Jesús Alberto Rubio//
En las últimas tres décadas se han propuesto diversas innovaciones tecnológicas para mejorar la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola y una de ellas, caracterizada por ser respetuosa con el medio ambiente, es el uso de bioestimulantes a partir de fuentes naturales, expuso Israel Benítez García, coordinador de la Maestría en Ciencias Aplicadas de la Universidad Politécnica de Sinaloa (UPSIN).
Entrevistado en el programa Alimentación, problema de nuestro tiempo que produce el Departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos (DIPA) de la Universidad de Sonora, destacó que tan importante y prometedora innovación permite la reducción significativa de agroquímicos sintéticos como pesticidas y fertilizantes.
Benítez García indicó que los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que modulan procesos fisiológicos y bioquímicos de las plantas, lo cuales actúan a través de diferentes mecanismos a los de los fertilizantes y productos fitosanitarios. “Son complementarios a la nutrición y protección de los cultivos”, puntualizó en el programa del DIPA que se transmite todos los jueves por Radio Universidad de Sonora.
Indicó que los bioestimulantes se aplican con el objetivo de maximizar el potencial genético de la planta, provocando cambios en el estado hormonal, activación de procesos metabólicos, la optimización en la eficiencia de la nutrición, estimulación del desarrollo y/o mejora ante la respuesta al estrés abiótico.
Asimismo, dijo que contribuyen a una producción más sostenible ya que mejoran el metabolismo, induciendo a mejores rendimientos y calidad de los cultivos. “También mejoran la absorción y el uso eficiente de otros insumos esenciales, especialmente fertilizantes, reduciendo el gasto en estos insumos e incrementan la tolerancia de la planta y la ayudan a recuperarse frente a condiciones de estrés abiótico”, abundó el académico invitado.
En esta ocasión el programa del DIPA estuvo bajo la conducción del académico José Luis Cárdenas López, quien también consideró la importancia del efecto positivo de esas sustancias en las plantas y el logro de una producción sustentable en un proceso donde la industria agropecuaria pueda tener un aprovechamiento integral y sostenible.
Como referencia, recordó que actualmente el sector agrícola se enfrenta a desafíos para mejorar la producción alimentaria debido a la creciente población en el mundo, lo que conlleva a hacer un mejor uso de los recursos, con el menor impacto ambiental para los ecosistemas y la salud humana.
Ambos coincidieron en señalar que los agroquímicos sintéticos tienen un papel importante en la agricultura para aumentar el rendimiento y producción aún en condiciones subóptimas, pero que, sin embargo, pueden acarrear consecuencias ambientales o sobre la salud animal y humana. “Por ello, se requieren fertilizantes y pesticidas amigables con el medio ambiente” precisaron.
En las últimas tres décadas se han propuesto diversas innovaciones tecnológicas para mejorar la sostenibilidad de los sistemas de producción agrícola y una de ellas, caracterizada por ser respetuosa con el medio ambiente, es el uso de bioestimulantes a partir de fuentes naturales, expuso Israel Benítez García, coordinador de la Maestría en Ciencias Aplicadas de la Universidad Politécnica de Sinaloa (UPSIN).
Entrevistado en el programa Alimentación, problema de nuestro tiempo que produce el Departamento de Investigación y Posgrado en Alimentos (DIPA) de la Universidad de Sonora, destacó que tan importante y prometedora innovación permite la reducción significativa de agroquímicos sintéticos como pesticidas y fertilizantes.
Benítez García indicó que los bioestimulantes son sustancias o microorganismos que modulan procesos fisiológicos y bioquímicos de las plantas, lo cuales actúan a través de diferentes mecanismos a los de los fertilizantes y productos fitosanitarios. “Son complementarios a la nutrición y protección de los cultivos”, puntualizó en el programa del DIPA que se transmite todos los jueves por Radio Universidad de Sonora.
Indicó que los bioestimulantes se aplican con el objetivo de maximizar el potencial genético de la planta, provocando cambios en el estado hormonal, activación de procesos metabólicos, la optimización en la eficiencia de la nutrición, estimulación del desarrollo y/o mejora ante la respuesta al estrés abiótico.
Asimismo, dijo que contribuyen a una producción más sostenible ya que mejoran el metabolismo, induciendo a mejores rendimientos y calidad de los cultivos. “También mejoran la absorción y el uso eficiente de otros insumos esenciales, especialmente fertilizantes, reduciendo el gasto en estos insumos e incrementan la tolerancia de la planta y la ayudan a recuperarse frente a condiciones de estrés abiótico”, abundó el académico invitado.
En esta ocasión el programa del DIPA estuvo bajo la conducción del académico José Luis Cárdenas López, quien también consideró la importancia del efecto positivo de esas sustancias en las plantas y el logro de una producción sustentable en un proceso donde la industria agropecuaria pueda tener un aprovechamiento integral y sostenible.
Como referencia, recordó que actualmente el sector agrícola se enfrenta a desafíos para mejorar la producción alimentaria debido a la creciente población en el mundo, lo que conlleva a hacer un mejor uso de los recursos, con el menor impacto ambiental para los ecosistemas y la salud humana.
Ambos coincidieron en señalar que los agroquímicos sintéticos tienen un papel importante en la agricultura para aumentar el rendimiento y producción aún en condiciones subóptimas, pero que, sin embargo, pueden acarrear consecuencias ambientales o sobre la salud animal y humana. “Por ello, se requieren fertilizantes y pesticidas amigables con el medio ambiente” precisaron.
Residuos pesqueros
El profesor invitado también compartió que sus trabajos de investigación están relacionados con la utilización de residuos de la industria pesquera que se convierten de ser contaminantes a fuentes de proteínas de buena calidad.
“Son alternativas de residuos de productos vegetales y animales, pesca y agricultura, sobre todo los que no tienen una aplicación económica y que son vertidos a los ecosistemas. Por ello tratamos de aprovechar sus subproductos y darles un valor agregado”, concluyó el profesor investigador de la UPSIN, Campus Mazatlán, en su tema Bioestimulantes a partir de residuos orgánicos de la industria agropecuaria