Jesús Alberto Rubio/
La antropología trasciende en el espacio-tiempo porque es el estudio de las sociedades y poblaciones desde la perspectiva de la cultura, lo que le privilegia y hace diferente de cualquier otra disciplina social, afirmaron académicos e investigadores que participaron esta mañana en un conversatorio frente a la primera generación de estudiantes de la Licenciatura en Antropología de la Universidad de Sonora.
Reunidos en el auditorio del Centro de las Artes, en una relevante actividad que organizó el Departamento de Historia y Antropología, Ernesto Camou Healy, doctor en Ciencias Sociales por El Colegio de Michoacán, dijo que la cultura es un entramado de gran complejidad compuesto por símbolos, valores, costumbres, etc., que se nos obsequia desde cuando nacemos y no se puede vivir sin ella.
“El hombre es el único animal que no tiene instinto, sino más bien cultura, además ésta depende siempre del tiempo y el espacio donde se vive”, sostuvo el antropólogo de oficio que ha trabajado temas como la cultura, la alimentación y economía de las comunidades campesinas del noroeste de México.
Es también, añadió, la herramienta que nos permite convivir en un mundo-la realidad dentro de un grupo determinado, con lenguaje, formas de relaciones y expectativas, lo que nos condiciona para interactuar con quienes nos rodea. Pero hay que conocerla bien para transformarla, reiteró.
Asimismo, señaló que la importancia de entender una sociedad desde el punto de vista de la antropología –y abrir una disciplina de esa naturaleza en esta casa de estudios–, es poder desentrañar esas complejidades de nuestra cultura para entenderla mejor y si es necesario plantear maneras de cambiarla.
Mucho por hacer
Por su parte, Alejandro Aguilar Zeleny, maestro en Antropología Social y candidato a doctor por la Escuela Nacional de Antropología e Historia, expresó que la nueva generación de estudiantes de la carrera habrá de enfrentar el reto de entender que hay mucho estudio y trabajo por hacer en el proceso de comprensión de la sociedad y, sobre todo, ayudarla a mejorar. La disciplina, añadió, se articula con otras ciencias para encontrar nuevas alternativas de organización social, trabajo comunitario y otras acciones.
El investigador del INAH-Sonora, con trayectoria de 35 años en ese rol profesional, puntualizó en que otro reto será el establecer esos vínculos y ampliar los saberes de nuestra grandeza como entes pensantes, incorporando el conocimiento de la diversidad cultural de los pueblos indígenas sonorenses y migrantes.
“Tenemos mucho por aprender, hacer crítica y pensar quiénes somos y qué estamos haciendo frente al daño que se le ha hecho al planeta con procesos destructivos en sus pueblos indígenas originarios, sus recursos naturales y a las ciudades, hoy nada sustentables”, indicó ante la presencia del moderador del conversatorio, Héctor Vega Deloya, coordinador del programa académico de la Licenciatura.
Mirar horizontes comunes
A su vez, Valentina Clockne, investigadora de El Colegio de Sonora (Colson), dijo que la antropología es una disciplina que ha evolucionado de manera global, permitiendo comprender perspectivas críticas, ofrecer capacidad de diálogo y de escuchar mucho, “algo que hoy el mundo es muy escaso”.
La experta en temas sobre la infancia, migración y antropología del estado, señaló que la disciplina ofrece la capacidad de mirar esos horizontes comunes y encontrar deseos de cuestionar, saber y una inspiración de que cosas pueden ser pensadas y de forma diferente.
“Es clave en el mundo de hoy para saber encontrar esas alternativas, pensar críticamente y dar respuestas a todo aquello que siembre el odio, la desconfianza y la xenofobia”, expresó, añadiendo incluso que los estudiosos de esta ciencia deben ir con pasión y entereza hacia la creatividad como reto fundamental en torno a lo que pasa allá afuera, para trabajar las relaciones de género, de migrantes de diversos grupos del mundo o comunidades virtuales que se crean en Facebook.
“Debemos privilegiarnos como investigadores y trabajar de manera interdisciplinaria con comunidades en condiciones de menor visibilidad, de marginación, cuya voz ha sido borrada de los registros históricos o que no están reconocidas porque se dice que no son suficiente válidas, sean los niños, pueblos indígenas, internos en cárceles o quienes tienen dependencia de drogas”, añadió.
Riqueza del trabajo interdisciplinario
Finalmente, Catalina Denman, antropóloga por la Universidad de las Américas, investigadora de El Colson y especialista en las áreas de género, salud y maquila fronteriza, señaló la importancia de que el antropólogo trabaje de manera interdisciplinaria y pueda dialogar con la sociología, historia, psicología, lingüística y otros campos de estudio, toda vez que estudia procesos culturales a profundidad aprendiendo a escuchar con la capacidad de crear bajo sus herramientas básicas.
Hizo saber a los estudiantes que la antropología es una disciplina en dos sentidos: charlar, platicar, escuchar, hablar de manera distinta; dialogar con los diversos grupos sociales. Esos sentidos, significados y análisis, agregó, permiten dialogar con las otras disciplinas, pero primero hay que aprender y tener siempre presente el registro en detalle de lo que se sabe, se observa y conoce.
“Ustedes son el instrumento de trabajo de la antropología; aprendan a registrar, describir, interpretar y analizar lo que ven en las otras personas. Esto implica la capacidad de dialogar, entender y definir conflictos y avanzar, con espacios de reflexión y de construcción con la gente con la que se trabaja”, concluyó.