Paula Trespalacios//
El estudio La importancia de la nutrición en el cáncer de mama ha permitido un diagnótico que arroja la necesidad de una dieta guiada por un especialista durante el tratamiento de las pacientes, lo que da mayor probabilidad de éxito y sobrevivencia, explicó el doctor Humberto Francisco Astiazarán García al hacer un recuento del proyecto que iniciaron durante el 2014, en coordinación con el Centro Estatal de Oncología.
El profesor investigador de la Universidad de Sonora indicó que la última revisión en 2019 le permitió diseñar un método junto con la nutrióloga Ana Teresa Limón, el cual consiste en menús equivalentes.
“Ya que teníamos el diagnóstico, habíamos hecho una revisión crítica y creamos un método para poder desarrollar menús adecuados a las características individuales de las mujeres; esto es muy importante porque no se puede dar una dieta general, no todos somos iguales, mucho menos las pacientes con cáncer; ellas tienen efectos secundarios -de sabor, de palatabilidad, de náuseas, de malestares estomacales-; hay que hacer una dieta específica para cada una de ellas”, explicó.
Detalló que este menú tiene la característica de que, si ese día la paciente se levanta sin ganas de comer plátano, sin ganas de comer algo carnoso, entonces puede sustituirlo por alguna otra cosa del menú, y de todas maneras va a cubrir sus necesidades.
Algo muy importante que aclaró fue que se decidió hacer una intervención sin afectar el tratamiento, por lo que una nutrióloga clínica se encargó de diseñar los menús y ver el avance en su tratamiento durante seis meses.
“Se observó que, al intervenir nutricionalmente en estas mujeres, a diferencia de las primeras que habíamos encontrado en 2014, disminuían grasa y no se perdía músculo, lo cual es favorable para un mejor pronóstico y sobrevida de las pacientes con cáncer”, añadió.
Nuevas observaciones
El profesor recordó que este trabajo inició en 2014 con la publicación de un diagnóstico en la revista Nutrición Hospitalaria, en el que se mostró que algunas mujeres llegaban ya con sobrepeso al tratamiento, pero que muchas ganaban más peso durante el mismo; también se observó que perdían masa muscular, lo que genera obesidad marsopénica, es decir disminuyen músculo y aumentan grasa.
Durante el 2016, en el diagnóstico se observó que las mujeres perdían también densidad mineral ósea, es decir, sus huesos se volvían un poco más frágiles, algo normal en el tratamiento de cáncer; para 2017, se hizo la revisión crítica de las guías alimentarias a nivel mundial para las mujeres con cáncer de mama y se encontró que no había una guía exacta o acotada para conducir a los profesionales de la salud respecto a la dieta de las pacientes, al contrario, limitaban los macronutrientes, es decir los carbohidratos, proteínas y lípidos, y se ignoraban por completo los micronutrimentos, que son vitaminas y minerales, los cuales, aseguró, son muy importantes para muchos procesos biológicos.
La idea del diagnóstico fue evaluar qué tanto es lo que se afecta a las pacientes sonorenses y se observó que el tratamiento que se aplica es el mismo que en cualquier otro lugar del mundo, pero que obviamente tiene consecuencias sobre el estado de nutrición y sobre el estado corporal de las mujeres, es decir, cuánta agua, cuánto musculo, cuánta grasa, cuánto hueso y de qué calidad están
en el cuerpo de las pacientes.
Astiazarán García recalcó que lo ideal es estar bajo vigilancia o asesoría de un profesional, y reiteró la invitación a que todos los nutriólogos consulten este método, para que puedan apoyar a las mujeres en su paso por el trance del cáncer de mama.
Errores comunes
Otro error es eliminar los lácteos, dejar de consumir leche; esto, explicó, se da porque hay corrientes que asocian la leche con cáncer de mama; sin embargo, no hay prueba científica de ello.
No hay alimentos mágicos
Recalcó que lo que sí se puede afirmar es que ningún alimento provoca cáncer, así como ningún alimento impide el cáncer; no hay alimentos mágicos que erradiquen o curen el cáncer, sin embargo, llevar una dieta sana si puede ser una medida preventiva.
“Lo que sí se sabe es que si una persona sana lleva a un dieta saludable, rica en vegetales, en frutas, no estoy hablando de veganismo, estoy hablando de una proporción alta de frutas y verduras, consume una buena cantidad de fibra, granos, frijol, y una adecuada cantidad de proteína con carnes rojas, carnes blancas, esa persona con toda seguridad aunque tenga herencia familiar de cáncer, muy probablemente no desarrolle el cáncer, porque sus genes no se van a expresar al no están expuestos a un ambiente obesogénico, ya que a mayor cantidad de grasa, mayor probabilidad de cáncer”, dijo.
Alimentos preventivos
El profesor investigador argumentó que hay ciertos alimentos que se ha comprobado que pueden ser preventivos del cáncer, como las brassicas, que son repollo, coliflor, brócoli, cebolla, cuyas propiedades tienen ciertos compuestos que impiden que crezcan las células cancerosas.
El doctor Humberto Francisco Astiazarán García es profesor de la Licenciatura de Químico Biólogo Clínico de la Universidad de Sonora y fundador de la Licenciatura en Ciencias Nutricionales; cuenta con una experiencia de 27 años en la máxima casa de estudios y 37 años en el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo.