Para entender desde el interior de un danzante lo que es un ceremonial, un ritual de la danza indígena, como la que representan los Voladores de Papantla, fue la plática que Javier Santos brindó a estudiantes y maestros de la Licenciatura en Danza.
Invitado por docentes del Departamento de Bellas Artes de esta casa de estudios, el también intérprete de danza contemporánea habló de la conexión de la materia, el alma y el pensamiento con la naturaleza, con la madre tierra, en cada representación.
Durante más de dos horas, Javier logró conectar con los jóvenes quienes se interesaron en las explicaciones que brindaba al hablar de los tres cuerpos, así como de los ocho niveles de conciencia que, entrelazados, forman un todo infinito.
Les habló también del respeto que los danzantes tienen para la tierra donde nacen hasta el sitio mismo en donde van a representar el ritual que representa el pasado, el presente y el futuro de la humanidad y de cada integrante de la comunidad.
Javier Santos, explicó a detalle el significado y el uso de los ocho sentidos para del ritual haciendo énfasis en los cuatro puntos cardinales que significan, además de norte, sur, este y oeste, el futuro, el pasado, la energía y la dualidad individual.
A esto, se le añade la parte superior del cuerpo, el chacra coronario, que está relacionado con el cielo y el pensamiento y, los pies, que representa estar plantados como los árboles, las plantas y sus raíces.
El séptimo sentido es el centro, el corazón, que se le conoce como el plexo solar y todos ellos, en un solo conjunto, significan el octavo sentido que en suma es el infinito. “Para danzar, para representar nuestras costumbres y tradiciones, debemos tener esa conexión”.
Javier Santos fue invitado a compartir sus experiencias y conocimientos por parte de la maestra Adriana Castaños y otros docentes de esta casa de estudios con quienes ha compartido escenarios al participar en diversos festivales y concursos.
Es egresado de la licenciatura en danza de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo y, además de participar como volador de Papantla, también toma parte de los rituales y costumbres de los Yaquis –Fariseos- durante la Cuaresma en esta ciudad, en específico con el grupo identificado de Las Amapolas.