Jesús Alberto Rubio/
Edgar Omar Rueda Puente, profesor investigador adscrito al Departamento de Agricultura y Ganadería (DAG) de la Universidad de Sonora, fue designado el pasado día 15 del mes en curso como miembro del comité científico de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem).
Tras una rigurosa evaluación de su trayectoria profesional en la academia e investigación en ciencia y tecnología, Rueda Puente se incorporó al citado comité de ese organismo junto con otros doce académicos universitarios del país, correspondiéndole trabajar en los próximos dos años dentro del área de sanidad vegetal.
Su selección la realizaron integrantes del consejo consultivo científico y tecnológico del Cibiogem, luego de emitir una convocatoria pública junto con Conacyt, tal y como lo especifica la Ley de Ciencia y Tecnología y los instrumentos normativos que derivan de la Ley de Bioseguridad.
Funciones sustanciales
Edgar Omar Rueda Puente informó que entre las funciones a desarrollar destaca la formulación de protocolos de investigación, análisis y metodologías, además de dictámenes técnicos, señalando que ese organismo del poder ejecutivo federal para establecer y normar políticas relacionadas con esa área.
El objetivo, destacó, es coordinar las políticas de la administración pública federal relativas a la bioseguridad y a la producción, importación, exportación, movilización, propagación, liberación, consumo y, en general, uso y aprovechamiento de organismos genéticamente modificados, sus productos y subproductos.
La comisión, dijo, la conforman las máximas autoridades de los titulares de la Sagarpa, de la Semarnat, Salud, SEP, SHCP y el Conacyt, teniendo a su vez los comités científico, técnico y mixto.
Producción de alimentos
Rueda Puente afirmó sobre la importancia de la formulación de biofertilizantes basados en el uso de microorganismos a nivel de rizósfera (suelo alrededor de las raíces vegetales y en el cual éstas influyen directamente), donde se implementan técnicas biotecnológicas, principalmente la inserción de algunos genes de otros organismos.
Recordó que la demanda de la producción de alimentos se desarrolla desde el punto de vista convencional, orgánico y con el uso de ese tipo de herramientas biotecnológicas. Sin embargo, planteó que por los grandes volúmenes agroindustriales en México, principalmente semillas, éstas pueden ser puerta de entrada para muchos organismos que pueden afectar algunos de los cultivos agrícolas.
En el caso particular de Sonora, dijo que ya se tienen algunos cultivos donde se usan organismos genéticamente modificados, como la soya y algodón, y recordó que la biotecnología agrícola moderna permite desarrollar plantas que tengan resistencia a determinadas plagas, lo cual ayuda a que los agricultores puedan proteger sus cultivos del ataque de estos y así tener menos pérdidas en sus cosechas.
“Al hacer un uso más racional de insumos químicos (en este caso plaguicidas), no sólo están ahorrando en costos, sino teniendo un mejor rendimiento en la producción, cuidando el medio ambiente y haciendo de la agricultura una actividad ambientalmente más sostenible”, sostuvo.
En el DAG
Respecto al DAG, dijo que tienen muy claro difundir a estudiantes y académicos las políticas relacionadas con esos organismos genéticamente modificados. Además, concluyó, hizo saber que dentro de las principales líneas de investigación están la parasitología y la fitogenética, las cuales desarrollan trabajos relacionados en esa área.