Jesús Alberto Rubio/
Uno pensaría, como dicta la lógica, que nada tienen en común dos localidades separadas por 8,305 kilómetros, pero no es así, hay al menos un punto que hermana a la ciudad de Hermosillo, Sonora, con la de Linares, en Chile, dos importantes centros agroindustriales: la búsqueda del incremento de la eficiencia y el cuidado del agua mediante el intercambio de experiencias de los productores agrícolas.
Para alcanzar esas metas, las universidades de Sonora y la de Talca, en aquel país sudamericano, han emprendido un estudio cuyo objetivo es lograr que los agricultores reduzcan el uso de agua en los cultivos perennes y tratar de modificar la percepción de la sociedad sobre la agricultura, y como valor agregado, también trata de atender la huella hídrica y el secuestro del carbono en los cultivos, que es un problema que incrementa la contaminación por CO2, y trae como consecuencia el grave fenómeno del calentamiento global.
El clima de Linares es predominantemente templado mediterráneo cálido, y en el verano austral la temperatura más alta alcanza en promedio 29.8°C, la antípoda del verano hermosillense que, en promedio, alcanza 47.7°C. En su actividad agrícola destaca el cultivo de arroz, trigo, maíz, avena, remolacha, repollo, lechuga, acelga y frijol.
Lograr que el productor reduzca el uso de agua en los cultivos perennes y tratar de modificar la percepción de la sociedad sobre la agricultura, son dos de los propósitos del proyecto –en desarrollo desde el 2017– entre esta casa de estudios y la Universidad de Talca, cuyo nombre es Incremento de la eficiencia y cuidado del agua mediante experiencia conjunta entre comunidades de Sonora-México y Linares-Chile.
Julio César Rodríguez Casas, presidente del Cuerpo Académico Ciencia y Tecnología del Agua en el Departamento de Agricultura y Ganadería (DAG), destacó que ese esfuerzo de colaboración convocada por el Conacyt en el 2015-2016, también trata de atender la huella hídrica y el secuestro de carbono en los cultivos por ser un problema que incrementa la contaminación del CO2 que trae como consecuencia el grave fenómeno del calentamiento global.
Como líder del proyecto de investigación científica básica en esta casa de estudios y en el país, planteó que un gran objetivo es identificar, transferir tecnología y buenas prácticas desarrolladas en Chile y México para el cuidado y uso eficiente del agua, además de desarrollar sistemas de medición de demanda hídrica de cultivos como medio de adaptación ante escenarios de aridización por efecto del cambio climático.
Informó que en el 2015, al responderse a la convocatoria del Conacyt, pudieron formar la red de investigación de Sustentabilidad en Zonas Áridas con participación de las universidades de Sonora y las autónomas de Sinaloa y Baja California, así como el Instituto Tecnológico de Sonora, cuyos objetivos fueron medir y modelar la evapotranspiración en cultivos anuales y perennes, además de fortalecer sus vínculos y la formación de recursos humanos de posgrado.
La propuesta, indicó, tiene como líder por Chile a Samuel Ortega Farías, de aquella institución educativa, además de destacar que considera la formación de profesionales de posgrado con expertos en cuantificación de agua y carbono en los cultivos, con énfasis en los perennes, como son el nogal pecanero, uva de mesa y espárrago.
Por ello, dio a conocer que mientras en Chile se realizarán experimentos de manera simultánea en uva de mesa, avellano europeo y arándano, en la región de la Costa de Hermosillo se hará con vid, nogal y espárrago por ser los principales cultivos agrícolas de la región que mayor actividad económica generan y mayor mano de obra porque generalmente las cosechas son manuales.
Dijo que, por ejemplo, los resultados preliminares muestran que el nogal pecanero puede fijar hasta 10 toneladas de carbono por hectárea, valores superiores a vegetación natural en zonas áridas, pero con un mayor consumo de agua 1,500 a 2,000 mm de lámina de riego en huertas adultas. A la par, añadió, en uva de mesa se realizan experimentos similares y durante este otoño estudiantes del DAG, expondrán avances en el Congreso Internacional en Ciencias Agrícolas (Mexicali, 2018).
Informó que en el 2019 se iniciarán los experimentos en espárrago, donde Sonora y en especial Caborca son líderes en producción en México, cultivo que advirtió es considerado como el que más agua consume en la región y que por ello es importante cuantificar su uso consuntivo y buscar reducir su lámina de riego.
Incluso, adelantó que también contemplan visitas reciprocas de técnicos y productores chilenos y mexicano durante 2019 y 2020, cuyo objetivo es que los productores y sus técnicos conozcan las practicas realizadas en ambos países y así incrementar la eficiencia del recurso agua.
Secuestro de carbono
Mencionó que a través de ese esfuerzo se trata de atender tres de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas y la propuesta presentada en la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21), de 4×100 por Francia, como una acción en contra del incremento del CO2 atmosférico para mitigar el calentamiento global en el planeta.
Incluso, mencionó que también desde hace décadas se habla de la labranza de conservación mínima, la cual advirtió es otra actividad a impulsar con la idea de tener una agricultura más sustentable y menos contaminante desde el punto de vista de las recargas de los acuíferos, sobre todo aquellos utilizados al riego.
Rodríguez Casas sostuvo que como resultado de los granees objetivos del proyecto existe un importante interés de productores de abordar ambos tópicos (agua y carbono), con el fin de hacer una agricultura más sustentable mediante la reducción de la lámina de riego y secuestro de carbono en el suelo.
El profesor investigador recordó que la agricultura es responsable de aproximadamente 20% de emisiones de Gases Efecto Invernadero, entre los que destacan el metano, dióxido de carbono y óxido nitroso que son emitidos a la atmósfera, advirtiendo que los cultivos perennes tienen precisamente una importante capacidad de secuestrar carbono.
Uno pensaría, como dicta la lógica, que nada tienen en común dos localidades separadas por 8,305 kilómetros, pero no es así, hay al menos un punto que hermana a la ciudad de Hermosillo, Sonora, con la de Linares, en Chile, dos importantes centros agroindustriales: la búsqueda del incremento de la eficiencia y el cuidado del agua mediante el intercambio de experiencias de los productores agrícolas.
Para alcanzar esas metas, las universidades de Sonora y la de Talca, en aquel país sudamericano, han emprendido un estudio cuyo objetivo es lograr que los agricultores reduzcan el uso de agua en los cultivos perennes y tratar de modificar la percepción de la sociedad sobre la agricultura, y como valor agregado, también trata de atender la huella hídrica y el secuestro del carbono en los cultivos, que es un problema que incrementa la contaminación por CO2, y trae como consecuencia el grave fenómeno del calentamiento global.
El clima de Linares es predominantemente templado mediterráneo cálido, y en el verano austral la temperatura más alta alcanza en promedio 29.8°C, la antípoda del verano hermosillense que, en promedio, alcanza 47.7°C. En su actividad agrícola destaca el cultivo de arroz, trigo, maíz, avena, remolacha, repollo, lechuga, acelga y frijol.
Lograr que el productor reduzca el uso de agua en los cultivos perennes y tratar de modificar la percepción de la sociedad sobre la agricultura, son dos de los propósitos del proyecto –en desarrollo desde el 2017– entre esta casa de estudios y la Universidad de Talca, cuyo nombre es Incremento de la eficiencia y cuidado del agua mediante experiencia conjunta entre comunidades de Sonora-México y Linares-Chile.
Julio César Rodríguez Casas, presidente del Cuerpo Académico Ciencia y Tecnología del Agua en el Departamento de Agricultura y Ganadería (DAG), destacó que ese esfuerzo de colaboración convocada por el Conacyt en el 2015-2016, también trata de atender la huella hídrica y el secuestro de carbono en los cultivos por ser un problema que incrementa la contaminación del CO2 que trae como consecuencia el grave fenómeno del calentamiento global.
Como líder del proyecto de investigación científica básica en esta casa de estudios y en el país, planteó que un gran objetivo es identificar, transferir tecnología y buenas prácticas desarrolladas en Chile y México para el cuidado y uso eficiente del agua, además de desarrollar sistemas de medición de demanda hídrica de cultivos como medio de adaptación ante escenarios de aridización por efecto del cambio climático.
Informó que en el 2015, al responderse a la convocatoria del Conacyt, pudieron formar la red de investigación de Sustentabilidad en Zonas Áridas con participación de las universidades de Sonora y las autónomas de Sinaloa y Baja California, así como el Instituto Tecnológico de Sonora, cuyos objetivos fueron medir y modelar la evapotranspiración en cultivos anuales y perennes, además de fortalecer sus vínculos y la formación de recursos humanos de posgrado.
La propuesta, indicó, tiene como líder por Chile a Samuel Ortega Farías, de aquella institución educativa, además de destacar que considera la formación de profesionales de posgrado con expertos en cuantificación de agua y carbono en los cultivos, con énfasis en los perennes, como son el nogal pecanero, uva de mesa y espárrago.
Por ello, dio a conocer que mientras en Chile se realizarán experimentos de manera simultánea en uva de mesa, avellano europeo y arándano, en la región de la Costa de Hermosillo se hará con vid, nogal y espárrago por ser los principales cultivos agrícolas de la región que mayor actividad económica generan y mayor mano de obra porque generalmente las cosechas son manuales.
Dijo que, por ejemplo, los resultados preliminares muestran que el nogal pecanero puede fijar hasta 10 toneladas de carbono por hectárea, valores superiores a vegetación natural en zonas áridas, pero con un mayor consumo de agua 1,500 a 2,000 mm de lámina de riego en huertas adultas. A la par, añadió, en uva de mesa se realizan experimentos similares y durante este otoño estudiantes del DAG, expondrán avances en el Congreso Internacional en Ciencias Agrícolas (Mexicali, 2018).
Informó que en el 2019 se iniciarán los experimentos en espárrago, donde Sonora y en especial Caborca son líderes en producción en México, cultivo que advirtió es considerado como el que más agua consume en la región y que por ello es importante cuantificar su uso consuntivo y buscar reducir su lámina de riego.
Incluso, adelantó que también contemplan visitas reciprocas de técnicos y productores chilenos y mexicano durante 2019 y 2020, cuyo objetivo es que los productores y sus técnicos conozcan las practicas realizadas en ambos países y así incrementar la eficiencia del recurso agua.
Secuestro de carbono
Mencionó que a través de ese esfuerzo se trata de atender tres de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas y la propuesta presentada en la Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21), de 4×100 por Francia, como una acción en contra del incremento del CO2 atmosférico para mitigar el calentamiento global en el planeta.
Incluso, mencionó que también desde hace décadas se habla de la labranza de conservación mínima, la cual advirtió es otra actividad a impulsar con la idea de tener una agricultura más sustentable y menos contaminante desde el punto de vista de las recargas de los acuíferos, sobre todo aquellos utilizados al riego.
Rodríguez Casas sostuvo que como resultado de los granees objetivos del proyecto existe un importante interés de productores de abordar ambos tópicos (agua y carbono), con el fin de hacer una agricultura más sustentable mediante la reducción de la lámina de riego y secuestro de carbono en el suelo.
El profesor investigador recordó que la agricultura es responsable de aproximadamente 20% de emisiones de Gases Efecto Invernadero, entre los que destacan el metano, dióxido de carbono y óxido nitroso que son emitidos a la atmósfera, advirtiendo que los cultivos perennes tienen precisamente una importante capacidad de secuestrar carbono.