Elías Quijada
México tiene un grave problema por el uso de plaguicidas altamente peligrosos y persistentes, por ello es importante que el gobierno y las instituciones de educación superior continúen nuevos proyectos de investigación o estudios de alto impacto sobre los efectos negativos en la población, afirmó María Mercedes Meza Montenegro.
La profesora del Instituto Tecnológico de Sonora (Itson) señaló que a pesar de que en algunas regiones del mundo se han restringido el uso de plaguicidas en los campos agrícolas, en México aún se implementa y afecta a seres humanos, principalmente a menores de edad que radican cercanos a los valles que son utilizados para cosecha.
Al participar en la VII Semana de Protección Civil con la conferencia Residuos de plaguicidas y arsénico en residentes de las principales regiones agrícolas del estado de Sonora, la experta en el área de ciencias químico-biológicas señaló que un plaguicida es una sustancia tóxica que controla y mata plagas y muchos de ellos se obtienen de manera sintética en laboratorios que se pueden identificar desde extremo, alto, moderado y ligero tóxico al depender de la dosis letal media.
Se pueden clasificar en fungicidas, herbicidas, insecticidas o bactericidas y con base en disposiciones de la Organización Mundial de la Salud se catalogan altamente peligrosos con alta incidencia en el medio ambiente hasta por 30 años y son altamente móviles transportados a largas distancias.
“Una característica importante es que dichas sustancias tóxicas son bioacumulables en el tejido graso y se biomagnifican en la cadena trófica, es por eso cuando llegan al hombre se consumen con concentraciones altas”, explicó.
Sobre los efectos, señaló que dependerá de la concentración, si es aguda, contacto no mayor a 24 horas, se puede considerar accidentalmente y causa dermatitis, desmayos, y convulsiones; mientras que la crónica es por contacto de seis meses o más, la dosis es letal y produce daños en el sistema neumológico e inmunológico, cáncer, problemas en el sistema reproductivo, genotóxicos y afecta a las hormonas en el organismo.
Ciertos acuerdos que se han realizado enfocan trabajo sobre la compra y venta del producto y actualmente en México se identificados 183 que están autorizados por las autoridades sanitarias; se han formulado más de 3,000 presentaciones comerciales que se venden en diferentes exhibiciones como herbicidas, fungicidas, uso industrial, forestal, uso doméstico, sector salud, etc.
Indicó que en Sonora se tiene gran superficie cultivable y producen diferentes granos y hortalizas donde se han aplicado estudios de impacto internacional y ejemplificó uno realizado en los años 50 y 60 donde se utilizó fertilizantes para aumentar la producción en el Valle del Yaqui y fue conocido como la revolución verde.
Con ello se tuvo un resultado favorable al enviar granos y hortalizas a países que en aquel entonces padecían escasez de alimento, pero en el ámbito local se elevaron las incidencias de enfermedades como la leucemia y linfomas en niños y adultos por la utilización de fertilizantes.
También mención otro estudio en la década de los 90 al trabajar un muestreo en leche materna en la comunidad de Pueblo Yaqui, Sonora, donde se encontró sustancias como cloro doctorado, aldrin, lindano, endrin, que también son llamados insecticidas.
“Fue un estudio de impacto mundial; a las mujeres embarazadas se le pidió donar sangre y a la hora del parto se solicitó tomar una muestra del cordón umbilical y a los niños también se le hizo muestreo a los tres y seis meses de edad para ver si nacían con una carga de plaguicidas; lo que se detectó fue que en la leche materna se encontró más de diez plaguicidas y se rebasaron los límites permisibles por la OMS”, detalló.
Mientras que, en los neonatos, ya nacían con una carga de plaguicidas y estos niveles también fueron detectados a las tres y seis meses de edad. A raíz de estos resultados y de otros desarrollados en la entidad y diversas partes del mundo, en la Convención de Estocolmo, en el año 2004 se llegó a un acuerdo de reducir los compuestos orgánicos persistentes y en México se estableció el Plan Nacional de Implementación para reducir y hacer diagnósticos de las sustancias.
Meza Montenegro, subrayó que, a partir de ese año, el Conacyt lanzó invitaciones para emprender proyectos de investigación sobre el tema, y algunos de ellos se implementaron en Sonora, en el Valle de Yaqui y mayo en comunidades expuestas a sustancias tóxicas que eran utilizadas en suelos agrícolas.
“Actualmente se hacen proyectos de investigación con otras instituciones de educación superior donde se estudian el uso de fertilizantes en la parte norte, centro y sur de Sonora y en otros estados del país. En manera de conclusión se puede decir que México tiene un grave problema por el uso de plaguicidas altamente peligrosos y persistentes, es importante que el gobierno y centros de estudios impulsen nuevos proyectos de investigación o estudios de alto impacto”, concluyó.