Jesús Alberto Rubio/
El actual enfoque de la genómica nutricional (nutrigenética y nutrigenómica) en el campo de la nutrición, genera la expectativa del diseño de dietas personalizadas basadas en la información genética para luchar contra enfermedades o reducir factores de riesgo como la obesidad, afirmó Silvia Moya Camarena, investigadora del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) y egresada del Departamento de Ciencias Químico Biológicas de esta casa de estudios.
Entrevistada en el programa A tiempo con la Ciencia, que se transmite por Radio Universidad, dijo que ello es producto del avance en el conocimiento del genoma humano, lo cual permite el incremento de la información sobre los genes relacionados con la utilización de nutrientes y algunos estados patológicos.
La profesora investigadora del Laboratorio de Nutrición Molecular del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo del CIAD, con doctorado en la Purdue University, reconoció que con todo ello todavía faltan algunos años y mucha investigación para que las dietas personalizadas puedan llegar a ser una realidad.
“Y es que existe un problema: se ha diversificado el número de compañías que ya están promocionando dietas para personalizar tratamientos de obesidad, por ejemplo, lo que es preocupante”, advirtió, lamentándose de que algunas empresas y profesionales de la nutrición se aprovechan del poco conocimiento que tiene la población en general para obtener ganancias económicas sin poder cumplir lo que se promete.
Indicó que si se toman como ejemplo las dietas “personalizadas” para la reducción de peso corporal, la atención consiste primeramente en conocer información genética de la persona interesada, lo que se hace mediante una prueba de perfil genético.
“Este tipo de prueba analiza muestras de la saliva o sangre, y mediante técnicas de biología molecular, trata de conocer si están presentes o no variaciones de algunos genes (conocidos como mutaciones o polimorfismos de un solo nucleótido) que se supone están relacionados con el desarrollo de la obesidad.
Empero, sostuvo, el problema es que la información sobre la asociación de las variaciones genéticas sobre la obesidad no es concluyente, toda vez que depende de la población en la que se haya realizado el estudio. “Es decir, en algunas poblaciones la presencia de variaciones de estos genes, en conjunto con el tipo de dieta, sí resultan ser los responsables de la obesidad, mientras que en otras poblaciones no se encuentran los mismos resultados”.
La investigadora del CIAD consideró que aún no existen las suficientes evidencias –datos científicos—en cuanto a que utilizándose ese tipo de pruebas, pueda darse una dieta personalizada para el tratamiento de enfermedades que impliquen múltiples factores ambientales o genéticos, como la obesidad.
Señaló que no hay reportes serios de que aplicando esa información genética y dando una dieta personalizada, haya resultados positivos para reducir el peso corporal o la diabetes. Asimismo, advirtió, lo que sí se ha encontrado es que en algunos casos es que creer que la dieta que se ha realizado con base a su información genética, ayuda para el apego al plan de alimentación.
Aun así, concluyó “no debemos desanimarnos; mientras se realizan investigaciones que ofrezcan evidencias de que una dieta puede ser diseñada con base en nuestra información genética y que ésta sea efectiva para disminuir de peso, la recomendación sigue siendo la reducción de productos de origen animal, aumento de consumo de frutas y vegetales, moderar el consumo de grasas saturadas y carbohidratos simples y aumentar el gasto de energía realizando actividad física, como caminar treinta minutos diarios”.