Jesús Alberto Rubio//
La formación y prevalencia de los baches en las vialidades representan el principal problema en Hermosillo, una lamentable y grave situación que obedece a muchos factores y que debe ser analizada y resuelta de manera integral, consideró Jaime Varela Salazar, Maestro Emérito por el Departamento de Ingeniería Química y Metalurgia de la Universidad de Sonora.
Ante el anuncio del gobierno federal de iniciar un programa especial nacional de bacheo y la situación existente en esta área en la capital sonorense, dijo que ese problema debe revisarse y ver dónde conviene poner pavimento a base de concreto hidráulico, ya que a la larga resulta más económico.
Incluso, reparó sobre la necesidad de impulsar acciones de entrenamiento al personal encargado de esas actividades para beneficio de los automovilistas, ya que el estar reparando llantas y rines resulta muy oneroso y, como son gastos no programados, crean gran descontrol en la economía familiar, máxime cuando el vehículo es el medio de trabajo y del ingreso familiar.
“Sabemos que el asfalto, también conocido como chapopote es una mezcla viscosa obtenida principalmente del petróleo, con una composición aproximada del 84% de carbono, 10% de hidrógeno, 1% de oxígeno y otros elementos como el azufre, níquel y fierro, que lo hacen, junto con la dosificación calculada de arena y grava, un insumo muy usado, entre otras cosas, para la pavimentación de calles”, indicó.
Sin embargo, señaló que cuando se dosifican en exceso tanto la arena como la grava, se pierde una de sus principales y valiosas características: la impermeabilidad.
“El agua penetra y bajo la placa se forma un lodo muy aguado, dejándola casi volando, por lo que cualquier carga la hace quebradiza, provocando un bache por la falta de supervisión en la dosificación y, por otro lado, la insuficiente compactación”, añadió.
Mencionó que en las colonias Bugambilia y Jesús García, al norte de la ciudad, pusieron tres tramos como de 100 metros cada uno y todavía están como 3,000 metros cuadrados sin bache alguno, lo cual se compara con los alrededores, donde hay uno por cada 5 metros cuadrados.
“Esta magnífica pavimentación fue supervisada personalmente por el arquitecto Gustavo F. Aguilar hace más de 40 años y todavía conserva su magnífica calidad”, dijo.
Por ello, afirmó que debe hacerse algo parecido, pues las técnicas usadas actualmente no han dado resultado y “por angas o por mangas, se han convertido en un oneroso barril sin fondo, sobre todo para el que interesa, el usuario”, expresó.
Por otro lado, indicó que, aunque no tiene relación directa con los baches, las alcantarillas, aparte de su pésimo estado, tienen mucha estrechez, ya que cualquier basurita las tapa, máxime en esta ciudad, donde se produce más de un kilo diario de basura por persona.
“Deben diseñarse alcantarillas con mayor área de flujo; en drenajes superficiales como es en Hermosillo, la erosión es un factor muy importante, pues se ven pedazos de pavimento arrastrados por el agua junto con la arena y la grava en exceso, ya que este líquido, nieto de antiguos arroyos, arrastra con todo. Aplicando la hidrología superficial se puede mitigar este problema, que también le pega a la pavimentación”, comentó.
Dijo que la ciudad cuenta con profesionistas altamente capacitados para enfrentar estas áreas de oportunidad, con énfasis en la continuidad de los proyectos, y darnos a todos una mejor calidad de vida.
Concreto hidráulico
Por su parte, Juana Alvarado Ibarra, docente en el Departamento del Investigación en Polímeros y Materiales, señaló que existen pruebas recientes con caucho que han funcionado en esa área.
“En lo particular, por el tránsito que soporta la ciudad, me inclinaría por concreto hidráulico; sin embargo, considero que el inconveniente es el alto costo”, dijo.
A su vez, Martha Patricia Palancares, quien concluyó su séptimo semestre de la carrera Ingeniería ambiental en el Instituto Politécnico Nacional (IPN), consideró que en el caso particular de la ciudad de Hermosillo sería oportuno plantearse si la solución realmente se encuentra en reparar los baches o se tendría que atender el problema desde su raíz.
La alumna del IPN, quien del 14 de junio al 30 de julio pasado realizó estancia de verano de investigación en esta institución con la asesoría de la académica Juana Alvarado Ibarra, dijo que según fuentes consultadas cerca del 80% de las calles de Hermosillo presentan algún tipo de daño estructural (baches, fracturas, grietas… etc.).
“Al conocer los antecedentes sobre tal situación, encontré reportajes de hasta seis años de antigüedad que ya discutían sobre si el origen se encuentra en el rezago en infraestructura pluvial de más del 98% que tiene la ciudad, que provoca que la humedad prevalezca en los pavimentos y que con la fatiga vehicular se colapsen, formándose los baches”, citó.
Palancares Sosa comentó que, de no atenderse ese rezago en infraestructura pluvial, Hermosillo seguiría en un ciclo vicioso con el parcheo de baches e indemnizaciones a los ciudadanos por daños patrimoniales, las cuales son acciones consideradas reactivas y que no están ofreciendo una solución a futuro.
Planteó que encuentra muy benéfico se sumen los esfuerzos municipales, estatales y federales para que los recursos que vayan a ser proporcionados sean redirigidos a apoyar el ambicioso pero necesario plan de infraestructura pluvial, cuya urgencia se explica con los fenómenos hidrometereológicos del mes de julio, en los que la ciudad se vio inundada, desastre que a su paso ocasionó la presencia de baches.
“La construcción sobre nuestro planeta debe de plantar cara al cambio climático y al impacto en el medioambiente; mi recomendación sería que se busque una planeación a futuro para la sostenibilidad de la ciudad con proyectos de pavimentación basados en técnicas más sustentables, como el caso de pavimentos con materiales permeables o porosos que absorban el agua en calles y permitan evitar inundaciones y regular la temperatura de las “islas de calor” de las zonas altamente urbanizadas.
Incluso, señaló la importancia de dar seguimiento al desempeño de la zeolita, que está siendo probada en Chile como aditivo para disminuir la temperatura de la mezcla con la que se pavimenta, que es una de las principales causas de las emisiones contaminantes y considerar su implementación.
Además, dijo, se podrían buscar sistemas constructivos, como los llamados pavimentos de concreto estructuralmente reforzado continuo, que consisten en una losa de concreto reforzada con acero y permiten que las grietas transversales ocurran a una separación menor y las mantiene cerradas para obtener una máxima trabazón del agregado.
“Esos sistemas reducen el uso de concreto y hasta una reducción del 35% de emisiones de CO2, siendo sólo ejemplos que buscan presentar posibilidades a pavimentos más duraderos y que minimicen la creación de baches”, concluyó.
Eduardo Canseco Vilches, profesor investigador del Departamento de Agricultura y Ganadería, opinó que “primero hay que definir-seleccionar entre la utilización del asfalto o pavimento, afirmando que este último material es la mejor opción. “Segundo, calcular la capacidad del pavimento para soportar peso de vehículos, lluvia, con calidad y grosor apropiados”, añadió.
Asimismo, concluyó en su intervención en la entrevista que antes de realizarlo, deben prepararse los servicios subterráneos, como son agua, drenaje del hogar, gas, electricidad, drenaje pluvial, etcétera, especialmente haciéndolo con honestidad.
Generación y reparación
Existen varias razones por las que se generan los baches; sin embargo, en la mayoría de ellos se da por un intercambio de agua en la carpeta o en la estructura (base, subbase) y que trae como consecuencia el envejecimiento y/u oxidación de la carpeta, afirmó por su parte José Luis Verdugo Palacios, profesor de la carrera de Ingeniería Civil.
Ese proceso, indicó, la endurece y fragiliza en punto específicos, de tal manera que cuando pasa una carga móvil se rompe, desintegra y/o deforma más esa área afectada por la humedad.
“Así, continúa su proceso aumentando sus dimensiones (área y su profundidad) hasta el punto de ser un riesgo letal de accidente para los usuarios que transitan por esa calle o avenida”, dijo.
Verdugo Palacios, quien fue creador del Laboratorio de Pavimentos de Ingeniería en 1987, precisó que los baches son hoyos o cavidades en la superficie del pavimento, de tipo ovoides y/o redondeadas, que se forman cuando se desprende la mezcla asfáltica, diciendo que una convención que existe para que sea considerado como tal es que al menos una de sus dimensiones debe tener de 150 milímetros.
Enseguida, mencionó que el problema puede iniciarse debido a diversas causas, entre las que se encuentran pavimento estructuralmente insuficiente para el nivel de solicitaciones y características de la subrasante; drenaje inadecuado o insuficiente; defecto de construcción; pavimentos muy viejos y fallas en la infraestructura hidráulica.
Otras son, añadió, reparaciones en infraestructura hidráulica mal hechas; no tener cunetas adecuadas para el movimiento del agua longitudinal, la que se infiltra hacia la estructura; no contar con bombeo adecuado quedando áreas de estancamiento en la superficie, y tampoco presentar un buen sistema de alcantarilla para el desfogue de aguas de lluvia.
En cuanto a cómo se deben reparar los baches, dijo que lo primero por hacer es una inspección muy detallada de la superficie que se quiere reparar, ya que “si en toda la estructura encontramos varios baches” y daños importantes como grietas muy abiertas que provoquen filtraciones o el pavimento demasiado viejo, entonces será necesario colocar de nuevo la estructura de pavimento”.
En este punto, precisó, es importante mencionar que la instancia de agua potable y alcantarillado participe haciendo las reparaciones y/o colocación de nuevas líneas de agua y/o drenaje para que la nueva estructura de pavimento no presente riesgos en el corto plazo por problemas de fugas, que en Hermosillo es un problema común.
Verdugo Palacios señaló que adicionalmente se deben contemplar otros factores como cunetas tipo L de concreto en los extremos para que dé salida a las aguas de lluvia, la topografía de la zona para asegurar un buen drenaje, instalar sistemas de alcantarilla donde se requiera, etcétera.
“Una vez realizada la inspección y optamos por reparar los baches existentes en la calle o avenida, el procedimiento consiste en “abrir” un poco más la superficie del bache así como checar que los materiales de la estructura inmediata debajo de la carpeta tengan buena compactación; en caso de no ser así, habrá que retirar y colocar material de relleno para su compactación, y posteriormente un riego de liga y la mezcla asfáltica para, finalmente, compactar la superficie de rodamiento con un vehículo o con una compactadora.
Dijo que es importante comentar que normalmente en los bacheos observados en Hermosillo no toman en cuenta la condición de la infraestructura donde se asienta la carpeta, y ello hace que al cabo de corto tiempo tengamos de nuevo la aparición de bache.
Tipo de mezcla o asfalto
Se preguntó qué tipo de mezcla o asfalto deberá usarse para la reparación de bacheo, y afirmó que por las características de clima extremo que tenemos en Hermosillo se sugiere el uso de cementantes asfalticos duros, cuyos indicadores de penetración se encuentren entre las 20 y 40 décimas de milímetro.
“Esto podría ayudar a que los cambios tan extremos de temperatura no hagan que los movimientos de la superficie se minimicen evitando el agrietamiento, haciéndolos más impermeables y aumentando la resistencia a las cargas vehiculares.
Apuntó el hecho de que no contamos con un buen sistema de alcantarilla en zonas de inundación inmediata por el tipo de lluvias “locas” (mucha intensidad y cortas), haciendo que una vez finalizadas las mismas se tienen áreas de estancamiento que en ocasiones dura hasta dos o tres semanas, haciendo su efecto nocivo tanto en la superficie del pavimento o en las capas de la estructura inmediata inferior y observando en corto tiempo el deterioro de calles y la aparición de los baches.
“El establecimiento de alcantarillas no ha fructificado debido a que los colectores están muy saturados y es un riesgo conectar salidas de alcantarillas pluviales a los mismos. Sin embargo, contamos con un canal que le dio salida al agua de la presa Abelardo L Rodríguez en los años 80 que llega hasta la costa y que ni remotamente se ha vuelto a utilizar”, recordó.
Propuso que se utilice dicho canal para dar salida a toda el agua pluvial, diseñando infraestructura para ello y, así reutilizar el agua de lluvias.
“Se pueden generar alternativas de qué hacer con la captación de esa agua para Hermosillo, el poblado Miguel Alemán, etcétera, y le damos una solución de una vez por todas a los grandes estancamientos que generan las lluvias en zonas puntuales de nuestra querida capital”, concluyó.
No es solo tapar baches
Enrique Chávez Ramírez, fundador de la Maestría en Administración de esta casa de estudios, expresó que la solución no es tapar los baches “porque al hacerlo, cubres unos y salen otros”.
Reiteró que si el pavimento entero es de mala calidad se podrán tapar algunos baches, pero al rato van a salir otros.
Comentó que también tiene mucho que ver el sistema de desagüe pluvial de las calles y la circulación de camiones de transporte y de carga, que por lo general son demasiado pesados.
“Cuando abren una calle para reparar las fugas de drenaje, a veces no cimentan bien las zanjas y al rato se hunde el pavimento”, afirmó.
Mencionó que algunas calles del centro de Hermosillo han sido repavimentadas con asfalto encima del concreto original, lo cual ha elevado su nivel, propiciando encharcamientos que duran varios días después de una lluvia, concluyó.