El impacto por la pandemia de covid-19 en cuestión de turismo ha sido dramático tanto para las empresas como para las comunidades turísticas; la normalización de los viajes no se dará sin el despliegue de vacunas y tratamientos efectivos a nivel global, detalló José Ramiro Hernández Marín.
El presidente del Colegio de Profesionales y Profesionistas en Turismo del Estado de Sonora explicó, durante una conferencia en la Unidad Regional Sur (URS) por el Día Mundial del Turismo, que actualmente el sector vive la mayor crisis en su historia y ésta todavía no ha terminado.
“Aunque una cosa es lo que nos ha enseñado la pandemia, otra es lo que hemos aprendido realmente; si bien es cierto que nos ha enseñado a ser más respetuosos con el medio ambiente y a utilizar algunos protocolos de bioseguridad, también los utilizamos indiscriminadamente porque vemos en muchos de los casos la contaminación de los cubre bocas tirados por todos lados.
El especialista en marketing turístico y hotelero ejemplificó que anteriormente se hacían campañas para no tirar plásticos en las playas, pero ahora se hacen comerciales para no arrojar los cubre bocas; la contaminación que éstos producen es enorme y es otro problema que enfrenta el turismo actualmente.
Por otra parte, dijo que para salir adelante los prestadores de servicios turísticos deben formar alianzas, existe una digitalización acelerada y oportunidades para la innovación y lo vemos por ejemplo en la utilización de los códigos QR; las empresas han aprendido para adaptar sus negocios a estas nuevas realidades, describió.
“Este año nos planteamos el reto de que el Día Mundial del Turismo sea más que nunca para todos, por eso debemos esforzarnos en ser un destino inclusivo, que no deje a nadie fuera y permita a todos, diversos como somos y con distintas necesidades y preferencias, poder disfrutar sitios nuevos y vivir aventuras inolvidables lejos de casa”, subrayó.
Hernández Marín destacó que derivado de la pandemia el turismo rural se ha visto fortalecido, pues existe una preferencia por lo local en viajes de proximidad y son los jóvenes los más aventurados en sus opciones de viaje.
“En cualquier situación, el ser humano tiene sus precauciones: si acontece algo afuera de casa lo primero que hacemos es asomarnos y poco a poco ir avanzando para tomar esa confianza; entonces lo primero que se hacemos es visitar lugares cercanos, como los pueblos de la Ruta del Río Sonora, o en el caso de la región sur, la Ruta de Sierra-mar, que son los más cercanos”, dijo.
El turismo comunitario en sí, acentuó, es la actividad económica de turismo que se produce desde la comunidad rural, que genera beneficios para ella misma de manera sustentable, organizada y participativa, promoviendo el reconocimiento y conservación de la identidad, la diversidad cultural y su patrimonio a través del fortalecimiento de procesos históricos de cada territorio.
“La competitividad, sustentabilidad e inclusión son temas centrales en el turismo comunitario, y el turismo es un sector que se debe desarrollar para el bienestar de la comunidad anfitriona, contribuyendo a su desarrollo económico, preservación de patrimonio natural y cultural, y la generación de intercambios sociales enriquecedores.
“Para ello debemos ofrecer servicios y productos turísticos sustentables e inclusivos, de alto valor añadido que impacten en nuestra identidad turística y atraiga a turistas responsables. Es un turismo de la gente para la gente”, manifestó.
Sobre la inclusión en el rubro turístico, explicó que se refiere a que este sector debe ofrecer oportunidades tanto de empleo, como de servicios de disfrute, accesibles para todas las personas con y sin discapacidad, de todos los grupos sociales y territorios.
“Ya sea con discapacidad auditiva, visual, motora, cognitiva, además de las personas LGBT, grupos étnicos, mujeres y hombres, niños, adultos, de la tercera edad, embarazadas, reintegrados y otros posibles grupos, y que adicionalmente cuente con la participación y brinde rentabilidad y otros beneficios a las comunidades que habitan en estos territorios. Es decir, un turismo que incluya a todos, de la comunidad anfitriona y quienes puedan visitarla”, reiteró.
Entre las recomendaciones para desarrollar un proyecto de turismo comunitario, señaló que primero se deben identificar las comunidades interesadas en el turismo y establecer con claridad los temas organizativos comunitarios y los emprendimientos turísticos; esto se refiere a conocer el contexto y apropiarse, entender y trabajar en comunidad lo que se quiere potencializar en su territorio.
“Hay que volver competentes a cada familia, generando herramientas que empoderen a cada persona para que se articule y aporte a la sustentabilidad. Un emprendimiento de turismo comunitario no es de una sola persona, todos deben de colaborar”, resaltó.
Asimismo, precisó que es necesario reconocer la vocación turística de los integrantes de las comunidades, así como de los emprendedores: qué pueden aportar, cuáles son sus fortalezas, cuál es el giro de su emprendimiento, etcétera.
“También hay que conocer de forma básica del sector turístico y mantenerse informado en cuanto a normas, datos, tendencias, prácticas y ser abierto a la innovación y a la tecnología: qué tipos de prestadores de servicios existen. Necesitamos conocer todo lo que concierne al turismo, autoformarnos leyendo, conociendo otras experiencias, haciendo contactos y alianzas”, añadió.
José Ramiro Hernández Marín concluyó que la región sur de Sonora es una zona o área de bastantes recursos naturales y culturales, que se pueden aprovechar para detonar el turismo.