La aprobación de la Ley en materia de etiquetado frontal de advertencia en alimentos y bebidas es un éxito como política, un logro social que tendrá un impacto muy importante en el cambio de alimentación, resaltó Rolando Giovanni Díaz Zavala, coordinador de programa de la Licenciatura en Ciencias Nutricionales.
Esta norma obligará a las empresas de alimentos y bebidas a incluir un etiquetado frontal más informativo, en el que adviertan del alto contenido de sodio, azúcares, grasas y calorías, y los resultados en otros países revelan que el 70% de las personas, tras implementarse esta reforma, modificaron su compra de productos, indicó.
El responsable del Centro de Salud Nutricional de la Universidad de Sonora informó que los productos que deben llevar este nuevo etiquetado son los industrializados, ultraprocesados y bebidas no alcohólicas.
“Esta medida, por un lado, promueve el cambio en la selección de alimentos por los consumidores niños y adultos; y por otro, promueve que la industria modifique sus productos para que sean más saludables y evitar que les sean colocados estos sellos”, destacó.
El licenciado en Nutrición, maestro y doctor en Ciencias por el Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) indicó que estas recomendaciones ya tienen amplio sustento, y que este etiquetado es la mejor propuesta que hay hasta el momento según la evidencia.
“Cambiar la dieta no es una tarea sencilla, y este nuevo etiquetado es muy simple, viene de forma frontal, son octágonos de color negro con advertencias en color blanco y la gente va a saber claramente lo que contiene y si le hace daño. Por lo tanto, entre más octágonos de advertencia tenga es más malo.
“La gente debe de tomar decisiones fáciles, el etiquetado anterior era demasiado complicado, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición de Medio Camino de 2016 mostró que solamente el 13% de la población lo entendía; en cambio, este nuevo es tan sencillo que podrán entenderlo sin problema niños y adultos”, señaló.
Díaz Zavala dio a conocer que esta nueva forma de etiquetar la recomendaron no sólo expertos mexicanos, que estaban libres de conflictos de intereses, sino también investigadores externos, además del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se necesitan cambios también en otros niveles
El profesor investigador destacó que esto tiene que verse en el contexto en el que se encuentra México actualmente, donde a las enfermedades cardiovasculares, diabetes y obesidad se atribuye a un 45% de las muertes, por lo que medidas como reducir el consumo de grasas saturadas, gasas trans, sodio, azúcar y las calorías excesivas ya se han recomendado a nivel internacional.
“Hay mucha evidencia que el azúcar y las bebidas azucaradas provocan aumento de peso, y ahorita estamos ante una emergencia epidemiológica, donde mueren más de 100,000 personas por diabetes al año; de todos esos casos podemos decir que un 90% es ocasionado por la obesidad”, declaró.
El académico subrayó que habrá muchas críticas hacia esta medida por el hecho de que no cambien las cifras de obesidad inmediatamente, pero aclaró que para ello se necesitan cambios en muchos niveles porque es un problema complejo que tiene que ver con un gran número de regulaciones, cambios en el sector salud, en las escuelas, en la planeación urbana, por lo que una sola disposición es difícil que impacte la prevalencia.
“Estas medidas en algunos países son recientes y por lo mismo los resultados todavía son preliminares, en Latinoamérica, antes que México lo hicieron Chile, Perú y Uruguay, pero lo que se ha visto es que no tiene un impacto negativo en la economía, en los empleos, que es lo que se había dicho que sería un posible efecto”.
Enfatizó que este tipo de reformas son un logro por el hecho de que no sólo con educar a la población se tendrán resultados y con este etiquetado las personas pueden simplemente evitar los menos sellos posibles al comprar sus productos.
“Eso también puede dar lugar a otras medidas; por ejemplo, en las escuelas ya hay una norma, aunque no está operando del todo, pero ya existe en papel el que no se vendan ciertos productos, ahora ya podrá ser más sencillo identificar y vender los que tengan menos sellos o permitir el consumo de estos alimentos con ingredientes negativos para la salud sólo un día a la semana”, opinó.
Mencionó la importancia de que la sociedad se interese en la salud y participe, pero que es necesario estar más informados para tomar mejores decisiones, resaltó que en este caso en particular se observó que algunas asociaciones de la sociedad civil fueron parte importante de este cambio que podría entrar en vigor a mediados del 2020.
La medida forma parte de algunas de las reformas propuestas a la Ley General de Salud, fue aprobada por el Congreso el 1 de octubre y por el Senado el pasado 22 de octubre, y tiene como objetivo que los consumidores tomen decisiones informadas respecto a su alimentación con base en etiquetados claros y sencillos de entender.
El etiquetado frontal deberá hacerse en forma separada e independiente a la tabla de ingredientes e información nutricional, para generar un impacto visual real en el producto y deberá de indicar si son alimentos genéticamente modificados.