Los sucesos del 2 de octubre de 1968 no deben referirse solamente a la masacre de jóvenes que imaginaban un México diferente, afirmaron Joel Montoya Haro, docente de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y Florencio Posadas Segura, profesor de la Universidad Autónoma de Sinaloa, quien fue protagonista de aquel trágico acontecimiento que marcó un parteaguas en la historia de México.
Lo ocurrido en aquella fecha de ninguna forma debe remitirse solamente al 2 de octubre, indicaron, ya que es necesario repensar que alrededor de ese suceso se dieron diversos movimientos sociales, como las luchas que eran reprimidas por el gobierno, fuese de los ferrocarrileros, médicos, magisterio, electricistas y obreros en general.
“También estaban las demandas de mujeres que con una simple minifalda demostraban su protesta en las calles, o el pelo largo y los jeans de los hombres; o bien la movilización de madres de familia unidos a maestros y ciudadanía que exigían sus propias libertades y un gobierno más humano”, reiteraron en su charla conmemorativa de aquel movimiento estudiantil.
La plática virtual de ambos académicos la organizaron las licenciaturas en Psicología y Ciencias de la Educación de esta casa de estudios, cuyo tema tuvo el objetivo de sensibilizar acerca de los movimientos históricos de estudiantes, promoviendo al mismo tiempo un espacio de diálogo e interlocución con los expositores invitados.
Joel Montoya recordó que hasta el año 2018 las imágenes de la crueldad con la que fueron tratados los estudiantes del 68 en México no habían llegado a los muros de las galerías en Sonora y en su época, jamás fueron publicadas en los medios regionales.
Para tener una noción certera de lo que significó ese movimiento estudiantil, dijo que en el 2018 un grupo de jóvenes, artistas y académicos emprendieron una jornada espectacular al organizar a lo largo de octubre mesas de diálogo, conferencias, ciclos de cine que crecieron hasta el grado de intervenir los espacios simbólicos, como el museo y la plaza Emiliana de Zubeldía de la alma mater sonorense.
“La jornada incluyó instalaciones monumentales, un concierto y en múltiples ocasiones la presentación de un performance cuya narración daba fe de la cronología de los sucesos previos al 2 de octubre en 1968 y que hoy presenté junto con imágenes y videos”, indicó tras la conclusión de su intervención en la plataforma Teams.
Mencionó que cuando lo llamaron a participar tenía la idea de buscar imágenes con la firme convicción de que, sin ellas, sería muy difícil narrar con claridad lo sucesos de aquel año. Al respecto, agradeció el apoyo que tuvo de Félix Hernández Gamundi, quien contaba con una vasta cantidad de fotografías, las que incluso ponía a disposición del Archivo Universitario para su uso y resguardo.
“Hernández Gamundi nos entregó un archivo con cerca de 70 imágenes cuya historia es sorprendente: Fueron encontradas prácticamente en la basura y estaban en venta en un tianguis del bordo de Xochiaca”, dijo.
Incalculable valor
Su valor -incalculable-, afirmó Montoya Haro, está centrado en la potencialidad testimonial de la imagen que captaron fotógrafos de prensa y diversas instituciones para entregarlas a la Dirección Federal de Seguridad, oficina de inteligencia encargada del espionaje gubernamental hacia la sociedad y particularmente a los jóvenes de esa época que buscaban transformar el país. “Después supimos que en ese archivo había cerca de 20 mil imágenes”.
En su mensaje planteó que esas fotografías dan fe, no sólo de las movilización y los actos represivos, sino de muchas otras situaciones que debemos aprender a leer.
“Es posible, por ejemplo, extraer información sobre el funcionamiento del engranaje político y su poder de control sobre los medios de comunicación, los sindicatos, y todo tipo de instituciones, al tiempo que podemos descubrir la gran capacidad organizativa de la comunidad estudiantil y sus demandas; la fisonomía de la ciudad, además de los gustos y preferencias en la moda, la música y todo tipo de expresión”, subrayó.
Hizo saber que durante décadas esas fotografías—e incluso videos– estuvieron ocultos y censurados por gobiernos temerosos de que desataran la toma de conciencia de la sociedad, pero que, gracias a la labor de científicos sociales, que abrieron nuevas líneas y métodos de investigación, hoy es posible ver la historia trágica de manera diferente.
“En el 2018, cuando vimos las fotografías, aun a pesar de la tragedia a la que se refieren, de pronto apareció otro grito en el que todos coincidimos ¡Que amorosa la memoria!, ello en alusión al deseo de darle un abrazo muy cálido y fraterno a aquellos jóvenes del 68. Es un verdadero privilegio dialogar con ellos. Muchos aún están vivos”, expresó.
Posadas Segura, protagonista
Por su parte, Florencio Posadas Segura, calificó de relevante el material fotográfico y videográfico presentado por Joel Montoya, además de dar testimonio de los acontecimientos del 68 como protagonista del mismo evento.
“El movimiento del 68 no fue sólo de julio a diciembre, mes en que se disolvió el Consejo Nacional de Huelga; más bien lo podemos ver hacia atrás y proyectar hacia el futuro… y allí está presente”, sostuvo.
De inicio contó a detalle su vivencia ocurrida el 29 de julio de aquel año cuando el ejército toma por primera vez la Vocacional 7 del Instituto Politécnico Nacional (IPN), donde era secretario de organización del comité ejecutivo de la sociedad de alumnos del turno vespertino.
“Nosotros siempre estuvimos solidarizados con el movimiento estudiantil, y por supuesto que también fuimos víctimas de represión”, indicó, dando a conocer que escribió varios testimonios, como su obra narrativa Movimiento del 68—publicado en la Revista Tribuna Comunista hace un año, cuya liga para su lectura se encuentra en su Facebook.
Posadas Segura señaló que la Vocacional 7 era el principal centro de movilizaciones del 68 con brigadistas de todas partes y donde sesionaban los principales líderes del Consejo Nacional de Huelga.
Citó que en la última toma del ejército del edificio ya no la entregaron a su comunidad e incluso fueron enviados a continuar sus estudios a planteles improvisado por diferentes rumbos de la Ciudad de México, además de que se expulsaron a los principales líderes, como sucedió también en su caso.
“Han pasado 53 años y no sean resuelto las demandas por completo; no ha habido castigo a responsables o perdón formal del gobierno por las víctimas y menos indemnizaciones. No sea devuelto al IPN el edificio de la Vocacional 7”, reiteró.
Dijo que el gobierno federal está obligado a pedir una disculpa pública a una nación ofendida por las víctimas de todos los crímenes de Estado y la represión gubernamental, así como castigar a los culpables sin excepción alguna y reparar los daños causados a los familiares de los caídos durante el movimiento estudiantil de 1968 y el 10 de junio de1971.
“También ha llegado el momento de que las autoridades federales devuelvan las instalaciones de la Heroica Vocacional 7 -tomada para siempre a sangre y fuego por el Ejército Mexicano- al patrimonio del IPN”, concluyó.