Beatriz Espinoza
El desarrollo dental y facial de nuestros niños dependen mucho en su transformación y en el desarrollo de enfermedades o patologías que los pueden afectar cuando sean adultos, consideró Carlos López Contreras, especialista en ortodoncia.
López Contreras participó en el reciente VIII Congreso Odontológico de la Universidad de Sonora, organizado por la Asociación Estudiantil de la Licenciatura en Odontología con la conferencia “Trastornos respiratorios relacionados con el sueño y desarrollo de maloclusiones en pediatría” y dijo que su objetivo es propiciar el interés por el desarrollo dental y facial de los niños.
“El objetivo de impartir este tema es el de infundir en los alumnos de Odontología el interés por el desarrollo dental y facial de nuestros niños y ver cómo determinan el desarrollo, la transformación o el desarrollo de enfermedades o patologías que les pueden afectar más adelante como adultos”, expresó.
Hay que observar
En entrevista previa a su conferencia en el Salón de Convenciones del Centro de las Artes, el especialista en ortodoncia dijo que es muy importante la observación que hagan sus papás sobre la etapa de sueño de los hijos para que, de detectar cualquier anomalía, llevarlo a un chequeo médico.
Esto es relevante, aseguró, porque los niños no tienen la capacidad de decir lo que les duele, o que se sienten mal y por ello, la importancia de desarrollar ese “ojo clínico” y detectar esas alertas, esos síntomas que a lo mejor para muchos suelen ser ‘normales’.
Mencionó que los síntomas pueden ser desde los ronquidos, el respirar por la boca que no es normal para ninguna persona y hasta unas simples ojeras pueden determinar que hay algo que no está funcionando bien y sólo se normalizan.
“Muchas personas creen que roncar es normal, pero lo normal es que un paciente, una persona, no ronque”, dijo al señalar que, en muchas ocasiones, algún malestar ‘normalizado’, como el ronquido, precisamente, puede llevar a un médico a hacer un diagnóstico incorrecto de TDA con hiperactividad, por ejemplo.
“Este puede ser la diferencia en un diagnóstico para evitar que un niño se le esté medicando por ciertos trastornos psicológicos que, en realidad, no están afectando al niño, sino que se deriva de un problema respiratorio que viene desde su desarrollo”, agregó.
López Contreras reiteró su recomendación de ‘estudiar’ a los niños desde que son bebés pues incluso, desde el momento de su nacimiento, desde la forma en que nacen ya sea parto normal o cesárea, se van a determinar algunas afectaciones para su salud durante su desarrollo o al final de éste.
Comentó que los padres deben fijarse de situaciones como si su hijo, hija, tiene su boquita abierta todo el día o parte del día, si sus labios están resecos, si se le pican los dientes con frecuencia, si son inquietos al dormir, si mueven mucho sus piernas, si piden agua al despertarse o, incluso antes de dormir, quiere decir que están respirando por su boquita.
“Su boca se reseca, si hay ojeras, es porque no hay una buena oxigenación, o si se enferman frecuentemente de alergias y resfriados, o se congestionan, todo eso impide que respiren por la nariz adecuadamente y utilizan la boca para respirar y pues, la boca no es sino para comer, masticar, para hablar y, para respirar tenemos nuestra nariz”, señaló.
Todo lo anterior, dijo afectan con el tiempo ciertas estructuras de nuestra boca como pueden ser los molares, las encías se inflaman, las articulaciones que nos ayudan a mover las mandíbulas para hablar y masticar también se van lastimando con el tiempo y hasta aparecen ciertas enfermedades que son refractarias a este tipo de padecimientos.
La hipertensión refractaria por apnea del sueño, dijo, es un problema respiratorio, y es la segunda causa más frecuente de la hipertensión, aún sin tener antecedentes, se puede padecer hipertensión por causa de la apnea del sueño.
El ortodoncista dijo que, tanto médicos como padres de familia, deben estar pendientes de esas características para encausar a los menores a una buena atención médica para cuidar su salud y su desarrollo.