Alba Lydia Chacara/Armando Zamora/
El tema de la revolución mexicana es parte de nuestra educación desde la preprimaria: de pequeños nos visten, según sea el caso, como Adelitas o Emiliano Zapata cada 20 de noviembre, y ahí vamos por la calle, en un desfile simpático y multicolor con rifles de palo y caballos imaginarios intentando darle batalla a algo que en ese momento no entendemos pero que nos inflama de fervor patrio el mínimo y silvestre corazón donde cabe todo el futuro de la patria.
Con el tiempo, los profesores nos van llenando el presente con ese glorioso pasado revolucionario: “el conflicto armado que se dio entre 1910-1917”, nos dicen; “se inició como una lucha en contra de la perpetuación en el poder del general Porfirio Díaz”, nos señalan; “Francisco I. Madero lanzó el Plan de San Luis el 5 de octubre de 1910, en el que convocaban a la lucha armada el 20 de noviembre, a partir de las 6 de la tarde”, nos mencionan; “al ser descubierta, la revuelta inició días antes”, nos repiten; “la lucha armada hizo surgir a varias figuras, como los hermanos Serdán, Zapata, Villa, Obregón, Pascual Orozco y varios más que han sido inmortalizados en calles y avenidas”, nos enseñan…
Y así pasamos por la educación básica, la secundaria, la media superior… y llegamos a la universidad creyendo que tantos años de lecciones revolucionarias en el norte y en el sur del país, y tantas películas de Antonio Aguilar, nos convertirían en expertos en historia nacional, apartado Revolución, hasta que alguien viene y nos hace dos simples preguntas: ¿Qué acontecimientos y personajes recuerdas de la revolución mexicana? ¿Qué piensas sobre esos hechos?
Haber nacido, vivido y convivido en México y no saber qué motivó la revolución mexicana, quiénes fueron los líderes y qué nos dejó para la posteridad, es como escuchar el himno nacional la noche del grito y no sentir que retiembla en sus centros la tierra de tanta patria que nos legaron cientos de miles de individuos anónimos que ofrendaron su vida para que el país, nuestro país, tuviera un curso cierto, institucional, democrático… nuestro…
Para echar por tierra esas ideas peregrinas, quisimos conocer qué tanto saben sobre la gesta revolucionaria de 1910 algunos estudiantes de Historia, Finanzas, Contabilidad, Derecho, Trabajo Social y Sociología, y nos encontramos con sorpresas: si la revolución fue la moneda, las respuestas fueron las dos caras, diametralmente opuestas: águila y sol… (Cabe aclarar que esta muestra no es representativa del total de alumnos que cursan esos programas académicos, ni tuvo una base científica).
Porfirio, Madero, Villa, Zapata, Carranza…
Ante el par de preguntas, José Arturo Esquivel Borrero, estudiante de la Licenciatura en Historia, señaló que para entender la revolución de 1910 hay que ubicarnos en el Porfiriato, “y dentro de este régimen, el poder se encontraba en manos de cierto sector del país, y la situación social del país era precaria, a niveles extremos. Y esas condiciones materiales de pobreza casi total y un campesinado aplastado por los terratenientes, hicieron estallar la revolución mexicana, que tiene distintas etapas. La primera puede ser la maderista que termina en 1915”, detalló.
“Yo pienso que fue determinante para definir lo que somos ahora: se construyó el modelo de la Presidencia, el inició del partido que más ha gobernado México, el Partido Revolucionario Institucional (PRI), así que para entender el presente del país se debe conocer la historia, porque debido a esto es como nace lo que somos ahora”, apuntó.
Katherine Córdova Sandoval, alumna de Finanzas, mencionó que en la revolución “estaba involucrado Francisco I Madero, es todo lo que sé”, y agregó: “estoy a favor, no de la dictadura de Porfirio Díaz, sino del cambió que le trajo a México en el sentido de la industria y la modernización del país en ese tiempo”.
Alain Torres Ibarra, estudiante de Derecho, indicó que la revolución “fue el movimiento que se inició para cambiar las cosas en el país, para terminar con la dictadura de Porfirio Díaz, debido a que había bastante descontento, y entre los personajes que destacan están Emiliano Zapata, Francisco Villa, Francisco I. Madero y Victoriano Huerta”.
Añadió que “el pueblo admira a Pancho Villa como si hubiera sido un héroe, pero era un ladrón; sin embargo, así se empezó a dar a conocer y fue muy seguido por la gente. También se encuentra Emiliano Zapata, quién apoyó a las personas que se dedicaban a la agricultura”. Y finalmente se logró el objetivo de terminar con la dictadura de Porfirio Díaz, expresó Alain Torres.
Paulina Montaño Villalobos, alumna de Trabajo Social, dijo: “Personajes que recuerde de la revolución, solamente a Pancho Villa, pero no recuerdo por qué inició”, mientras Marcos Francisco Pereida Méndez, de la misma carrera comentó: “Tengo entendido que la revolución fue una batalla y el único personaje que puedo recordar es Venustiano Carranza, y pienso que con esa lucha querían defender los derechos de los mismos ciudadanos”.
La otra cara de la moneda
Por otra parte, algunos universitarios confesaron su ignorancia en el tema. Andrés, alumno de Contabilidad, dijo: “No sé, no recuerdo nada. Para mí la revolución es un día de descanso”, mientras que Elías, estudiante de Finanzas, indicó: “El 20 de noviembre de 1910 fue cuando finalizó la revolución, y un año después Porfirio Díaz tomó el poder como presidente, y fue cuando empezó lo del Porfiriato. Fue un acto con el fin de independizarnos como mexicanos”.
Karina, estudiante de Derecho, indicó: “Solamente recuerdo a Pancho Villa y que la revolución inició por una guerra”, y respecto a lo pensaba sobre el movimiento armado prefirió callar, “porque no sabía qué había pasado”.
Jessica, alumna de Sociología, respondió: “No recuerdo que pasó”, en tanto que América, del mismo programa académico, destacó: “La verdad, solamente tengo presente a las Adelitas por su manera de vestir, por traer puesta la falda con sus rebozos y pistolas, aunque debemos reconocerle al pueblo el valor que tuvo de levantarse en armas y que probablemente no volverá a suceder…