero para financiar proyectos de investigación durante este periodo de pandemia?
Indicó que al revisar lo publicado por Norton et al (2020) encontró que se visibiliza que la mayor cantidad de recursos está en el área del virus SARS-CoV-2 y que otra relevante ha sido la de gestión clínica y por supuesto la de los tratamientos y de las vacunas.
“Menos atención de financiamiento lo ha ocupado la investigación animal, ambiental y las consideraciones éticas en salud”, precisó en su intervención virtual.
Invertir en estudios
Vivian Vílchez expresó que, en este momento, se menciona la necesidad de invertir en investigaciones que profundicen en aspectos de la población con respecto al covid-19, la salud laboral de trabajadores de la salud y continuar estudiando aspectos relacionados con la enfermedad en mención. “Se plantea como área temática a estudiar a futuro, la morbilidad a largo plazo por covid-19”.
Con ese antecedente, puntualizó en que las instituciones de educación superior no pueden dejar de lado que la investigación tiene dos tipos de poblaciones: consumidores (lectores) y productores (diseño y realización activa de estudios).
Además, deben tomar en consideración que existen dos puntos que muchas veces se contraponen y que hay que mantener en equilibrio: por un lado, la necesidad de que la investigación responda a demostrar a la sociedad y a la economía el valor de la investigación al dar respuesta a situaciones de interés.
Asimismo, apuntó que por otra parte será necesario velar y cuidar que esas motivaciones extrínsecas y su impacto no desplacen motivaciones disciplinares.
“Lo antes mencionado se puede ejemplificar en el ámbito de la enfermería con los retos y barreras que se han experimentado en áreas investigativas que no tengan relación con el covid, porque han visto disminuido sus financiamientos o por motivos de confinamiento, los ensayos clínicos han tenido que modificar sus protocolos de investigación ya que involucra la participación de seres humanos”, sostuvo.
Dio a conocer que algunos ámbitos afectados han sido enfermedades neuropsiquiátiricas, demencia, Alzahaimer.
Mejora social y visibilidad de conocimiento
Un reto, dijo, es retomar el significado de impacto en la investigación (de acuerdo con Chubb, Reed, Polit 2008), que se entiende como la posibilidad de crear mejora social y mayor visibilidad de conocimiento creado con el eje central de generar bienestar a las personas por medio de la investigación y no solo el ahorro económico.
Asimismo, añadió, es recomendable para las instituciones de educación superior incluir la medición del impacto con indicadores dirigidos a medir cultura investigativa, capacidad y motivación con miras a incidir desde la academia en la política pública a través de la investigación, teniendo claro que esta medición será al mediano y largo plazo.
En igual forma, destacó, teniendo claro que al haber un cambio en el mundo se presenta una modificación en los comportamientos, lo cual requiere transformación y afianzamiento de alianzas estratégicas entre sectores.
Indicó que algunas estrategias indispensables para generar aporte social de la investigación a tomar en consideración para las instituciones de educación superior son, publicaciones derivadas de la investigación que aporten mejoras en los diferentes campos de práctica profesional; establecimiento de redes de colaboración, ya que existe un llamado a la investigación interdisciplinares o transdisciplinarias para dar respuestas a los fenómenos complejos presentes actualmente e inserción temprana de estudiantes en proyectos de investigación.
Asimismo, dijo, el incremento de la difusión permanente de los resultados de la investigación ya que es de interés fundamental la transferencia de conocimiento a las diferentes poblaciones beneficiarias; que la ciencia sea asequible a la comunidad, así como acrecentar proyectos de investigación financiados.
Como conclusión dijo, no se debe olvidar que las instituciones de educación superior se convierten en un ente primordial para abogar por el diálogo estrecho entre quienes crean la política, los equipos investigadores y la sociedad.