Paula Trespalacios Argain
El para qué de las presas, sus posibles efectos, el desperdicio de agua en Hermosillo por un consumo irresponsable y mal estado de la red, así como el desastre ambiental en el Río Sonora fueron los tópicos abordados en el panel “El proyecto de las presas del Río Sonora y sus implicaciones ambientales”.
Con la participación de tres investigadores, se llevó a cabo este foro la tarde del pasado martes, 26 de noviembre, en el Departamento de Ingeniería Industrial, donde se coincidió en la necesidad de valorar los efectos de la construcción de tres presas en el estado y mejorar la red de distribución de agua potable en Hermosillo.
Ante el anuncio del Plan Hídrico Nacional con la construcción de las presas de Sinoquipe, Puerta del Sol y Las Chivas, con base en estudios realizados al sistema de presas de Sonora, Rolando Enrique Escalante, investigador del Colegio Sonora, indicó que los impactos negativos directos a la zona del Río Sonora son muchos y que, en cambio, Hermosillo tiene una eficiencia física del 45 por ciento, cuando debería estar por lo menos en el 80, lo que aseguraría el agua para 1.6 millones de personas, y garantizaría vital líquido hasta el 2050, que son los 30 años que proponen darían las presas.
“Sobre El Molinito, cuando lo hicieron en 2008, dijeron que iba a tener agua por 50 años; respecto al Sonora Sí. con el Acueducto Independencia, se dijo que se iba a solucionar, y no se ha solucionado; si sumamos los cien años que prometieron, deberíamos tener agua segura hasta el 2100. Y otra vez volvemos a la misma de decir que ahora sí con este proyecto vamos a tener agua por los próximos 30 años.
“Además, impactaría de una forma muy fuerte a todas las comunidades del Río Sonora, estoy hablando de Sinoquipe, Banámichi, Huépac; estaríamos dándole un golpe a la cuna de Sonora”, advirtió.
¿Para qué?
“En el caso de estas tres presas, todavía no se logra establecer cuál es el propósito de esta construcción, es decir, todavía no sabemos cuál es el antecedente y cuál es el diagnóstico de la decisión de la construcción de tres obras de esa naturaleza, de las que se ha hablado por décadas, pero siempre se detienen por el impacto en la región”, aseveró Noemi Haro Velarde, académica del Departamento de Economía de la Unison Agua de Hermosillo.
Destacó que cuando se habla de política pública se habla de acciones que realiza el Estado con las que quiere crear una consecuencia, por lo que la construcción de presas a nivel nacional tiene varios objetivos, como almacenar agua, contener avenidas, producción de energía; y, en este caso, las que anunciaron para Sonora, no se han especificado; además de que por ser obras de alto impacto en términos de inversión, son una carga presupuestal grande para los ciudadanos.
Agua de Hermosillo
Su participación la enfocó en el organismo operador de la capital sonorense, Agua de Hermosillo, del cual, dijo, a diario se pierden en la red de agua potable 200 litros de agua por habitante
“La eficiencia física que mide la capacidad que tiene el sistema de que el agua producida efectivamente llega a la toma de los usuarios, es del 45 por ciento, del total del agua que se produce, el 55 se desperdicia y no llega a los usuarios finales porque se pierde en la red”, recordó.
Otro desastre ambiental
El investigador de esta casa de estudios, Antonio Romo, habló del impacto ambiental que podría provocar la construcción de estas presas sobre el área del Río Sonora, un área que fue victima del que llamó el desastre ambiental más grande de México y que a la fecha no ha sido remediado.
“Aquí en Sonora sucedió el desastre ambiental más grande de México, porque Sonora es el estado de la república que tienen más concesiones de minerías.
“Muchas veces creemos que en subsuelo hay una pila con agua y esta sacando agua, y no es así, hay muchas corrientes de agua abajo, van, vienen, bajan, suben; nos dimos cuenta con los monitoreos que los meses de verano es cuando se suben, pero ninguna autoridad nos dice eso, ni la Secretaría de Salud ha prevenido eso”, aseguró.
Advirtió que los metales caen a los ríos, aseguró, por lo que hay movilización de metales en los mantos subterráneos.