La sexualidad es una parte fundamental de la persona con discapacidad, pero ésta tiene que estar acorde a su edad cronológica y mental, además del contexto social que le rodee, afirmó María Rubí Carrillo Durazo en su intervención virtual dentro del XI Festival de la Primavera, organizado por la Dirección de Vinculación y Difusión de la Universidad de Sonora.
Al abordar el tema ¿Cómo hablar de sexualidad con mi hijo qué es persona con síndrome de Down?, estableció que necesariamente en la orientación se debe conocer cuáles son las capacidades en su niñez y adolescencia y cómo pueden ser potenciarlas.
Con licenciatura en Psicología Industrial, la invitada hizo referencia que, de acuerdo a la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad, se afirma que “tenemos derecho a recibir la adecuada información sexual o reproductiva, incluso a experimentar en el intervalo de nuestra vida sexual y afectiva, pero siempre protegiendo la integridad como seres humanos”.
Reconoció que, en las temáticas de la sexualidad en la discapacidad, hoy en pleno siglo XXI existe una gran desinformación, aunque por fortuna cada vez más los padres de familia se interesan en documentarse en esa área para orientar a sus hijos y puedan tener una vida sana y plena. Inclusive, las mismas personas con alguna discapacidad se muestran con interés de educarse en ese tema y así tener una vida sexual sana, dejando de esa forma ciertos tabús del todo negativos en la sociedad.
Carrillo Durazo, quien hoy estudia una segunda licenciatura en Psicología con enfoque clínico, señaló la importancia de cómo hablar de sexualidad con los hijos, la forma de abordar ese aspecto e, incluso, preguntándose a partir de qué edad dirigirse a ellos y con qué se empieza, siempre tratando de encontrar en esa relación la apertura y confianza. “Cierto es que la sexualidad puede hacernos ver si está en crisis en la vida diaria; cómo actuamos, cómo nos relacionamos dentro de nuestro propio cuerpo; la seguridad y salud”, indicó.
Ver las cosas de manera natural
Destacó la importancia de la enseñanza “de las primeras tablas a la niñez”, etapa en la que se debe empezar a relacionarse con su cuerpo y cómo se llaman de manera correcta y natural a las partes de su anatomía humana. “Es importante que veamos qué tanto conocen nuestros hijos de sus partes genitales y el cuerpo en general, insistiéndoles en que las vean de manera natural”, afirmó.
Indicó que se debe tomar en cuenta que hay cosas consensuadas y otras que no, en el entendimiento de que se tiene que decir a los hijos cuánto se espera de un noviazgo y la amistad con sus amigos o amigas, inclusive explicando la diferencia entre un noviazgo y una amistad.
Nosotros, como adultos, tenemos que hablarles acorde a sus edades: por ejemplo, a sus 15 años ya puede tener novia y la forma en que debe llevar esa relación, o bien hacerle ver lo que significa una relación sexual, con las consecuencias que se pueden tener.
Orientación por edades
María Rubí Carrillo subrayó que, dependiendo de la edad del niño o adolescente, será como puede hablarse con ellos, especialmente en este caso de quienes tienen síndrome de Down, y mencionó, por ejemplo, que de los dos a los nueve años hay que hacerles ver la diferencia entre niño y niña, qué es la masturbación, cómo nacen los niños, la orientación sexual, y que dependiendo de la edad cronológica y mental es como se le puede hablar para que entienda mejor. “Es importante que lo dejes preguntar para responderle y dejarlo sin ninguna duda, y tampoco darle más de lo que está cuestionando”, destacó.
En el caso de la etapa de los diez a los 15 años de edad, dijo que se le debe informar y orientar, en el caso de la mujer sobre las emisiones nocturnas y la menstruación, los sentimientos y emociones de atracción hacia otras personas, y en cuanto a la orientación sexual.
“A los 16 años abordaremos las diferencias entre el amor y el sexo; es necesario enseñar la diferencia entre el amor y el placer”, sostuvo. También citó la responsabilidad en las relaciones sexuales y métodos anticonceptivos, con asistencia a especialistas, porque ellos especificarán los mejores métodos. Se puede tener una sexualidad muy rica placentera sin el riesgo de un embrazo, añadió.
“Incluso, deben saber lo que pasa cuando se les toca de manera inadecuada y cómo, en su calidad de víctimas, pueden denunciar; también saber si es o no una conducta inadecuada”. Por ello, agregó, se debe orientar muy bien en ese aspecto para que no se presente esa situación de malos entendidos y, al mismo tiempo, que sepan tener el derecho a que les gusta o no. “Esto es tarea de padres y educadores, quienes debemos prepararlos lo mejor posible y formarlos en esas áreas”.
Desde los 16 años de edad, abundó, hay que explicarles todo lo que implica una maternidad o paternidad para que cuando lleguen a la edad adulta y sexualmente activa, sepan distinguir si pueden afrontarlas. “Asimismo, no hay que sólo hablarles de sexualidad, sino también de emociones, sentimientos, pensamientos y expresiones. Hay que concientizar de que no hay que quitarles el derecho a ser niños ante el hecho de tener padres con incapacidad intelectual muy severa y ellos tienen que andar cuidándolos”, dijo.
Finalmente, calificó de necesario examinar los niveles intelectuales para explicarles a quienes tienen el síndrome de Down el tema de la sexualidad para que le queden claras las cosas, sea con el apoyo de imágenes, videos y esfuerzos colaborativos de especialistas y padres de familia, entre otros recursos.