Luego de que lo impensable se hizo realidad, durante los dos años de aislamiento social por la pandemia por Covid 19, las mujeres se enfrentaron a un escenario de crisis emocionales en lo personal y en lo familiar, coincidieron en señalar académicas del Departamento de Psicología y Ciencias de la Comunicación.
Lilia Encinas Norzagaray y Olimpia Salazar Serrano, especialistas en el área de la salud mental, expusieron el tema “Retos y desafíos de la mujer en la pandemia”, durante la Semana de Protección Civil 2022 de la Universidad de Sonora.
En su intervención, las encargadas del Centro de Atención Telefónica de Intervención en Crisis, hablaron e la situación imperante en los hogares cuando las primeras llamadas que recibieron para solicitar apoyo eran en su mayoría por miedo a enfermarse o, por parte de las personas de la tercera edad, por soledad.
Lilia Encinas Norzagaray expresó que, en un principio, cuando inició el confinamiento hace dos años, muchas personas consideraban estar de vacaciones y hasta bromas se expresaban en las redes sociales, recordando aquel meme en el que decían que cuando terminara la pandemia iban a tener que ampliarse las puertas de las casas pues todos estaríamos excedidos de peso por comer tanto y a deshoras.
Recordó que hace poco más de dos años apenas sabíamos lo que sucedía en China con el virus al que le cambiaron su nombre original por uno científicamente aceptable y que las primeras personas que enfermaron, y las que siguieron, nos dejaron mucho dolor y una sensación de mucho enojo.
“Cuando ocurre algo que es inimaginable, que no nos pasa por la cabeza el hecho de que llegue a suceder, nos causa mucha tensión y con la información que recibíamos, también confusa, nos hizo entrar en un estado de trastorno, que es a lo que llamamos crisis”, explicó y dijo que esto se tornó más difícil al no encontrar la solución de formas tradicionales.
Esto, añadió, nos llevó a tener problemas en todo lo emocional, en todas las áreas y nos dejó como si hubiéramos extraviado todas las herramientas para solucionar los problemas que se presentaban. Todo un caos, porque hubo cambio en todo, destacó.
Por su parte, Olimpia Salazar expuso que la situación en la que nos puso la pandemia con todas sus consecuencias provocó que creciera la problemática en el seno familiar, incrementándose el número de casos de desestabilización emocional/mental, violencia intrafamiliar y de pareja, y crisis por la pérdida de un ser querido o de algo material como el trabajo.
“Una vez instalada la pandemia, en el Centro de Atención Telefónica de Intervención en Crisis comenzamos a recibir llamadas que tenían que ver con una desestabilización de la salud mental, de personas con diagnóstico de ansiedad o depresión. Las primeras personas que sufrieron un desequilibrio fueron personas que tenían un tratamiento”, expresó.
Señaló que el 75% de las llamadas que se recibieron fueron de parte de mujeres, pues por naturaleza, siempre somos las mujeres las que tenemos la iniciativa de pedir apoyo, de pedir ayuda cuando tenemos un problema emocional.
Sin embargo, dijo que no es un asunto o de género. “Esta situación de encierro en casa nos quitó la oportunidad que teníamos en la vida de desahogarnos en la vida con nuestras relaciones sociales, el medio ambiente o, simplemente con otras fuentes de información”.
Es por ello, señaló, que se presentaron los grandes problemas de salud mental que hemos visto, lo que originó también muchos casos de ansiedad y ataques de pánico, generando un momento de reflexión sobre la situación.
Añadió que es importante que expresemos aceptación hacia las personas que presenten algún tipo de trastorno y ser empáticos, “No hay que hacer juicios, no hay que caer en el prejuicio, y valorar a las personas para que estén tranquilas.
“Hay que desarrollar el apego seguro, comprendiendo la gravedad del problema, sobre todo si está en riesgo su seguridad; debemos brindar amor, dar compañía y olvidarse de prohibir y juzgar”, comentó.
Añadió que ahora que estamos saliendo aparentemente del encierro por la pandemia, debemos ser más solidarios y no mostrar enojo, ni frustración hacia las emociones de los demás cumpliendo con medidas sanas de esparcimiento, horarios de alimentación sana, descanso de 7-8 horas diarias, preferentemente por la noche, y ejercicio de al menos 30 minutos en el día.
“Hay que regresar a los parques, hidratarnos bien con los dos o tres litros de agua al día y hablar de lo que está pasando ahora”, consideró luego de reiterar la disponibilidad del servicio del Centro de Atención Telefónica de Intervención en Crisis para solicitar ayuda.