Aleyda Gutiérrez Guerrero//
La alimentación y el estilo de vida tienen un papel fundamental para el estado de salud de las personas con síndrome de Down, pero es importante cuidar su nutrición con estándares propios a su condición, destacó la nutrióloga Luz Anaiz Caraveo Gutiérrez.
La maestra en Ciencias y académica del Departamento de Ciencias Químico Biológicas explicó que en lo que respecta a la alimentación sí es algo en lo que se debe dar una pauta de seguimiento y que es necesario que los padres estén al pendiente de su ingesta de calorías, en especial porque está comprobado que pueden desarrollar enfermedades que provocan que tengan un gasto de calorías menor que el resto de las personas.
Caraveo Gutiérrez estuvo como invitada en el programa Alimentación: problema de nuestro tiempo, que se transmite por Radio Universidad, donde hizo énfasis en que también es necesaria la actividad física que realicen, y reveló que desafortunadamente como muchos nacen con otros padecimientos, como del corazón, muchos papás por miedo no les permiten el ejercicio.
Durante la emisión se resaltó que las personas con síndrome de Down tienen una composición corporal que se caracteriza por tener talla baja, con estatura promedio entre 1.45 y 1.50 metros en la edad adulta; es decir, muy por debajo de la estatura promedio normal; además de un estirón puberal precoz, que se inicia a los nueve años y medio en niñas y a los once años en niños, así como sobrepeso y obesidad, muy frecuentes en la adolescencia y adultez.
“Una persona con síndrome de Down va a lograr hacer muchas cosas, simplemente es un proceso más lento, y como genéticamente tienden a aumentar de peso más fácil, acumulan más su grasa en la parte abdominal, que es la que causa más daño, hay que dar una pauta de seguimiento en lo que respecta a su alimentación”, señaló la también técnica académica del Laboratorio de Nutrición de la alma mater.
Ante esto, señaló la especialista, la evaluación nutricional de estos pacientes debe realizarse con base en sus características particulares, además de las enfermedades que pudieran padecer dada su condición, aunque admitió que aún no hay muchos que trabajen con personas con discapacidad.
“Sólo hay que hacer las ecuaciones especiales para el requerimiento de calorías que necesitan con base en la energía que gastan. Las pautas también cambiarán si tiene una enfermedad del corazón, diabetes, hipertensión, algún problema gastrointestinal o, por ejemplo, con el síndrome de Down también aumenta la prevalencia de tener enfermedad celiaca, lo que los hace intolerantes a la proteína del gluten, derivada del trigo, cebada, centeno, y eso también se debe cuidar”, expresó.
La egresada del programa de Ciencias Nutricionales de esta casa de estudios dijo que el cromosoma extra le da a estas personas prevalencia a muchas enfermedades, lo que se debe tener en cuenta en su alimentación, pero que por su experiencia, ellos le sacan provecho a su vida, y en la actualidad hay personas que destacan en distintos ámbitos, y puso como ejemplo la gimnasia, donde pueden aprovechar la gran flexibilidad que tienen.
“Trato de enseñarle a mis alumnos que conozcan más sobre el tema y sepan hacer una evaluación correcta y el seguimiento del desarrollo de personas no sólo con síndrome de Down sino con alguna discapacidad, porque es necesario que existan más nutriólogos preparados para atenderlos”, apuntó.